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9/4/08

Peru's Battle Over Subsoil Threatens Tribes

By Alvaro Vargas Llosa

http://www.redorbit.com/news/science/1541946/perus_battle_over_subsoil_threatens_tribes/

Little international attention has been paid to the recent conflict between the Peruvian government and thousands of indigenous people in the oil-rich Amazon region over President Alan Garcia's attempt to make it easier for tribal communities to sell their land. The issue contains lessons for the entire continent -- in which the tension between modernity and tradition is a recurring source of strife.

In May and June of this year, the Peruvian government passed two decrees that reduced the consent necessary for peasant communities, including tribes, to sell their land from a two-thirds majority vote to half of the participants in an open assembly. The norms, aimed at native communities all over the country, triggered a monumental rebellion in the Amazon jungle, an area rich in hydrocarbons that has largely been earmarked for oil and gas exploration and where about 300,000 indigenous people live in abject poverty.

Under pressure from nongovernmental organizations and leaders of indigenous movements, the Peruvian Congress repealed the decrees, but the government is trying to rescue part of its proposal through some form of negotiation.

The authorities argue that changing the protectionist laws would lead to a modernization of some of the poorest parts of the country through massive private investment. Critics argue that the natives would be easily manipulated by big companies whose energy projects would devastate the environment and the inhabitants of the rainforest.

The political confrontation has obfuscated the real problem, which is one concerning property rights as they affect the subsoil. As in other parts of Latin America, the Peruvian government has long claimed ownership of the subsoil. The implication is that, unlike in the United States, for instance, if a person, a family or a community holds a title over a piece of land, they do not own what is underneath it.

Those competing claims are a recipe for disaster. Every time a government wants to encourage economic development by inviting foreign and local mining or energy companies to invest in a project, the residents in or around the relevant area feel threatened. Since the only way for them to protest effectively is to rally behind the politicians and pressure groups that speak in their name, the residents, most often peasants, all too often flock behind people who are interested in their own socialist notions of development or their own careers.

The government's ownership of the subsoil is founded on centuries- old laws that, according to Enrique Ghersi, a Peruvian scholar who argues for the end of the state's ownership of the subsoil, have been grossly misinterpreted. Universal principles of ownership that go back to Roman law recognize that people who have a title to real estate extend their dominion below the surface.

In the case of the Peruvian conflict, another issue of principle is at stake. The norms that currently require a two-thirds majority vote for a community to sell the land are a collectivist imposition whose ancestral roots are extremely doubtful. While they do go back to colonial times, when under pressure from the Catholic Church the Spanish Crown sought to protect the native population from the private abuses of Iberian colonists, the legal arrangements were compounded in modern times by socialist experiments that impeded the development of native Peruvians.

The indigenous leaders who invoke "tradition" to keep the two- thirds majority vote are, of course, terrified of letting their own people choose freely. In that respect, Garcia is right to want to allow for more freedom of choice for the members of native communities. But because the government owns the subsoil, what should be a dispute between peasants wanting to exercise individual rights and community leaders standing in their way has become a fight for the survival of the indigenous people against a government willing to let Big Oil usurp their turf.

If the peasants owned the subsoil and its resources, one can only imagine the rebellion that would take place in many of the communities of the Andes and of the Amazon basin against the leaders of organizations such as the Inter-Ethnic Association for the Development of the Peruvian Forest, which have been at the forefront of the recent battle against the authorities. How would they tell a peasant sitting on billions of dollars worth of oil or gas, and willing to either sell, partner with or give a concession to a private investor, that "tradition" requires him to stay miserably poor?

Alvaro Vargas Llosa is the editor of "Lessons From the Poor" and the director of the Center on Global Prosperity at the Independent Institute. Distributed by The Washington Post Writers Group.

La "Taberna roja" de Enrique Falcón y el regreso de la poesía insurgente

Poemas contra la narcotización social


Salvador Peirats
Rebelión

"De los muchos caminos con que un hombre cuenta para escapar del apaciguamiento, estos son seguramente los tres más importantes: la incondicionalidad de la lucha, el rescate de los muertos y la distorsión de la lengua. En su dimensión política, son tres formas espléndidas de encarnar la resistencia, junto a los otros hombres y mujeres de su tiempo."

Sobre esas premisas se construyen los poemas de TABERNA ROJA, el último y recién publicado libro del poeta valenciano Enrique Falcón, sin duda uno de los máximos representantes de la actual poesía política en castellano. Si hace unos meses nos sorprendía con el volumen "Para un tiempo herido" (una antología de varios poemarios suyos publicados entre 1998 y 2008), Falcón da con este nuevo libro una nueva vuelta de tuerca a su proyecto de escritura, y a la espera todavía de que en breves meses se publique su monumental "Marcha de los 150.000.000", un poema de más de cinco mil versos de extensión que está considerado hito de una literatura dispuesta a resistir y no claudicar. "Taberna roja" continúa el propósito inicial del autor de elaborar una trilogía (ya arrancada con la publicación, en 2005, de "Amonal y otros poemas", y que estaría a punto de concluirse) ocupada en las "tres destrucciones de la conciencia contemporánea": la violencia política, la tranquilización social y el miedo.

Segunda parada en este formidable trayecto, "Taberna roja" está dedicada a otro gran poeta social contemporáneo, Antonio Orihuela (nacido –curiosamente– el mismo día que nacía Falcón), y se divide en cinco calculadas secciones por las que el lector se ve conducido a través de los signos actuales de un tiempo (el nuestro) marcado por "la tranquilización de las conciencias en el contexto de una fuerte injusticia social", tal como en diversas ocasiones ha denunciado el autor. Los poemas que se estructuran a lo largo de estas secciones (recitados y presentes anteriormente en numerosas asambleas, colectivos políticos, foros sociales y eventos públicos) parten de la convicción de que el actual control imperial del mundo opera, en términos de Toni Negri, mediante tres medios globales y absolutos: la bomba, el dinero y el éter. Y así, en la parte central de este libro, Falcón sitúa esa constatación mediante un símbolo fecundamente poderoso: la codeína (un alcaloide similar a la morfina que se encuentra de manera natural en el opio y que, en medicina, forma parte del grupo de los analgésicos narcóticos y posee propiedades sedantes suaves), todo un "signo de nuestra época" en la medida en que la señala como tiempo para el miedo, la desactivación de los conflictos y una formidable pacificación social que en determinados lugares de su obra ensayística el mismo Falcón había denomidado "codeinización".

A propósito de un libro anterior, el poeta Jorge Riechmann ya había dejado escrito que "cuanto más se generaliza un consenso, cualquier consenso, es cuando más falta hacen escritores, pintores, músicos y poetas que –como Enrique Falcón– digan la otra verdad". Esta modelización incómoda de la voz del poema, propia de la literatura del poeta valencano, se une en "Taberna roja" a una variada innovación técnica a la hora de montar estilísticamente sus poemas. No en vano, y en consonancia con las premisas que él mismo formula en el epílogo del libro (uno de los "manifiestos programáticos" más conocidos de este autor: "El amor, la ira"), Falcón parte de estrategias comunicativa especiales, que se multiplican en el recitado en directo, así como de esa modernidad literaria y política que puede rastrearse hasta las vanguardias históricas y hasta determinados caminos emprendidos por la lírica comprometida latinoamericana. Y en la sección inicial, que da título a la totalidad del libro, escribe: "(...) Y escarbo en las costillas de la bestia / besando lo imposible que habla en vuestra sangre: / soy el hombre que cuelga de un ombligo, / la cólera enterrada en los pozos del mundo. // Y os digo: // que la lumbre tronará por los espejos / que un caballo volteará por vuestra boca / que siempre las heridas / de todos estos hijos / saldrán casi estallando por un fundado cielo. // Sólo entonces / os he visto, / a los unos y a los otros, sangre terca unida ahora. // Desde entonces sea el hombre: // yo bramo en vuestro propio / cordón umbilical".

Poemas memorables como "Escribir después de Auschwitz", "Vientres de Madrid y de Bagdad" o "Receta para militares de alta graduación", que el lector encontrará en este libro, confirman esa voluntad de unión entre insumisión y belleza, entre protesta y dignidad humanas, que críticos literarios como el mexicano Eduardo Milán han señalado repetidamente para su poesía: "No hay lugar en la obra de Enrique Falcón para ningún hombre posible que no surja del reconocimiento de la realidad arrasada del ser humano actual (...) Un desafío y una dignificación de la poesía actual; no sólo un deseo, sino todo un acto de justicia".




Ref:

Enrique Falcón: TABERNA ROJA

(Ediciones Baile del Sol; Tenerife, 2008)

Poesía. 108 páginas.

ISBN: 978-84-96687-84-4

(Pedidos a: http://www.bailedelsol.org/)





Un poema de "Taberna roja":

HOJA DE CONQUISTAS
—a Diana Bellessi y Eliana Ortega

las mujeres enfermas que jugaron con burros

las que cavaron tumbas en las palmas de un trueno

las sólo voz dormidas en los centros solares

las hambrientas de todo

las preñadas con todo

las hijas del golpe y de los sueños mojados

las que fijan continentes que dejaron atrás

las niñas con pimienta en sus quince traiciones

las de pan-a-diez-céntimos sin cafetería

las del turno de visita con oficios de muerte

las madres eternas de los locutorios

las arrasadas, las caratapiadas, las comepromesas

las terribles solitas en las salas de baile

las clandestinadas pariendo futuros

las oficinistas que ahogaron sus príncipes

las acorraladas

las desamparadas, las sepultureras

las del polvo sobreimpuesto y el trago a deshora

las poquito conquistadas

las niñitas vestidas con mortajas azules

las que cosen el mundo por no reventarlo

las mujeres con uñas como mapas creciendo

las hembras cabello-de-lápida

(todavía más grandes que su propio despojo)

las corresquinadas, las titiriteras,

las que tierra se trajeron atada a los bolsillos

las nunca regresadas

las nunca visibles

las del nunca es tarde

las del vis-a-vis sin un plazo de espera

las reinas en los parques y en los sumideros

todas ellas las mujeres que me llegan con todos sus cansancios,

todas, en sigilo: las amantes

y mis camaradas.



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Enrique Falcón (Valencia, 1968) ha publicado hasta la fecha los libros de poesía El día que me llamé Pushkin (Ediciones del Ayuntamiento de Sevilla, 1992; Premio ‘Antonio Machado’ de Poesía), La marcha de 150.000.000: 'El Saqueo' (Rialp, Madrid, 1994: accésit Premio ‘Adonais’ de Poesía), La marcha de 150.000.000: 'El Saqueo' y 'Los Otros Pobladores' (Germania, Valencia, 1998; Premio ‘Ojo Crítico’ de Poesía), AUTT (Crecida, Huelva, 2002), 9 poemas (Universitat de Valencia, 2003), Amonal y otros poemas (Idea, Tenerife, 2005), El amor, la ira (Ediciones del 4 de Agosto, Logroño, 2006); Para un tiempo herido (Amargord, Madrid, 2008); y Taberna roja (Ediciones Baile del Sol, Tenerife, 2008). Están próximos a publicarse, en un solo volumen, los cantos definitivos del libro-poema La marcha de 150.000.000: 'El Saqueo', 'Los Otros Pobladores', 'Para los que aún viven', 'La caída de Dios' y 'Canción de E' (Eclipsados, Zaragoza, 2008). Hasta 1994 formó parte del equipo crítico «Alicia bajo Cero», responsable del libro Poesía y Poder (Ediciones Bajo Cero, Valencia, 1997), y fue el coordinador de los volúmenes No doblar las rodillas: siete proyectos críticos en la poesía española reciente (Universidad de Chile, Santiago de Chile, 2002), Once poetas críticos en la literatura española reciente (Baile del Sol, Tenerife, 2007) y Poesía y desorden (Contratiempos, Centro de Documentación Crítica, Madrid, 2007).

Más información en: http://marchade150000000.blogsome.com/

Neoliberalismo y cultura

Frei Betto
Adital

El neoliberalismo no sólo intenta destruir las instancias comunitarias creadas por la modernidad, como la familia, el sindicato, los movimientos sociales y el Estado democrático. Su proyecto de atomización de la sociedad reduce a la persona a la condición de individuo desconectado de la coyuntura sociopolíticoeconómica en la cual se inserta, y lo considera como mero consumidor. También se extiende, por tanto, a la esfera cultural.

Uno de los avances de la modernidad fue, con la llegada de la democracia, reconocer a la persona como sujeto político. Éste pasó a tener, además de deberes, derechos. Dotado de conciencia crítica, se libró de la condición de siervo ciego y dócil a las órdenes de su señor, consciente de que autoridad no es sinónimo de verdad, ni poder sinónimo de razón.

Ahora se busca quitarle a la persona su condición de sujeto. El prototipo de ciudadano liberal es el que se abstiene de cualquier pensamiento crítico y, sobre todo, de participar en instancias comunitarias. Y a esa cultura de abstención voluntaria contribuye de modo especial la televisión.

En sí misma la televisión es un poderoso instrumento de formación e información. Pero puede ser convertido fácilmente en mecanismo de deformación y desinformación, sobre todo si se engancha a la maquinaria publicitaria que rige el mercado. Así, la misma televisión se vuelve un producto para ser consumido y por tanto centrado en el aumento de los índices de audiencia.

Para ello se recurre a todo tipo de estrategias, con tal de los telespectadores se sientan atraídos por las imágenes. El problema es que la ventana electrónica está abierta hacia dentro del núcleo familiar. Es ahí donde ella descarga la profusión de imágenes y alcanza indistintamente a niños y adultos, sin el menor escrúpulo en lo referente al universo de valores de la familia.

Si la televisión transmitiese cultura -todo cuanto mejora nuestra conciencia y nuestro espíritu- sería el más poderoso vehículo de educación. Es verdad que no deja de hacerlo, pero la regla general no son los programas de densidad cultural sino el mero entretenimiento: distrae, divierte y, sobre todo, abre la caja de Pandora de nuestros deseos inconfesables. La imagen que "dice" lo que no nos atrevemos a pronunciar.

Al superar el diálogo entre padres e hijos e imponerse como interlocutora hegemónica dentro del núcleo familiar, la televisión altera las referencias simbólicas fundamentales del siquismo infantil. Es mediante el habla como una generación transmite a otra creencias, valores, nombres propios, megarrelatos, genealogías, ritos, relaciones sociales, etc. Transmite incluso la misma aptitud humana del uso de la palabra, a través del cual se teje nuestra subjetividad y nuestra identidad. Es esa interacción, propiciada por el diálogo oral, cara a cara, como nos educa las relaciones de alteridad, nos hace reconocer el yo delante del Otro, así como las múltiples conexiones que unen a uno con otro, tales como emociones, imágenes provocadas por gestos, expresiones faciales cargadas de sentimientos, etc.

El habla o el diálogo demarcan las referencias fundamentales a nuestro equilibrio síquico, como la identificación del tiempo (ahora) y del espacio (aquí), y de los límites de mi ser en relación a los demás. Si el habla se reduce a una catarata de imágenes que tratan de exacerbar los sentidos, las referencias simbólicas del niño corren peligro. El niño siente la dificultad de construir su universo simbólico, no adquiriendo sentidos de temporalidad e historicidad. Todo se reduce al "aquí y ahora", a la simultaneidad. La misma tecnología que reduce distancias en tiempo real -internet, teléfono celular, etc.- favorece una sensación de ubicuidad: "yo no estoy en ningún lugar porque estoy en todos".

Muchos profesores se quejan de que los alumnos ya no están tan atentos en las clases. Claro, el sueño de ellos sería poder cambiar al profesor de canal… Muchos niños y jóvenes muestran dificultad para expresarse porque no saben oír. Poseen un raciocinio confuso, en el que la lógica resbala frecuentemente en el aluvión de sentimientos contradictorios. Creen, sobre todo, que son inventores de la rueda y por tanto poco les interesa el patrimonio cultural de las generaciones anteriores (el financiero sí, sin duda).

De ese modo la cultura pierde refinamiento y profundidad, se confina a los simulacros de talk-show, donde cada uno opina según su reacción inmediata, sin reconocer la competencia del Otro. En el caso de la escuela, este Otro es el profesor, visto no sólo como despojado de autoridad sino, sobre todo, como quien abusa de su poder y no admite que los alumnos le traten de igual a igual… Ahora bien, ya que el profesor no "escucha", entonces sólo hay un medio de hacerle oír: la violencia. Pues fueron educados por la televisión, en la cual no se da el ejercicio de la argumentación paciente, de la construcción esclarecedora, del perfeccionamiento del sentido crítico. Es el incesante toma y daca, y casi siempre a base de coacción.

Por eso se cae en una educación calificada por Jean Claude Michéa de "disolución de la lógica". Se deja de distinguir entre lo principal de lo secundario, de percibir el texto en su contexto, de incluir lo particular en el telón de fondo de lo general, para acatar pasivamente las presiones de consumo que intentan transformar los valores éticos en meros valores pecuniarios, o sea todo es mercadotecnia, y es su precio el que le imprime, a quien lo posee, determinado valor social, aunque no tenga carácter.

Se prescinde del acto de pensar, reflexionar, criticar y especialmente de participar en el proyecto de transformar la realidad. Todo pasa a ser cuna cuestión de conveniencia, gusto personal, simpatía. También son considerados comerciables la biodiversidad, la defensa del medio ambiente, la responsabilidad social de las empresas, el genoma, los órganos extraídos a los niños, etc.

http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=34775

Matan en América Latina a 21 periodistas

Hernán Uribe y Ernesto Carmona
Rebelión

Con la muerte de seis periodistas desde mayo al mes de agosto aumenta a 21 la cifra de informadores asesinados en Latinoamérica pues en el primer cuatrimestre del 2008 vigente las víctimas fueron 15 en una decena de países según el trágico balance anterior a éste que difundió la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (CIAP) adscrita a la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) En el segundo cuatrimestre se registra además una apreciable cantidad de graves atentados en contra de los profesionales de la prensa.


La nómina de los últimos caídos es la siguiente:

ECUADOR

Raúl Rodríguez, tiroteado el 30/6/08 en Guayaquil, ciudad en la que trabajó durante 20 años en “Radio Sucre”.

GUATEMALA

Jorge Mérida, muerto por disparos el 8/5/08 en Coatepeque, lugar en que era corresponsal del diario “Prensa Libre”.

MEXICO

Candelario Pérez, balaceado el 28/6/08 en Ciudad Juárez con un fusil AK-47.

REPUBLICA DOMINICANA

Normando García, acribillado con diez balazos el 7/8/08. Se desempeñaba como camarógrafo en el programa “Detrás de las Noticias”

VENEZUELA

Pierre Fould Gerges, por disparos en 2/6/08, en Caracas. Fue subdirector del periódico “Reporte de la Economía”.

Javier García, apuñalado el 15/6/80. Fue reportero de Radio Caracas Televisión (RCTV) de la versión por cable.

Torturas y otros atentados

Tres periodistas del periódico “O Día”, de Rio de Janeiro, Brasil, fueron secuestrados y torturados el 14 de mayo/08 por un grupo para militar mafioso en la favela (población extramuros de gran pobreza) al tenor de una denuncia de esa publicación en junio pasado que mantuvo el silencio para no entorpecer las investigaciones del caso.

El equipo profesional compuesto por una periodista, un reportero gráfico y un asistente fueron víctimas de una banda criminal de las llamadas “milicias” que integran policías y delincuentes y que dicen actuar en contra del narcotráfico pero que en la práctica se han convertido en organizaciones mafiosas que al estilo gangsteril cobran por “protección”. “Las milicias son peores que los delincuentes. Ellos usan la estructura del Estado, la preparación policial, el uniforme y el nombre de la institución declaró José Mariano Beltrame, secretario provincial de Seguridad Pública.

Los nombres de los afectados se han mantenido en reserva, aunque se sabe que durante siete horas fueron sometidos a torturas que incluyeron golpes y descargas eléctricas, denunció “O Dia” “Fue un atentado contra la libertad de prensa y el gobierno colaborará con la justicia para que el hecho no quede impune” manifestó en su oportunidad el viceministro de Justicia Luiz Paulo Barreto. El cuatro de junio fue identificado como jefe de la milicia torturadora el inspector policial Odinei Fernando Da Silva quien se entregó a la justicia el 16 de junio.

Otro caso de bárbaras torturas fue denunciado en junio pasado cuando pudo ser liberado en Guantánamo- territorio cubano ocupado ilegalmente por Estados Unidos- el periodista Sami Mohieldin El Aj de la cadena informativa Al Jazira. Encarcelado durante siete años afirmo: “Me torturaron desde el primer día y de hecho la cojera que tendré de por vida fue de una caída en uno de los traslados en los que nos mantenían con los pies y manos atados y los ojos vendados. Una vez en Guantánamo, la situación empeoró: malos tratos, impedimento del sueño, cambio de celda cada dos horas, encierros en células heladas., iluminación constante y vejaciones sexuales”. El Aj denunció en Ginebra todas estas características de la “democracia” estadounidense ante el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, informó la agencia EFE.

En México, el 27/7/08 robaron en la sede de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) denunció la organización azteca CENCOS que condenó el hecho. Carolina Velásquez, coordinadora editorial de CIMAC dijo que las cerraduras fueron violadas y los asaltantes se llevaron computadoras, grabadoras y otros equipos de trabajo. El material sustraído contenía abundante información y textos de investigaciones. CIMAC funciona como agencia informativa con énfasis en la problemática femenina de México y otros países.

También en México, la Comisión Nacional de Derechos Humanos señaló en julio que en tanto se registra el asesinato de 41 periodistas entre 2000 y lo transcurrido de 2008, se incrementan las denuncias por violaciones a los derechos humanos de los informadores. En ese plano las acusaciones fueron 43 en 2005 y en 2007 aumentaron a 84.- “Para esta Comisión Nacional es alarmante la cantidad de ocasiones en que la autoridad actúa débilmente frente a su responsabilidad de investigar y de procurar justicia”, apunta un comunicado de la CNDH.

En Guatemala, la Asociación de Periodistas (APG) sostuvo en julio 30 que el gremio periodístico ha resultado afectado con la inseguridad ciudadana como el caso del periodista Edin R. Maaz cuya vivienda fue balaceada. Simultáneamente, los reporteros Oscar Perdomo y Danilo López recibieron amenazas de muerte.

En Chile, fue detenida y sometida a juicio la documentalista y cineasta Elena Varela. Apresada mientras filmaba un documental sobre el pueblo originario mapuche (araucanos es apelativo inventado por los españoles) y se le acusa de “actos terroristas”. El Colegio de Periodistas, la Asociación de Documentalistas de Chile y otras entidades solidarizaron con Varela, quien obtuvo libertad bajo fianza a mediados de agosto.

En Venezuela, se incrementó la campaña propagandística en contra del presidente Hugo Chávez a la que se ha caracterizado como terrorismo mediático. Con ocasión de la gira del Jefe de Estado por Rusia y otras naciones “lanzaron trece mentiras en los medios opositores” reveló el canciller Nicolás Maduro. En declaraciones para la Agencia Bolivariana de Noticias (ABN), el vicepresidente de la República, Ramón Carrizales acotó que “el poder mediático internacional se empeña en descalificar a Chávez” con la difusión de gruesas falsedades.


Hernán Uribe y Ernesto Carmona son, respectivamente, Presidente y Secretario Ejecutivo de CIAP

La pobreza es el verdadero escándalo

Amy Goodman
Democracy Now

Se suponía que el ex senador John Edwards iba a pronunciar un discurso en la Convención Nacional Demócrata en Denver. También se suponía que Elizabeth Edwards, su esposa, iba a hablar en la convención. La pobreza era su enfoque. Pero no están aquí porque John Edwards tuvo una relación extramatrimonial. ¿Será que ahora los demócratas se van a olvidar de la pobreza?

Chris Chafe era el asesor principal de la campaña de Edwards. Actualmente, es director ejecutivo de la coalición Cambio para Ganar, el grupo de sindicatos conocido por su temprano apoyo a Obama, que se separó de la AFL-CIO en 2005. Le pregunté a Chafe sobre la ausencia de Edwards y su mensaje en la convención.

“Extrañamos su presencia en la convención. Es una voz importante de nuestro partido. … Ciertamente es una pérdida … En los momentos de crisis, cuando sucede que se equivoca alguien que tiene un valor simbólico fuerte y un liderazgo importante, tenemos que mirar hacia adentro… tenemos que seguir adelante con todos los valores, las virtudes, las prioridades y el liderazgo que él le imprimió a la carrera electoral, tenemos que retomar estas cosas para la próxima etapa … mucho más allá de esta temporada electoral.”

La Coalición Cambio para Ganar apoya la sindicalización de los trabajadores de Wal-Mart. El mes pasado, el Wall Street Journal reveló que Wal-Mart advirtió a sus gerentes que una victoria de Barack Obama representaría un paso hacia la sindicalización. En las últimas semanas, miles de gerentes y jefes de departamento de tiendas Wal-Mart han sido citados a asistir a reuniones obligatorias en las que se habló sobre las desventajas de la sindicalización y donde se les comunicó que votar por Obama equivale a abrirles la puerta a los sindicatos. Chafe dijo: “La empresa ha convocado lo que consideramos que son reuniones a las que el personal está obligado a ir por encontrarse en el horario de trabajo, ese tiempo está pago, pero se los obliga a asistir a reuniones. … Esto significa ir más allá de la habitual rutina de intimidación. Ahora están tratando de negar los derechos de los trabajadores en las urnas, y eso es algo que sentíamos que no podíamos dejar pasar, y que teníamos que hacer saber a todo el mundo que esto está ocurriendo en el mayor empleador del país … No está permitido que un empleador le diga a sus empleados cómo se supone que deben votar. Es el derecho más sagrado de nuestra democracia”. Cambio para Ganar y otros grupos de trabajadores han presentado un reclamo ante la Comisión Federal Electoral, desafiando el accionar de Wal-Mart.

Durante las primarias, en los estados en disputa con mayoría de obreros, Obama eficazmente señaló que Hillary Clinton formó parte de la Junta Directiva de Wal-Mart durante seis años, insinuando con esto que tuvo una postura contraria a los trabajadores y los sindicatos. Sin embargo, poco después de que ella se retiró de la carrera electoral, la campaña de Obama designó a Jason Furman como su principal asesor en política económica. Furman irritó a los sindicalistas cuando escribió que los precios bajos de Wal-Mart compensan los efectos negativos de los bajos salarios que paga a sus trabajadores. Sobre esa designación, Chafe dijo, “Nos reunimos en privado con [Obama] para tratar el tema, y nos hemos reunido en privado con Jason. El senador incorporó a Jason al equipo para que supervise las decisiones estratégicas que se toman a diario sobre el mensaje contrastante con [John] McCain … Lo dijimos claramente, como también lo dijo el senador, que, de hecho, había ciertas diferencias de puntos de vista entre él y Jason en relación con varios temas. Creemos que Barack Obama se mantuvo firme y claro con respecto a nuestra agenda y la agenda de los trabajadores [de Wal-Mart]”.

En relación con el tema de que los bajos precios compensan los bajos salarios, Chafe respondió molesto: “Eso es una tontería absoluta … Wal-Mart obtiene aprobación por sus grandes descuentos, pero esos descuentos se convierten en pobreza; pobreza de los trabajadores de todo el mundo que producen sus mercaderías; pobreza de la gente que está tratando de ganarse la vida y trabaja en sus tiendas representando a la empresa, muchos de los cuales, probablemente, tienen que tener múltiples empleos para poder mantener a sus familias. … Lo puedes llamar como quieras, ellos encuentran todas las formas posibles para recortar gastos y excluir a los trabajadores de sus futuros éxitos.”

La Oficina de Censos de Estados Unidos publicó un informe sobre la pobreza el 26 de agosto. Más de 37 millones de personas viven bajo la línea de pobreza en Estados Unidos. Con Edwards aislado y fuera del debate y los economistas partidarios del libre comercio asesorando la campaña de Obama, la pregunta sigue siendo: ¿Qué pasa con la pobreza?

El discurso de aceptación de la candidatura de Obama llega en el momento en que se cumple el 45 aniversario del discurso en el que el Dr. Martin Luther King Jr. pronunció la frase “I have a dream” (Tengo un sueño). En su discurso, King relacionó pobreza con justicia: “Nos rehusamos a creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso, hemos venido a cobrar este cheque, un cheque que nos dará las riquezas de la libertad y la seguridad de la justicia. Nos hemos convocado en este lugar sagrado para recordarle a Estados Unidos la urgencia feroz del momento actual … Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de la democracia.”

Denis Moynihan colaboró con esta columna.

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Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now! www.democracynow.org, noticiero internacional diario emitido en más de 700 emisoras de radio y TV en Estados Unidos y el mundo.

© 2008 Amy Goodman

Texto Inglés traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

La policía arresta a casi 300 manifestantes en protestas por la Convención Nacional Republicana

Democracy Now

La Convención Nacional Republicana comenzó en St. Paul el lunes, y miles de manifestantes en contra de la guerra salieron a las calles. La policía municipal arrestó a casi 300 manifestantes y a varios periodistas que estaban cubriendo la protesta. Amy Goodman fue arrestada junto a dos productores de Democracy Now, Sharif Abdel Kouddous y Nicole Salazar. También fueron arrestados el fotógrafo de Associated Press Matt Rourke y dos cineastas de Pepperspray Productions, Lambert Rochfort y Joseph Lasac. Oficiales en uniformes antidisturbios dispararon balas de goma, gas lacrimógeno, gas de pimienta e incluso granadas ofensivas contra los manifestantes. Gina Berglund, del Gremio Nacional de Abogados, dijo que las medidas de la policía fueron “totalmente desmesuradas”.

Mientras que la mayoría de los manifestantes participaron en un acto contra la guerra que estaba autorizado, algunos activistas llevaron a cabo marchas en las que se los podía ver rompiendo ventanas del First National Bank, Macy’s y otros edificios. También rompieron una ventana del edificio que alberga la cadena Saint Paul Neighborhood Network, desde donde Democracy Now está trasmitiendo esta semana. Algunos activistas también colocaron barricadas improvisadas en las calles e intentaron impedir que los autobuses que trasladaban a los delegados llegaran a la convención. A última hora de la tarde 150 soldados de la Guardia Nacional de Minnesota fueron desplegados en St. Paul para ayudar a la policía a controlar la ciudad. En la marcha en contra de la guerra, los manifestantes exigieron que todos los soldados estadounidenses se retiren de Irak.

Sarah Palin fue vinculada con el grupo 527 del senador Stevens
Mientras tanto, una serie de revelaciones sobre Sarah Palin, la compañera de fórmula de McCain, ha despertado interrogantes sobre qué tan bien el equipo de campaña de este último se ocupó de investigar a la gobernadora de Alaska. El periódico Washington Post reveló que Palin dirigió un grupo 527 para el senador republicano Ted Stevens destinado a recaudar fondos ilimitados entre empresas donantes.

Stevens fue acusado recientemente de cargos de corrupción. Palin se desempeñó como directora del grupo 527 de Stevens de 2003 a 2005. También se anunció la contratación de un abogado particular para que representara a Palin en una investigación estatal sobre su decisión de despedir al comisario de seguridad pública del Estado. El lunes, Palin reveló que su hija soltera de 17 años estaba embarazada de cinco meses. Los asesores de McCain dijeron que el anuncio sobre el embarazo de Bristol, la hija de Palin, tuvo como finalidad rebatir los rumores que circulan en Internet respecto a que el hijo más pequeño de Palin, nacido en abril, sería en realidad de su hija.
Tanto McCain como Palin se han opuesto al financiamiento de programas de educación sexual en las escuelas. En 2006, McCain votó en contra de la propuesta de un senador demócrata de enviar a las comunidades 100 millones de dólares destinados a programas de prevención del embarazo adolescente que incluirían educación sexual sobre anticonceptivos.

Cindy McCain y Laura Bush hablan en la Convención Nacional Republicana

Dentro del estadio Xcel Energy Center, los republicanos llevaron a cabo una breve jornada de apertura de su convención nacional debido al Huracán Gustav. La esposa de John McCain, Cindy, y la Primera Dama, Laura Bush, exhortaron a los donantes privados a que aporten dinero para los esfuerzos de ayuda a las víctimas del huracán en la Costa del Golfo.

En la convención, los delegados republicanos adoptaron un nuevo programa de su partido que evitó en gran medida mencionar la guerra de Irak. El nuevo programa establece lo siguiente: “Llevar a cabo una guerra –y lograr la paz- es algo que no debería ser tratado en detalle en el programa de un partido. En lo que refiere a afrontar los actuales conflictos o las crisis futuras, nuestro presidente debe tener todas las opciones abiertas”.

Veinticinco verdades sobre las elecciones en el país que tanto predica la "democracia"

Jean Guy Allard
Kaos en la Red

Estados Unidos, el país que tanto pretende imponer su versión de la democracia en cada rincón del mundo, posee uno de los sistemas electorales más complejos, incomprensibles e incongruentes del planeta. Aquí se exponen 25 de las muchísimas verdades que pudieran enumerarse acerca de las elecciones presidenciales de esa nación.
1.- Al contrario de la mayoría de los países donde el ciudadano es inscrito en listas electorales a través de un proceso asumido por el Estado o se encuentra empadronado automáticamente por ser ciudadano, para tener derecho a votar el ciudadano norteamericano debe empadronarse por sus propios medios, realizando trámites que varían según su lugar de residencia, a veces por intermedio de activistas de algún partido.

2.- Lo que en otros países sería considerado como una flagrante violación de la confidencialidad del voto, se sugiere al ciudadano declarar su preferencia electoral entre el Partido Republicano y el Partido Demócrata. Esa información, si es expresada, quedará luego accesible públicamente y se usará incluso para la definición de las circunscripciones.

3.- Más de cuatro millones de norteamericanos no pueden votar por estar presos, bajo libertad vigilada o, simplemente, por tener un antecedente penal de un delito mayor. Algunos estados prohíben votar de por vida a los ex penitenciarios.

4.- En cada elección, miles de votantes, aunque formalmente inscritos, son luego excluidos de las listas electorales, mediante una serie de trucos como el "caging" que permite eliminar a un elector si no contesta a una solicitud hecha por correo a su dirección. Entre las víctimas se encuentran los soldados estacionados en el extranjero.

5.- En las elecciones del 2000, en la Florida, Jeb Bush contrató a una empresa llamada Database, para que "depurara" las listas electorales: decenas de miles de electores empadronados en ese Estado fueron eliminados de los padrones. Respetables ciudadanos no pudieron sufragar porque sus apellidos eran fonética o gráficamente parecidos a los de personas con antecedentes de delitos mayores.

6.- La gran mayoría de las víctimas de tales procesos de exclusión son negros, latinos o miembros de minorías raciales, un sector de la población más propenso a votar por los demócratas. Un ejemplo: en la Florida, más del 30% de los hombres negros no pueden votar por tener antecedentes penales. Sin embargo, el Washington Post calculó en más de seis millones, en todo el país, la cantidad de personas contabilizadas más de una vez.

7.- De acuerdo a las quejas expresadas al terminarse el escrutinio del 2004, las irregularidades el día de votación son innumerables: además de la supresión deliberada del voto en zonas cuyos electores apoyan a los demócratas, de las urnas electrónicas que cambian el voto, de la anulación arbitraria de sufragios, el cómputo del voto es deliberadamente manipulado en numerosos distritos. El voto por correo es constantemente objeto de fraude. En el condado miamense de Broward, en el 2002, se determinó que 104 000 votos fueron omitidos por las máquinas y hasta 55 000 boletas perdidas en el correo.

8.- Caso único en el mundo, cada estado o municipio determina el método de votación: papel con lápiz, cartón con bolígrafo, tarjeta perforada, aunque cada vez más se favorece el voto computarizado, manejado por empresas dominadas por intereses republicanos. Los sistemas de votación dependen de cada estado y, dentro de éste, de cada condado.

9.- El controvertido uso de puestos de votación electrónicos que no emite recibos al votante, resultados de voto obviamente sin relación con la clientela electoral, fallos técnicos y demás desviaciones de resultados son constantemente (e inútilmente) objetos de denuncias, en cada escrutinio, en el territorio entero. En el 2002, en la Florida, un sistema electrónico de votación registró una tasa de participación de 900% en un sector de voto.

10.- Cerca del 50% de los ciudadanos habilitados para votar no votan, y de una elección a la otra, la tendencia a la abstención es galopante. Según un sondeo de la Universidad de Harvard y del diario The Wahington Post, uno de cada cuatro ciudadanos con derecho a voto dice estar disgustado con la política electoral.

11.- El ciudadano norteamericano no vota por su candidato preferido sino a favor de un partido que designará Grandes Electores cuyo Colegio Electoral luego elegirá al presidente, sin obligación alguna de respetar el deseo del elector o a dar la presidencia al candidato con más votos. En el 2000, Al Gore tuvo la mayoría de los votos y George Bush recibió la Casa Blanca por el número de votos en el Colegio Electoral. En el 2004, la victoria republicana en Ohio fue también atribuida al fraude en la recopilación de los votos.

12.- Cada estado tiene un número de votos electorales según su población más los senadores con que cuenta, más el número de representantes a la Cámara Baja. ¿Entendió? ¿No? Normal, la mayoría de los norteamericanos tampoco. En virtud de esta regla, California tiene 55 Grandes Electores, siete Estados solo tienen tres. El régimen constitucional concede igual número de senadores a cada Estado, por despoblado que sea, con el resultado de que los estados pequeños tienen una representación desproporcionada en el Colegio Electoral.

13.- Casi nadie conoce a los Grandes Electores, personajes designados por los propios candidatos —parece que a nadie tampoco le importa su identidad.

14.- La fórmula "winner take all" (el ganador se lleva todo) es aplicada a los resultados del escrutinio en 48 Estados: el partido que más votos recoge en un Estado adquiere todos los Grandes Electores de este Estado. Esta regla garantiza a uno de los dos grandes partidos la victoria absoluta en cada estado y hace virtualmente imposible el acceso a un tercer partido al poder. Resulta que este sistema anula el voto de la mayoría de los votantes. Un candidato sólo tiene que recibir más votos que cualquier otro para llevarse todo el estado; los demás efectivamente no cuentan. Sólo dos estados (Maine y Nebraska) usan el sistema proporcional.

15.- El diseño y el rediseño de las circunscripciones se hace periódicamente en función de los intereses de los elegidos, según la ubicación de su clientela electoral, de tal forma que la gran mayoría de los representantes a la Cámara Baja son reelegidos sistemáticamente.

16.- Las contribuciones electorales son la base de la sobrevivencia política de los congresistas y de los partidos. Proceden en su gran mayoría de las grandes corporaciones que garantizan así la disponibilidad absoluta de los políticos hacia sus intereses. Las contribuciones de empresas a través de llamados Comités de Acción Política o manejados por miles de lobbyistas, alcanzan sumas multimillonarias. Aunque algunas leyes pretenden limitar el valor de las donaciones individuales, es conocido que grandes contribuciones se realizan de todas formas a través del uso de distintas identidades de supuestos donantes.

17.- En quince estados las elecciones son regidas por un Secretario de Estado, nombrado por el Gobernador. En el 2004, en la Florida y en Ohio, los secretarios de Estado fueron a la vez copresidentes de las campañas de Bush en su área.

18.- En las elecciones del 2004, miles de votantes demócratas fueron recusados por el Partido Republicano objetando, sin motivo real, su derecho a votar. Esta técnica es utilizada por todos los partidos. Fiscales federales fueron despedidos por negarse a contribuir a este esquema fraudulento.

19.- Las presidenciales tienen lugar siempre un martes cuando la mayoría de los electores están en el trabajo. A pesar de las leyes, no se les permite a numerosos trabajadores ausentarse de su centro de trabajo ese día. Los horarios de apertura de los puntos de votación no dejan tiempo a mucha gente para llegar a su circunscripción a ejercer el voto.

20.- A menudo se provocan, a propósito, largas colas en determinados puestos de votación, con la consecuente espera, lo que impide a muchos ciudadanos expresar su voto. En el 2004, el promedio de espera fue de 12 minutos en los barrios blancos y de 58 en los barrios negros.

21.- Para ser reconocido nacionalmente para las presidenciales, un tercer partido tendría que reunir 73 000 firmas en Oklahoma; 165 000 en California; más de 100 000 en Carolina del Norte y en Florida, según las exigencias diferentes de cada Estado. El total para el país entero sería de más de un millón.

22.- Reglamentaciones locales impiden o restringen, en varios lugares, a candidatos de tercer partidos manifestarse en lugares públicos. La policía se encarga de aplicar rigurosamente las voluntades de los funcionarios y de los politiqueros locales. El Partido Demócrata gasta millones en abogados para impedir, mediante demandas de hostigamiento, que terceros candidatos logren estar en la balota de cada estado. Los dos partidos y los medios de comunicación no permiten que terceros candidatos participen en ningún debate, excluyendo hasta candidatos de sus propios partidos que se hayan desviado de la línea de su monopolio político.

23.- Los medios de comunicación, que viven de la publicidad comercial de los grandes consorcios y que se benefician de las campañas millonarias de los grandes partidos, ignoran sistemáticamente a los candidatos de los terceros partidos.

24.- Los candidatos a la presidencia de los grandes partidos concentran su campaña en una docena de Estados ("swing states"), los únicos cuya votación no es totalmente predecible y cuyo peso en términos de Grandes Electorales puede afectar el resultado final.

25.- Según sondeos, una gran mayoría de los electores desean elegir al presidente en sufragio universal. De manera evidente, a pocos políticos les conviene cambiar un sistema que les asegura, en muchos casos, reelecciones casi automáticas.

¿Hay esperanza de que los norteamericanos, algún día, tengan un sistema electoral que respete las normas universalmente reconocidas de voto?

Tan antidemocrático resulta el actual proceso regido por el obsoleto sistema de los Grandes Electores que la Corte Suprema de Florida no se molestó al subrayar que "el ciudadano individual no tiene derecho federal constitucional a votar por electores del Presidente de los Estados Unidos", al ser su voto un "privilegio" otorgado por el Estado y no reconocido por la constitución.

La lentitud del débil proceso de reforma del sistema electoral, cuyas reglas fundamentales fueron establecidas en 1787, la corrupción generalizada a través de las contribuciones millonarias a los fondos de campaña y la enajenación político-cultural hacen descartar toda esperanza de una elección presidencial realmente democrática en un futuro previsible.

Blackfeet member utilizes old technology

BROWNING

http://www.greatfallstribune.com/apps/pbcs.dll/article?AID=/20080902/NEWS01/809020308/1002

— When a Blackfeet tribal elder presented her family with a gift 10 years ago, Latrice Tatsey didn't see it as much more than a stick.

But for the past 20 months, Tatsey has used the striped calendar stick as a link to her past and a key tool in her future research.

It wasn't until her father, Terry Tatsey, gave a presentation to her college class about how the stick was used thousands of years ago to unite bands of the Blackfeet for tribal ceremonies and how similar the ancient system is to our modern calendar that she became interested.

An inch shy of 4-feet long, the calendar stick is a tool used to mark the days, months and years. Using shadows, it indicates the time and season, while a feather waves with the wind.

A stripe of red tops the stick, illustrating the Blackfeet Tribe's creation story. From there, 30 black stripes alternate with 29 yellow ones, which are used to mark the days.

Latrice Tatsey learned that the traditional Blackfeet calendar is based on days between full moons, so the months are shorter and the year lasts 360 days.

The calendar stick also has four small lines to record quarter days once a year, a slightly different way of working out leap year.

Perhaps more logically than the traditional Roman calendar, the Blackfeet calendar begins in the spring, not Jan. 1.

"There are a lot of similarities, but there are also a lot of differences," Tatsey said.

Each band of Blackfeet had a person responsible for knowing how to use the calendar stick. The stick helped coordinate the tribe's bands, which came together for ceremonies and celebrations.

In January 2007, Tatsey was hired as a research intern looking at alternative energy.

A junior majoring in natural resources at Blackfeet Community College, she began using her family's calendar stick to measure shadow lengths and wind direction every Tuesday at 2 p.m., or 1 p.m., depending on daylight saving time.

All of her data was recorded based on the Blackfeet calendar.

The National Science Foundation was so interested in her use of traditional tools to study modern science that officials asked her to be one of four presenters at their national meeting last month in Washington, D.C.

Being asked to share her research with top scientists was an honor, but Tatsey said she considers other audiences far more important.

This summer, she also shared her studies with teachers at Montana State University and the University of Montana, and she gave presentations to third-graders on the Blackfeet Reservation, a tradition she plans to continue this school year.

As part of the presentation, the young students make their own calendar sticks to use throughout the year.

"It's really important to me that the younger generation picks up this tradition," Tatsey said. "If this knowledge isn't transferred down to the younger generation, it will be lost."

The calendar stick also encourages students to study science at an earlier age, she said.

"What's best to me is they are learning about this, but they're also learning about science," Tatsey said. "They'll already have research experience at a young age, before they get into middle school."

High tech tribute
FAIRFIELD — Many of Army Sgt. Jimmy McHale's fellow soldiers weren't able to fly to Fairfield for his funeral in early August, but they now have a place to pay their respect — no matter where they are stationed.

The Fairfield Sun Times has created a Web page to honor the Fairfield High graduate who died during his second tour of duty in Iraq after a roadside bomb struck his Humvee.

Sun Times Publisher Darryl L. Flowers said the idea was to give McHale's family, friends and fellow soldiers a place to celebrate his life and honor his sacrifice.

The Web site has dozens of photos, stories, editorials and letters from soldiers that have appeared in the paper.

Visit the site online at www.fairfieldsuntimes.com.

Suprema Corte considera constitucional a la ley de aborto de México DF

Púlsar

La Suprema Corte de Justicia de México determinó este jueves la constitucionalidad de la ley de aborto vigente en México DF desde abril de 2007. Respondió así a una acción presentada por uno de sus ministros, Sergio Aguirre.

Fueron 8 votos contra 3 los que consideraron infundada la acción de inconstitucionalidad contra las reformas realizadas a la Ley de Salud y al Código Penal de la ciudad de México en abril del 2007.
Estas reformas determinaron la despenalización del aborto en esta ciudad dentro de las primeras 12 semanas de gestación.

La corte emitió un dictamen donde señala que la Constitución y los tratados internacionales suscritos por México no contemplan el llamado "derecho a la vida desde el momento de la concepción".

El presidente del supremo tribunal, Guillermo Ortiz Mayagoitia, expresó que esta declaración representa "un antes y un después" por las consecuencias jurídicas y sociales que supone.

De este modo, las autoridades del DF mexicano están obligadas a garantizar gratuidad y sanidad en la interrupción legal del embarazo durante el periodo señalado.

Tyronegate and Trusteeship

Can SEIU Members Exorcize the Purple Shades of Jackie Presser?

By STEVE EARLY and CAL WINSLOW

http://www.counterpunch.com/early09032008.html

Thousands of SEIU members are expected in San Jose this Saturday, September 6, to protest spreading corruption and Andy Stern’s latest grab for control over SEIU’s third largest local (which has helped blow the whistle on scandalous behavior elsewhere in the union).

The rally is being organized by United Healthcare Workers (UHW) and allied dissidents in SEIU Member Activists for Reform Today (SMART). Both are reacting to their national president’s scheduling of a September 22-23 hearing to remove the elected officers of 150,000-member UHW, including its leader Sal Rosselli, and replace them with Stern appointees from Washington, D.C.

An SEIU activist for 25-years and now the union’s top reformer, Rosselli describes Stern’s latest move as “an act of desperation and retaliation,” designed to divert attention from serious problems in other locals.

Stern picked a bad time for his latest UHW take-over bid. His own skills as a union CEO and talent scout are now in question. In August alone, three close followers, all just appointed or promoted to big-paying jobs in key locals or at SEIU headquarters, have been forced to step down due to mishandled funds. Among those being investigated are Tyrone Freeman from Los Angeles, president of SEIU’s second- largest local union; Annelle Grajeda, chair of its California state council; and Rickman Jackson, a Michigan local leader involved in the widely-condemned disruption of the Labor Notes conference in Michigan last April by four bus-loads of SEIU staffers and stewards. (See “Purple Punch-Out in Dearborn,” CounterPunch, April 15, 2008.)

Thanks to Stern’s personal patronage all serve on the Executive Board of the 2 million-member union. At SEIU’s riot cop-protected convention in Puerto Rico (See “San Juan Showdown,” CounterPunch, June 3, 2008), Freeman, Jackson, and Grajeda were among the 60-odd staffers and local officials hand-picked by Stern in June to be part of his administration slate. All were then chosen, in rubber-stamp fashion, by the assembled delegates. Less than three months later, Freeman, who controlled Local 6434 while serving as an SEIU Vice-President, is now the subject of a criminal investigation of racketeering and embezzlement and a related Congressional inquiry by Rep. George Miller (D-CA), chairman of the House Education and Labor Committee.

As Paul Pringle of the Los Angeles Times has reported in a stunning investigative series, the U.S. Department of Labor is probing “payments of hundreds of thousands of dollars by the union and a related charity to firms owned by relatives of Freeman and expenditures of similar sums on a golf tournament, restaurants such as Morton’s steakhouse, and entertainment companies.” (Associated Press estimates the total amount misspent to be $1 million.) Freeman is a 38-year old former SEIU staffer from Georgia, whose 160,000 members in California earn $9 an hour as home care workers. He initially responded to The Times’ revelations in memorable fashion. “Every expenditure has been in the context of fighting poverty,” he told Pringle, a struggle that apparently includes even his $10,000 tab at the Grand Havana Room, a Beverly Hills cigar bar known for its Hollywood clientele. Within a week of that interview, Freeman took leave of his job “for the duration of the investigation” but is still collecting his $213,000 salary (quite a bulwark against poverty), while a Stern-installed trustee runs the local.

Going down in Freeman’s wake was Rickman Jackson, his former chief of staff at Local 6434, who is now on “voluntary leave” as well. Jackson moved from California to Detroit three years ago, becoming president of 50,000-member SEIU Healthcare Michigan last August. (That local’s many low-income members include home care workers like David Smith, who collapsed and died after the dust-up at Labor Notes in April, an event he was bussed to, under Jackson’s direction, for the alleged purpose of protesting “union-busting.”)

Jackson has run afoul of records showing that, despite his move to Michigan and Stern-backed political ascendancy in a new local there, he continued to collect $178,000 in salary and benefits from his alma mater in LA. (Plus, Pringle reports, he got another “$18,000 from SEIU national headquarters for consulting work.”) There’s also the little matter of Jackson’s home address in California being listed as the site of a Freeman-run “Long Term Care Housing Corporation” that’s now being investigated too; that entity, according to Pringle, “was founded in 2004 as a non-profit but was not granted an IRS tax exemption and had been suspended at one time from doing business in California for failing to file tax returns.”

Last but not least, over Labor Day weekend, Pringle reported a third investigation-related “voluntary leave.” With Stern’s backing, Annelle Grajeda became head of SEIU’s California State Council earlier this year after Rosselli was forced out of that position. She now has stepped down from the Council and two other union jobs over accusations that she permitted double- (or triple?)-dipping by her ex-boyfriend. Grajeda is a former local union staff director, who has never been directly elected by the rank-and-file to any SEIU office. Yet her loyalty to Stern was rewarded in San Juan just three months ago, in the form of new $200,000 a year paycheck as one of six SEIU international Executive Vice-Presidents. Her ex-boyfriend, Alejandro Stephens, is accused of remaining on the payroll of Los Angeles County, while collecting “tens of thousands of dollars” from various SEIU entities, including the state council headed by Grajeda, Grajeda’s own 75,000-member local, and the international union.

SEIU is now trying to recover some of the money paid to Stephens, in belated response to a formal complaint filed by SMART member Arturo Diaz, who is also a county worker. Diaz called the multiple pay-outs a “betrayal of the public trust and malfeasance.” He and other members of Local 721 want to know what role Grajeda might have played in enriching Stephens. Says Diaz: “I think he’s totally taken advantage of the membership.”

When CounterPunch last visited the embattled members of UHW in late March, they were rallying, by the hundreds, in their Oakland union hall and calling for Stern’s ouster. At that time, the SEIU President had just sent his first letter to UHW laying the groundwork for removal of its elected leaders on bogus charges. However, that politically-motivated missive was quickly followed by the PR fiasco of SEIU’s failed invasion of the Labor Notes conference in Michigan, where SEIU rival Rose Ann DeMoro from the California Nurses Association was scheduled to speak. And, then on May Day, the always image-conscious Stern opened his New York Times to find a highly unusual “letter of concern” addressed to him from 100 labor-oriented intellectuals around the country, including Frances Fox-Piven, Adolph Reed, Robin D. G. Kelley, Noam Chomsky, Howard Zinn, and Mike Davis. This half-page ad warned that “putting UHW under trusteeship would send a very troubling message and be viewed, by many, as a sign that internal democracy is not valued or tolerated within SEIU.”

But the powerful (and always persistent) SEIU president was not deterred for long. Stern quickly moved to Plan B, which called for dismemberment of UHW. If SEIU had to tolerate a dissident like Rosselli for awhile longer his local was at least going to be much smaller. (And, despite the International union’s on-going campaign of legal harassment and disruption, UHW has continued to grow through new organizing.) So, at the San Juan convention in June, Stern rammed through a “jurisdictional change” paving the way for 60,000 home care and nursing home employees to be moved from UHW to Tyrone Freeman’s local.

Very few UHW long-term care union activists —overwhelmingly women of color--have ever been fans of Tyrone. He’s viewed as a glib con artist and weak negotiator, far less aggressive than Rosselli in upholding SEIU contract standards. In balloting conducted by UHW last winter, the affected members voted by a large margin to stay put. But, this being SEIU, what the members wanted didn’t matter in Washington. Stern went right ahead with a two-day “jurisdictional hearing” held, in mid-July, in Manhattan Beach, California. There, more than 5,000 UHW members laid siege to the hotel where the hearing was held, protesting any decision by the Stern-appointed hearing officer that would tear their local apart and, according to UHW, “doom healthcare workers in California to years of substandard contracts and a weakened voice in patient care.”

Internal foes of dismemberment were backed by outsiders who share that UHW concern. Both fear that Stern wants to revive an industry-wide “organizing rights” deal with nursing home operators that compromised SEIU’s ability to engage in patient advocacy, while, at the same time, didn’t deliver promised improvements in pay, benefits, and workloads for union members. In a July 9 open letter, UC-San Francisco sociologist and nursing professor Charlene Harringon, a top researcher on nursing home financing , applauded a different kind of contract, negotiated recently by UHW with Mariner Health Care facilities in northern California. That agreement, she contends, “empowers caregivers to stand up for their residents” and “shows there is a better path to improve nursing home quality.” According to Harrington, SEIU’s attempt to push UHW out of long-term care lobbying and bargaining “may have serious negative consequences for nursing home residents and quality care.”

By mid-August,thanks to Tyronegate, Stern's attempted downsizing of UHW was looking pretty indefensible (although all parties are still awaiting a decision from former UAW lawyer Leonard Page, a friend of SEIU General Counsel Judy Scott, who conducted the controversial hearing in Manhattan Beach.) How could anyone now justify the transfer of so many UHW members, against their wishes, to a local they didn’t want to be in even before it was exposed as corrupt and had to be put under trusteeship?

Unfortunately, the ever-agile Stern just shifted back to his original plan, putting UHW in trusteeship! On August 25, SEIU headquarters issued a press release giving notice of a Sept. 22-23 “trusteeship hearing to address fraud charges” against UHW. The “fraudulent” acts cited are mainly the very reasonable steps UHW has taken, with full knowledge of its elected leadership, to protect itself, legally and organizationally, from any abuse of Stern’s trusteeship powers. In the release, Stern declares that he’s now “committed to leading a reform movement in labor.” His first objective is apparently to crush the reform movement that already exists in his own union, via a purge of Rosselli, plus all UHW senior staff and elected officers. Snuffed out along with them would be the local’s valuable website (www.seiuvoice.org), which has rallied SEIU dissidents around the country, before, during, and since the union’s Puerto Rico convention.

Laying the groundwork for this “nuclear option” and providing “left-cover” for his boss (as in the past) is none other than Stephen Lerner. Lerner is the much-heralded SEIU organizer and executive board member responsible for the union’s “Justice for Janitors” campaigns. Like Stern, he’s also no slouch at double-talk. Just a month ago, in an on-line exchange posted at MRZine, Lerner scoffed at the “myth that UHW has been threatened with trusteeship.” He reassured progressive readers that “this simply isn’t true, no matter how often repeated” and claimed that such “misinformation” is just a “distraction” from the “vibrant, open honest debate” that needs to go on about how labor can secure what he calls “Justice for All.” Standing in the way of that goal is “ ‘Left Business Unionism,’ or maybe more appropriately, ‘Neo-Business Unionism.’” According to Lerner, this previously unidentified species is exemplified by UHW which clings to “a business union model” and focuses too much “on servicing and defending remaining islands of unionization (ie local union interests).” In addition, UHW has apparently also been guilty of engaging in “left rhetoric about militant struggle, better contracts…and greater local autonomy.”

Lerner’s line would be laughable, given how factually challenged it is, if it were not for one fact. On August 25, Stern named Lerner and three other officials to act as his “Personal Representatives and Monitors” of UHW activity. So last week, instead of being down in L.A. where he could have been helping to secure justice for home care workers (whose treasury has been pilfered by Tyrone), Lerner was part of a lawyer-assisted crew of Stern “monitors.” All are now busily engaged in peppering UHW with burdensome “information requests” about every conceivable aspect of its daily operations, particularly those related to the local's legal defense against Stern. Of course, nothing in this intentionally disruptive intervention assists UHW members in any way, particularly those out on strike or in difficult contract negotiations; rather, it’s designed to impede “normal” union functioning, while manufacturing further justification for a full-blown take-over that would (with UHW added) leave the vast majority of California’s 700,000 members with un-elected leadership.

How do we know what life is like on the front-lines of UHW, in the middle of the local’s multi-front war for survival? Well, in the interests of full disclosure, the authors note that we both have daughters working as UHW reps. So we hear a lot about the added stress and frustration of doing day-to-day trade union work under such trying conditions. One of our young staffers reports that she’s been aiding nursing home members whose bosses have become increasingly recalcitrant in bargaining. Unlike Mariner, some UHW employers clearly hope that, by dragging their feet now, they’ll be able to negotiate more favorable terms later on. Outfits like Kindred Healthcare would much prefer to deal with friendlier faces from Local 6434--if UHW members ever end up there--or with any Stern appointees who gain control of UHW.

How did a national union culture, long touted as one of labor’s most dynamic and progressive, engender such a mess? How did it produce a Tyrone Freeman and the kind of press coverage he’s been getting lately (which hurts all unions, not just SEIU)? In Pringle’s Los Angeles Times reporting, this “rising star in local labor circles” is depicted, accurately, by all accounts (except his own), as a free-spending 21st century SEIU version of Jackie Presser, the biggest Teamster boodler of the 1970s and 80s. As other observers have noted, there’s a steady drift, in too many SEIU’ locals, toward Presser’s brand of plain old “business unionism.” First, SEIU operatives at the Labor Notes conference last Spring resort to the same kind of thuggish behavior once common in the Teamsters during the Presser era. Now, like purple shades of Jackie, SEIU leaders collect inflated salaries, tolerate executive board double-dipping, and ignore casual looting of local treasuries, until membership or media whistle-blowing forces them to announce a “clean-up.”

One of Freeman’s early mentors, who asked not to be identified, had this explanation of Tyrone’s rise and fall (as well as the career trajectory of similar Stern proteges): “These are folks who did not earn their status, they were handed it and that leads to a dependence on who handed it to you. The union’s leadership bench is actually very shallow today…A person’s talent and skill and upward mobility now seem to be in inverse proportion in SEIU.”

If loyalty to Stern, rather than competence or honesty, is what leads to rapid career advancemen, and that would appear to be the case, there may be two, three, many Tyrones in the union’s future. That’s because scores of Stern-installed leaders now preside over huge, consolidated locals with few structures for membership accountability or control; many have gotten where they are today via initial appointment rather than through membership election. Many have never worked a day in their life as an SEIU member but their local by-laws have been rigged to insure that they will not ever be easily replaced by anyone from the rank-and-file.

In Local 6434, for example, a worker who wanted to run against Freeman as president is required, within a mere three weeks, to collect and submit the nominating signatures of 4,800 fellow dues-payers! That would be an unheard of hurdle, even in a local with members employed in traditional workplaces. In a union of home-based workers who may not run into five other members in an entire month it’s a guarantee of “presidency for life.” Along with its criminal investigation of Freeman’s spending, the U.S. Department of Labor is also in the process of invalidating this nomination requirement and forcing a fair election.

Legal work in that Local 6434 election challenge was done by Arthur Fox, who is also assisting UHW. He got his start as a union democracy lawyer in the 1970s, as founder of the Professional Drivers Council, a truck drivers’ group that later merged with TDU — Teamsters for a Democratic Union. We also worked with many of the same Teamster dissidents during that period, brave members of PROD, TDU, and a rank-and-file caucus within United Parcel Service called UPSurge. What’s striking to us about the situation in SEIU today is how much the lessons of union democracy struggles during the 1970s have suddenly become relevant again.

To their credit, UHW organizers have been doing their best to brush up on this subject. Among the fifty workshops and training sessions being offered this weekend at a rank-and-file leadership development conference in San Jose is one entitled “Reform Movements Through History.” UHW stewards (and invited guests from other SEIU locals) will be grappling with the following questions: “What kind of role are we, as union leaders, playing in today’s SEIU reform movement? What kind of union are we building if there is no member involvement?” Stewards at the conference are urged to “come learn about the history of the labor movement and discuss lessons we can use in today’s struggle…”

Asked recently about this new focus of UHW staff training and member education, Vice-President John Borsos explained: “One challenge we face is creating a culture of solidarity in non-traditional worksites, where there may not be the traditional kind of union consciousness. So we have tried to be very conscious about instilling a sense of history and institutional culture. We want to demonstrate that what we are doing has been done before. We want people to realize there are precedents for it in SEIU and other unions. I think our struggle with SEIU has made UHW more democratic…”

That internal union battle has certainly made some SEIU rank-and-filers a lot angrier with their top officers than they used to be. Last weekend, for example, Bay Area hospital worker Maya Morris, a leader of SMART, was part of a delegation of 35 UHW activists who dogged Stern and his second-in-command, Anna Berger, at every stop on their “Take Back Labor Day” tour of the mid-west. At this series of post-DNC press events, designed to highlight the need for labor law reform, a busload of SEIU dissidents from California was not a particularly welcome sight, because of their broader conception of “workers rights.”

At a rally for passage of the Employee Free Choice Act, held in St. Louis last Friday, SEIU Secretary-Treasurer Burger gave a big speech “about the right of workers to have a voice on the job and form a union without having to face intimidation from their employer,” reports UHW member Lisa Tomasian.

But, as Tomasian notes, Burger “didn’t talk about whether SEIU members deserve a voice in their own union.” After the rally, Burger gave Tomasian the brush-off, so later in the day, in Iowa City, the UHW steward cornered Stern. She handed the SEIU president a video
of the July protest in Manhattan Beach where “members opposed SEIU’s attempt to force us out of our local and into another.” Tomasian also invited Stern to the UHW educational conference and rally in San Jose this weekend. “He was non-committal,” she says, “and referred me to an assistant.”

Finally, in Wisconsin, the whole California delegation confronted Stern, backing him into a tense hour-long meeting at a local union hall. There, SMART protestors challenged him to a public debate about the current direction of the union. Stern refused to answer any UHW trusteeship-related questions, citing advice from his lawyers. Given recent developments in SEIU—and the rising tide of rank-and-file discontent—such questions are not going away. As will be obvious this Saturday in San Jose, there are just too many SEIU members now determined to “take back” their own union, one way or another.

Cal Winslow is a labor historian, labor educator, Fellow in Environmental Politics, UC Berkeley, and Director of the Mendocino Institute.

Steve Early served for three decades as a national union staffer for the Communications Workers of America and is currently writing a book about the role of Sixties’ radicals in labor. Both are contributors to Rebel Rank-and-File, a forthcoming collection of essays, from Verso Press, on insurgent workers’ movements in the 1970s. They can be reached at cwinslow@mcn.org and Lsupport@aol.com

Voces Silenciadas, documental sobre ataques a la libertad de expresión

Guadalupe Cruz Jaimes
CIMACnoticias

El derecho humano a la libertad de expresión no es una garantía que se respete en México y el riesgo de ser reprimido aumenta cuando se trata de mujeres, como Teresa Bautista y Felicitas Martínez, indígenas triquis comunicadoras de la radio comunitaria La Voz que Rompe el Silencio, del municipio autónomo de San Juan Copala, Oaxaca, asesinadas el pasado 7 de abril en una emboscada.
Este crimen, al igual que el cierre del espacio radiofónico de Carmen Aristegui en W Radio, el 4 de enero pasado, fueron motivos de “preocupación y ocupación” que llevaron a Mari Carmen De Lara a producir y dirigir el documental Voces Silenciadas, el cual fue presentado hoy a medios de comunicación, en la sala Fósforo del Antiguo Colegio de San Ildefonso.

En el documental hay voces inteligentes, como les llamó De Lara, entre ellas las de las y los periodistas e intelectuales Carmen Aristegui, Miguel Ángel Granados Chapa, Javier Corral Jurado, Lorenzo Meyer, Vicente Leñero, Carlos Monsiváis y Jenaro Villamil, que exponen su punto de vista sobre la libertad de expresión desde una perspectiva crítica, que los caracteriza.

En el documental, cuyo montaje, edición y post-producción estuvo a cargo de Leopoldo Best, distintos críticos y relatores del acontecer político, como el periodista Granados Chapa, realizan un análisis sobre la “urgente” necesidad de legislar en materia de medios de comunicación.

Asimismo, la cinta señala que desde la llegada del Partido Acción Nacional a la presidencia de la República, se han registrado 24 asesinatos a periodistas y 7 desapariciones, por lo que México ocupa el segundo lugar en el mundo más riesgoso para ejercer esta profesión, sólo después de Irak, país que se encuentra en situación de guerra.

En conferencia de prensa, De Lara, creadora también del documental Costureras, mujeres sobrevivientes del terremoto de 1985 en la Ciudad de México, lamentó que por el asesinato de las dos periodistas indígenas, el gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz “no haya realizado la más mínima investigación, cuando eran mujeres que tenían incidencia en su comunidad”.

La documentalista manifestó que la democracia en México no será posible, en tanto las distintas voces, críticas o no, no se hagan escuchar, ya que pareciera que “sólo una voz es la que va a dictaminar la información”.

Mari Carmen De Lara reiteró que este documental, cuya producción fue apoyada por la Universidad Nacional Autónoma de México y Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), es el resultado de su preocupación por el cierre de dos espacios “importantes para la vida democrática de este país, que son el de Carmen Aristegui y el de José Gutiérrez Vivó”.

Durante la conferencia de prensa, la politóloga Denise Dresser, quién además expone su punto de vista sobre la libertad de expresión en la cinta, aseguró que si en el país existiera un sistema plural en los medios de comunicación, a seis meses de su despido, Aristegui ya se encontraría al aire en otra radiodifusora.

Sin embargo, aseguró que esta situación revela “la gravedad del problema”, ya que aunque no se dice de manera abierta que existe un veto a la comunicadora, “se han vuelto más sofisticados, más perversos, menos obvios, pero siguen ahí”.

Agregó que el caso de Carmen Aristegui “la trasciende y vino a evidenciar algo mucho más amplio que tiene que ver con la distribución y el ejercicio del poder en este país, en una era formalmente democrática”.

La analista manifestó su deseo porque Voces Silenciadas “sirva como una sacudida de conciencia” para que la sociedad se cuestione sobre la manera “sutil” en la que se coartan las libertades de expresión en el país, lo cual quebranta la democracia en México.

Indicó también que aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró la Ley Televisa inconstitucional, en junio de 2007, la norma aún no se encuentra a debate, por lo que es necesario seguir “presionando para que haya una ley de medios que desconcentre el sector, pues en la medida que haya otras opciones este poder concentrado ya no puede chantajear de la misma manera, por la competencia y regulación”.

Dijo asimismo que Televisa y TV Azteca, donde se concentra el 95 por ciento de los canales de televisión abierta a nivel nacional, son un “reflejo del poder creciente de concesionarios, su capacidad determinar la agenda pública, problema estructural para la democracia en México”.

“¿Quién gobierna, cuando en este país Ricardo Salinas Pliego se niega a transmitir los spots del IFE y no hay multa, no hay condena?, preguntó. Hay simplemente el inicio de un proceso administrativo por parte del IFE: eso es un ejemplo emblemático de lo que el gobierno de México ha permitido”, aseveró.

Voces Silenciadas no esperará hasta 3 años para exhibirse en cartelera, dijo Mari Carmen De Lara, el documental estará en la V Muestra de Mujeres en el Cine y la Televisión, que inicia el próximo jueves y en la Muestra Nacional de Documentales Ambulante.

Más represión contra Atenco, más decisión para seguir luchando

Encendienco Conciencias
Rebelión

El jueves 21 de agosto, en un acto más que se suma a la larga cadena de agravios en contra del digno pueblo de San Salvador Atenco, se dictaron sentencias en contra de 14 compañeros presos políticos desde aquellos sangrientos 3 y 4 de mayo de 2006 en que la policía ingresó a los pueblos de Atenco, golpeando, deteniendo arbitrariamente, violando y asesinando.

A 3 de los presos pol íticos se les condenó a alrededor de 4 años de cárcel, aunque tienen derecho a fianza. Otros 10 compañeros fueron condenados a casi 32 años de prisión sin derecho a fianza. En el caso de Ignacio del Valle, preso en el penal de máxima seguridad de Almoloya, se le fijó una nueva condena de 45 años de cárcel por "autoría intelectual de secuestro", sumándose esta nueva sentencia a los 67 años que previamente se le habían imputado, llegando así la condena de Nacho a 112 años de prisión.

Los compañeros sentenciados, como todos los que dignamente han dado la batalla en defensa de la tierra, no son delincuentes y mucho menos secuestradores. Los delitos fabricados en su contra son parte de la venganza política preparada desde 2002, cuando el pueblo de Atenco y su Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) derrotaron la intentona del foxismo y los dueños del dinero por construir un aeropuerto en sus tierras. Nunca los compañeros de Atenco lucraron con el sufrimiento de una familia, ni pretendieron dañar la integridad de nadie. El único agravio que cometieron fue no bajar la cabeza y defender con su vida y hoy con su libertad el patrimonio que heredaron de sus abuelos y que heredarán a sus hijos: la Tierra.

Desde la detención sin orden de captura, y los allanamientos sin permisos judiciales, el proceso jurídico en contra de los presos políticos de Atenco ha estado lleno de anomalías. Tal es el caso de las contradictorias declaraciones de los policías que nunca reconocieron a los integrantes del FPDT, de forma individual, como ejecutores de hechos delictivos; así como el hecho de que desde el inicio de proceso no se aportaron más pruebas incriminatorias. Aún así se les condenó.

Antes de esta última sentencia, se había logrado la libertad de varios de los compañeros que fueron detenidos en los mismos operativos, otorgada por un juez que se basaba en los hechos. Hace no mucho tiempo, ese juez fue removido del caso y en su lugar se instaló a un juez de consigna, que fue el que dictó las nuevas sentencias. Este nuevo juez, colocado específicamente para resolver sobre el último proceso penal en contra de los compañeros, confesó ante un familiar de los detenidos que la sentencia no fue dictada por él, sino que se la mandaron desde el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México. De este modo queda confirmado que no se trata de la decisión de un tribunal, sino que son órdenes dictadas directamente por Enrique Peña Nieto. Esta confesión pone asimismo en entredicho las anteriores condenas a Felipe Álvarez e Ignacio del Valle, que los mantienen en el penal de máxima seguridad.

No es casual que Peña Nieto haya escogido ese preciso día para dejar caer la sentencia sobre los compañeros. Recordemos que ese mismo 21 de agosto se celebraba en Los Pinos una reunión entre toda la clase política del país sobre la delincuencia y la inseguridad. La finalidad de dicha reunión no fue afinar estrategias de combate en contra del crimen organizado, el cual es en gran medida solapado, propiciado y financiado por los ahí reunidos. Se trataba de mandar un mensaje a los dueños del dinero y de los negocios más prósperos en este país. Fue una pasarela en que cada uno de los politiqueros que están en el poder prometían la mano dura suficiente para garantizarle a los poderosos que sus ganancias no se verían más afectadas. Peña Nieto, con la mira puesta en la candidatura presidencial de 2012, quiso lucirse ante sus jefes con una muestra de barbarie en contra de "los revoltosos", como ya lo hizo una vez al presumir ante empresarios estadounidenses que él es el responsable de los ríos de sangre de los operativos de mayo de 2006 . El mensaje de Peña Nieto fue: yo sí puedo aplicar la mano dura contra aquellos que amenazan las ganancias del capital.

Mientras se condena injustamente a los compañeros de Atenco, y se mantiene la persecución en contra de otros integrantes del FPDT (América del Valle, Bernardino Cruz y Adán Espinoza), los verdaderos criminales disfrutan de una impunidad que indigna. Los asesinos de Alexis Benhumea y Javier Cortés, los policías que torturaron y violaron a las compañeras detenidas y quienes orquestaron todo ese salvajismo, gozan tranquilamente de la libertad. A pesar del alud de denuncias de organismos de Derechos Humanos, independientes y oficiales, nacionales e internacionales (la ONU, la CNDH, Amnistía Internacional, la Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos, etc.), las autoridades encargadas de impartir justicia en este país se han hecho de la vista gorda. Parece que nadie se enteró de lo que todos en todo el mundo saben. La indignante condena de 112 años contra el ejemplar luchador social Ignacio del Valle, en contraste con la absoluta impunidad de los violadores y asesinos, es una muestra más de cómo la justicia en este país se rige por una lógica política y no con apego a ningún derecho.

Sin embargo, todos sus esfuerzos serán en vano. Por más que intenten mancharla con su salvajismo infame, no podrán borrar de la memoria del pueblo de México la derrota que sufrieron a manos de un pequeño pueblo que decidió mantener la frente en alto y no venderse. Entre más se ensañan en contra de Ignacio del Valle, más engrandecen su imagen a los ojos del pueblo, pues sabemos todos que ni con 112 ni con mil años más de cárcel lograrán nunca doblegar su espíritu solidario y guerrero. A cada golpe que dan, lejos de desmoralizar al pueblo de Atenco y a los integrantes del FPDT, los llenan de más razones y más coraje para seguir luchando hasta lograr la libertad de todos los suyos. El castigo ejemplar que pretenden mostrar los poderosos como trofeo, se convierte poco a poco en la insignia de una lucha ejemplar, pues no hacen más que mostrar su miedo a los hombres y a las mujeres humildes, conscientes y valientes de Atenco, y a todos aquellos que se organizan para combatir a los dueños del dinero. Cada muestra de brutalidad de la que hace gala Peña Nieto, en lugar de acercarlo más a la presidencia, lo va hundiendo en el basurero de la historia y lo coloca, junto a otros más, en la mira del pueblo conciente que sabe que un día los verdaderos criminales pagarán sus fechorías.

La represión no va a vencer al digno pueblo de Atenco. Ellos mejor que nadie saben que los arranques de prepotencia de gobiernos envalentonados nada valen cuando llega la hora en que los pueblos se levantan. Ya antes han obligado a los poderosos a tragarse sus palabras, sin duda lo harán de nuevo, y junto a ellos, tendremos el honor de caminar en esta difícil pero heroica batalla.



encendiendo.conciencias@gmail.com

Tiempos interesantes

Luis Hernández Navarro
La Jornada

Tres grandes movilizaciones sociales se efectuaron en tres días seguidos. El sábado 30 de agosto se realizó la manifestación de Iluminemos México contra la inseguridad pública. El domingo 31 se concentró el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo para comenzar la tercera fase de la lucha en contra de la privatización del oro negro. El lunes primero de septiembre tuvo lugar el Paro Cívico Nacional al que convocaron organizaciones obreras, campesinas, populares y magisteriales contra la austeridad y la carestía.

En las tres protestas participaron, por razones diferentes, miles de personas. En cada una se mostró el profundo descontento existente en prácticamente todos los estratos de la sociedad mexicana con la situación actual. Tanto los sectores más ricos del país como los más pobres coincidieron en expresar su enojo. En las tres movilizaciones sopló un fuerte viento contra la política institucional y los políticos profesionales.

La expresión organizada del enfado social se desenvuelve en un clima particularmente adverso para el gobierno federal. La economía mexicana casi no crece, a pesar de los altos precios del petróleo. Según la CEPAL, México fue el país de América Latina con el producto interno bruto (PIB) más bajo. La inflación ha aumentado, al igual que el desempleo. La inversión extranjera directa ha caído dramáticamente, al tiempo que el monto de las remesas de los mexicanos desde Estados Unidos disminuyen. El futuro inmediato será aún peor.

La violencia ha alcanzado niveles inauditos. Los asesinatos y descabezados crecen vertiginosamente por todo el país. La versión oficial de que estas muertes son la respuesta de los narcotraficantes al éxito gubernamental en su combate contra el crimen organizado carece de toda credibilidad. En cambio, las narcomantas acusan al presidente Calderón de ser el responsable de la desestabilización al haberse aliado con el Chapo Guzmán y el Mayo Zambada en contra de los otros cárteles de la droga.

La ola de secuestros crece en toda la república. Los funcionarios responsables de combatirlos se pelean entre sí. El “si no pueden, renuncien”, enarbolado por el movimiento contra la inseguridad pública, dirigido a los políticos de todos los partidos, ha calado hondo en el conjunto de la población.
A la inconformidad magisterial contra la Ley del ISSSTE se ha sumado ahora el enojo con la Alianza por la Educación y la decisión de Elba Esther Gordillo de acabar con el normalismo. Los maestros de Morelos se encuentran en paro indefinido y estallidos de disgusto han surgido por todo el país. El hartazgo con la maestra es cada día mayor.

Día a día la situación de los derechos humanos se deteriora más y más, según consignan los distintos informes realizados por organismos no gubernamentales internacionales. La tendencia a criminalizar la protesta social se mantiene, como muestra la aberrante sentencia contra Ignacio del Valle, dirigente de los pobladores de Atenco.

La alianza del Partido Acción Nacional (PAN) con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que había permitido gobernar a un debilitado Felipe Calderón, se ha hundido. A su manera, el tricolor le lleva las contras al mandatario con miras a las elecciones federales del año entrante.

La iniciativa presidencial para privatizar Pemex se ha topado con múltiples obstáculos. La convergencia política y social a favor de la soberanía petrolera ganó el debate contra la privatización del sector, sumó a una parte muy importante de la intelectualidad a su causa, y mostró una muy importante capacidad de movilización. El gran negocio del sexenio no avanza. La reforma energética corre el peligro, a los ojos de sus beneficiarios, de convertirse en el parto de los montes.

Importantes aliados del Presidente de la República, los poderes fácticos que lo llevaron a Los Pinos, están molestos con él. Las televisoras siguen disgustadas por la aprobación de una ley que limita sus negocios y les amarra las manos en coyunturas electorales. Con la ratificación de la validez de la legislación que despenaliza el aborto en la ciudad de México por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la alta jerarquía católica respira por la herida.

El desgaste político de Felipe Calderón es notable. El margen de maniobra presidencial es cada día más estrecho. La ingobernabilidad crece de la mano del descontento social. Su pretensión de adquirir legitimidad sobre la base de iniciativas audaces ha fracasado. Su intención de rebasar a López Obrador por la izquierda se ahogó antes de nacer. Su política de combate al narcotráfico, que tantos beneficios mediáticos le atrajo en un primer momento, comienza a revertírsele.
México vive una situación políticamente inédita. Las tres movilizaciones nacionales son expresión de ello. No se vivía una coyuntura tan compleja desde marzo de 1994... Son, sin lugar a dudas, tiempos interesantes.

Movimiento en Defensa del Petróleo se declara en “estado de alerta”

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El Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo de México declaró este lunes el “estado de alerta” ante el inicio del trabajo en el Congreso. La organización afirma que las bancadas mayoritarias podrían aprobar la privatización de Petróleos Mexicanos.

La declaración se produjo durante la masiva manifestación que encabezó en el Monumento a la Revolución en México DF el "presidente legítimo", Andrés Manuel López Obrador, principal político opositor.
Durante el acto, López Obrador también anunció el inicio de una nueva etapa de resistencia al proyecto oficial de autorizar la participación privada en Petróleos Mexicanos (Pemex).

El Movimiento en Defensa del Petróleo teme que la mayoría parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) apruebe la iniciativa oficial en los próximos días.

Además, se informó las propuestas que el Frente Amplio Progresista (FAP) presentó la semana pasada al Senado. Crear un instituto nacional de energía renovable, anular la división de Pemex, y hacer una nueva ley orgánica de la paraestatal petrolera.

Por último, López Obrador adelantó una denuncia penal por el manejo fraudulento de dinero en la compra de un buque petrolero durante la presidencia de Vicente Fóx, cuando su secretario de energía era el actual mandatario, Felipe Calderón.

Militarized health care for Native Americans

by Jessica Yee

One of the best-kept secrets in American health administration is the existence of Indian Health Service (IHS).

Unbeknownst to many outside the Native community, in the United States our health care is actually delivered by the military.

Oh sure, they call themselves the “Public Health Service Commissioned Corps” which is just a nice way of saying they don’t carry guns, but you can bet that you will more than likely receive care from someone dressed in full-out camouflage gear who indeed works for the U.S. Uniformed Services.

How did this all get started? Well for lands seized (read: stolen) the government has a federal responsibility to provide health care to Native Americans. After assimilating us and annihilating our culture, the War Department had this duty in 1849, which was then overseen by the Bureau of Indian Affairs who was responsible for the many abuses and mistreatments that occurred under their umbrella until 1955, when the government thought it would then be a good idea to turn it over to the Department of Health and Human Services.

I don’t know about you, but I’m not really comfortable going to see a doctor wearing army boots in a non-war torn country. Last time I checked, they haven’t exactly been our best friends in the Native community (forcible removal to attend Residential Schools, reproductive trauma from military testing anyone?) I’m also less than pleased being the only race whose health care comes like this.

Among the numerous other problems that you can already think of that exist with this kind of oppressive set-up, IHS lacks several necessary services and policies that exist in other clinics and hospitals because, as sovereign peoples, we aren’t subject to receive the same things as everyone else.

Sovereignty is supposed to mean governing our own people, on our own land, the way we want to, but in reality it means doing what the United States allows us to do, when they want to. I saw a really good example of this recently in Oneida, Wisconsin when I was reading a posted U.S. government bulletin on minimum wage that basically read, “as a federally recognized Indian tribe we don’t have to make sure you get equal pay since you are a separate entity.”

Oh, but how dare we ever try to assert our sovereignty and take care of our own people according to our own ancestral traditions!

Missing links at IHS include sexual assault procedures and some 50 per cent of clinics that lack the trained personnel to administer rape kits, which is so very interesting when you consider our people have one of the highest rates of sexual abuse in the country.

This was all detailed in the latest Glamour article by journalist Marianne Pearl entitled “The Land Where Rapists Walk Free.” (I’d also like to add to that article that the Yankton Sioux reservation where the story takes place had their IHS emergency room shut down earlier this year).

What is more, if you live in a major urban centre, or even away from your home territory, good luck trying to find an IHS you can go to. In California, Native Americans account for the largest “ethnic” poverty group, while there are virtually no IHS clinics in existence to service the more than 70 per cent of people who live off reservation.

I was actually at a conference once where IHS personnel were wondering why some Native youth didn’t want to come in to get tested for sexually transmitted infections to which I grabbed the mic and yelled, “Maybe it’s because we can’t trust you!” I mean, are we really supposed to have confidence in the same system that is still colonizing us, more than a hundred years later?

But don’t worry: if you belong to a tribe and work for IHS, you don’t have to wear the military garb.

They’ll just separate the “savages” from the “civilized”.


This article originally appeared in Racialicious.

Jessica Yee is a youth activist, facilitator and community organizer who contributes a regular column to rabble.ca. She resides in Toronto.

The VA Continues to Abandon Returning Vets

By Joshua Kors, The Nation

Posted on September 4, 2008, Printed on September 4, 2008

http://www.alternet.org/story/97284/

Sgt. Juan Jimenez had one of the most dangerous jobs in Iraq, ushering top Administration officials through the war-torn streets of Baghdad. He returned home with two Purple Hearts and shrapnel lodged in his right arm. Today he is gravely ill.

What Jimenez didn't realize is that before he could receive benefits for his wounds, he'd have to prove that those wounds came from war. Three and a half years later, the sergeant is still making his case. The Department of Veterans Affairs isn't convinced. And it won't give him his benefits until it is.

The VA requires all veterans to prove their wounds are "service-connected" before it writes them a check. Jimenez thought that hurdle was merely a formality. The Army sergeant had been struck by two roadside bombs. The first sliced into his arms; six months later, a second bomb sprayed scrap metal into his face, knocking him unconscious and leaving him brain damaged. He began having seizures and suffering from memory loss. The blast left a persistent ringing in his right ear. The stress sparked nightmares, flashbacks and acid-reflux disease.

"I'm a different person now," Jimenez says glumly. "I come home; I lock myself in my room. I don't really talk to anyone. I used to be fun." Now, he says, he can't even have a bowl of cereal. It gives him heartburn for days. "That second bomb, it killed me -- it just left my body." Sick, suicidal, the sergeant sought help from the VA.

The VA's diagnosis: too much caffeine. "They said I was drinking too much Red Bull. That's what was causing my problems."

Jimenez got mad. At that point, he did something few veterans even consider: he sued the VA. The sergeant is a member of Veterans for Common Sense (VCS), one of the most prominent veterans' groups in the country. In July 2007, executive director Paul Sullivan filed a class-action lawsuit on behalf of Jimenez and the thousands of veterans in his organization who were wounded in Iraq and, he says, were rebuffed by the VA when they sought disability and medical benefits.

"The VA needs more than a few minor changes at the margins. It needs a massive overhaul," says Sullivan. His organization's lawsuit asked Judge Samuel Conti to do exactly that: radically restructure the VA and the way it processes veterans' claims. The VA moved immediately to get the case dismissed, asserting that Sullivan's organization didn't represent the nation's wounded vets and had no standing to demand an overhaul of a $94 billion government organization.

Judge Conti disagreed. The 86-year-old World War II veteran scheduled the trial for the end of April, and he demanded VA's top officials appear and take the stand. Over seven days VCS's lawyers would press them to explain internal e-mails and studies, statistics and videos, all suggesting that high-ranking officials purposely deceived Congress and the public, twisted data to cloak the VA's poor care of the ill and injured, and fired a prominent doctor who decided to expose the problems.

The Firing of Dr. Murphy

April 24, the fourth day of the VA trial. A crowd of wounded veterans sit in the San Francisco Federal Courthouse in stunned silence. On the courtroom's TV screen, a woman is explaining how her career fell to pieces. There is an unmistakable look of defeat on her face. As she pushes forward in her testimony, she slumps a bit in her white-striped pantsuit, and her voice begins to crack.

Dr. Frances Murphy had been one of the VA's shining stars. In 2004 she helped draft the Mental Health Strategic Plan, a blueprint for overhauling the VA. The plan called for 265 changes to the organization, among them: installing a tracking system to stay in touch with suicidal veterans, creating rehabilitation programs that involve veterans' families and streamlining the benefits process to resolve wounded veterans' immediate needs.

The plan was hailed by military leaders and veterans' groups. VA officials extolled it to reporters and members of Congress, citing it as proof of the organization's rapid transformation.

There was just one problem: the VA had done little to put the plan into practice. A recent Inspector General report found that 70 percent of VA facilities don't have a system to track suicidal veterans. Only a handful of VA hospitals have rehab programs that include families. And soldiers injured today face a benefits waiting list more than 650,000 veterans long.

Dr. Murphy knew it. She decided to speak out. And she had the perfect platform to do so: on March 29, 2006, almost two years after the plan's release, a group of prominent mental health organizations asked the doctor to address them in Washington. Following her speech, she would be given the Leadership in Government Award before an audience of high-profile figures: Senator Ted Kennedy, Surgeon General Richard Carmona, 60 Minutes's Mike Wallace and former First Lady Rosalynn Carter.

Dr. Murphy was blunt. Right now, she said, wounded veterans must climb over "a number of barriers" to receive their benefits. "It can be very confusing for veterans and family members to understand the services available to them and to navigate the systems." The VA promises veterans high-quality care. But "the promise of our state-of-the-art programs and scientific research is a hollow one if veterans who are struggling with the aftermath of severe trauma do not have equitable and timely access to quality mental healthcare near their homes. In some communities, VA clinics do not provide mental health or substance abuse care -- or waiting lists render that care virtually inaccessible."

Dr. Murphy's portrait of the VA was dramatically darker than the official version put forward by the organization's other top officials. As recently as March 2007, as waiting lists surged, Dr. Michael Kussman, head of the VA's health department, stepped before a Congressional committee and said, "We are ideally poised to be able to take care of the patients as they transition out" of the Army.

Dr. Kussman's comments meshed well with the warmer depiction of the VA put forward by Dr. Ira Katz. Katz, the VA's head of mental health, has become a key spokesman for the organization in recent years, underlining its success with the wounded and suicidal. With an MD and a PhD, soft speech and a gentle lisp, Katz has the credentials and the demeanor to paint a convincing image of a thriving VA.

In July 2007, after The Nation revealed that military doctors were purposely misdiagnosing soldiers wounded in Iraq as being mentally ill, the VA tapped Dr. Katz to appear before the House VA Committee and explain. The doctor had assuring words for the disgruntled legislators. "We have seen the press reports about that happening and are very concerned about those tragedies," he said. Dr. Katz said VA officials felt a "paternal" devotion to veterans' care and were committed to improving "the quality of care as well as access to care."

In November Dr. Katz was on camera again, this time on CBS News. Reporter Armen Keteyian had produced a groundbreaking report on veteran suicides. His five-month investigation found that in 2005 alone, more than 6,250 soldiers had committed suicide -- 120 deaths each week, eighteen suicides every day. Again, Dr. Katz was reassuring. "We are determined to decrease veteran suicides," he told Keteyian. But "there is no epidemic of suicide in the VA."

Keteyian's report sparked a second Congressional hearing. There Representative Steve Buyer, a Republican from Indiana, pressed Dr. Katz to explain his views. Dr. Katz used the opportunity to publicly attack CBS's suicide figures. "Their number is not, in fact, an accurate reflection of the [suicide] rate," he told the committee.

Privately, however, the doctor's views were very different. In an internal e-mail written days after his testimony, Dr. Katz embraced CBS's findings as a flat fact. "There are about 18 suicides per day among America's 25 million veterans," he told Dr. Kussman. "[This] is supported by the CBS numbers."

Three months later Dr. Katz returned to his computer, this time to express dire concerns about the growing number of veteran suicides. "Our suicide prevention coordinators are identifying about 1,000 suicide attempts per month among the veterans we see in our facilities," he told his department's chief of media relations. It was information Dr. Katz did not want the public to see. He began the e-mail by writing, "Shh!" and concluded it by asking, "Is this something we should (carefully) address ourselves in some sort of release before someone stumbles on it?"

It was information the doctor didn't want Keteyian to find either. Dr. Katz titled his e-mail: "Not for the CBS News Interview Request."

Dr. Murphy was intent on taking a different path. Speaking to the mental health leaders gathered in Washington at the 2006 conference, she concluded her comments by highlighting the danger of creating ambitious plans, then failing to enact them. "Government likes to begin things, to declare grand new programs and causes," she told the audience. "But good beginnings are not the measure of success, in government or any other pursuit. What matters in the end is completion. Performance. Results. Not just making promises."

Days later Dr. Murphy was fired. A few weeks after that, the VA brought in a new official to be the public face of the organization: Dr. Ira Katz.

In the San Francisco courtroom, on the TV screen, Dr. Murphy's eyes are near tears. "[I was] very surprised," she says. She asked her boss to explain the VA's decision. He "chose not to answer that question." Dr. Murphy approached Dr. Kussman about other VA positions that had become available. "[Kussman] said he'd be happy to give me an early retirement."

'Jail or the Military'

You might think that when soldiers return wounded from Iraq, it is assumed that they were wounded in Iraq. Not so. Under current VA policy, all soldiers have to prove that their wounds are the result of military service, even if they come home missing a leg or, like Sergeant Jimenez, with an arm heavy with shrapnel. Those who fail to make a convincing case cannot collect disability benefits.

To begin, veterans are asked to gather proof that they were wounded. The injured come to the VA carrying Purple Hearts and combat medals, folders thick with medical evaluations created in Iraq following their injuries. They are asked to provide the date and time they were wounded, to describe the circumstances surrounding the mortar or rocket blast. Veterans are often asked to contact those who witnessed the attack, to gather "buddy statements" that confirm the veracity of their stories.

"The system really pisses me off," says Bob Handy, chair of Veterans United for Truth. "These soldiers are seriously injured and emotionally traumatized, and when they get home, they make them jump through hoops to get their benefits." Handy's organization joined VCS in its lawsuit against the VA. He says he's especially disturbed by cases like Sergeant Jimenez's. "When you go into the VA with two Purple Hearts and X-rays show that you have shrapnel in your body, and you still can't get your benefits, that's punishing someone who's done a tremendous amount for this country."

VA spokeswoman Kerri Childress says the proof system is not meant as a swipe at soldiers. She says it's a standard mechanism to protect the VA from phony disability claims. "Veterans are human," says Childress. "Some are in desperate situations. Some have the choice of going to jail or the military. So a portion of them would commit fraud." If soldiers were no longer required to prove they are wounded, "it would be a travesty for veterans -- an assault to the pride of honest soldiers when other vets scammed the system."

Eliminating the proof requirement would open the VA's checkbook to fraudulent claims, says Childress, which is why granting claims without investigation would be "an abdication of our responsibility to the taxpayer."

The wounded veterans who gathered at the San Francisco trial say they are sensitive to the VA's economic concerns. Still, Childress's words leave them cold. For many, her fraud explanation sounds like an echo of Col. Steven Knorr. Knorr, former chief of the Department of Behavioral Health at Evans Army Hospital, at Fort Carson, Colorado, gained notoriety last year when NPR's Daniel Zwerdling broadcast a memo Knorr had written. The memo, which Knorr posted on his office bulletin board, warned doctors not to take soldiers' descriptions of their ailments at face value. "We're not naïve, and shouldn't automatically believe everything Soldiers tell us," the colonel wrote.

Military leaders assured the public that Knorr's admonition did not reflect the military's views on treating physically or psychologically wounded soldiers, including those suffering from post-traumatic stress disorder (PTSD). As the commander of Fort Carson, Gen. Robert Mixon, told Zwerdling, "We expect leaders to support soldiers' getting care and treatment without bias. And if we see evidence of bias, we will take disciplinary action against the leaders." But Knorr was never disciplined. And as the San Francisco trial revealed, the fraud concerns present in Knorr's and Childress's statements fit squarely with VA policy. A baffled crowd of veterans watched as their lawyer read from Chapter Fourteen of the VA's official training guide. The guide urges doctors to track down documents from veterans' schoolteachers and families, people who knew them before they say they were traumatized. That "before and after" comparison is critical, says the guide, since the doctor may wonder "about the degree of distortion or fabrication in the interview. The clinical picture of PTSD is relatively easy to fabricate."

None of these issues were on Sergeant Jimenez's radar when he entered the West Los Angeles VA in 2005 seeking treatment and benefits. Jimenez carried proof of his Purple Hearts as well as medical documents inked in Iraq following the two roadside bomb blasts. Eventually he was checked into the facility for an overnight exam so VA doctors could monitor the seizures and sleep apnea that began after the blow to his head. There, with the clinicians watching, Jimenez had an epileptic attack.

His doctor put him on a powerful anticonvulsant, Gabapentin. The medication would mix with other VA-prescribed drugs: Prozac for depression, Prazosin for nightmares and Bupropion to help the sergeant sleep. Jimenez was hesitant to take so much medication. Still, he says, he was relieved the VA had finally recognized the effects of his traumatic brain injury.

His relief was short-lived. Five months after he filed for disability, Jimenez received a letter from the VA. The ratings officer handling his case said there wasn't sufficient evidence to prove that Jimenez had a seizure disorder. The rater further expressed doubt as to whether the sergeant had suffered a head wound at all while serving in Iraq, noting that reports of his traumatic brain injury were "based on an oral history." He suggested that Jimenez's health problems may be the result of a car accident twenty-one years ago in which he bumped his head on the steering wheel.

Jimenez's claim was denied and so was his request for disability pay.


"I couldn't believe it," he says. "The VA is saying I don't have seizures. But they watched me have a seizure. And they're giving me medication for it. It doesn't make sense." The VA also turned down his claim for chronic headaches. "Everything the VA doctors said I had, the VA rater turned around and said I didn't have."

Jimenez appealed. His appeal is pending.

Paul Sullivan, director of VCS, says all veterans face an uphill battle when seeking disability benefits. The reason, he says, is that there's a "power disparity between the VA and the veterans who are seeking benefits from the VA."

Veterans are not allowed to meet with the ratings officer who decides their case. In fact, the VA guarantees all its raters complete anonymity; veterans are never told who is judging their claim. Without a face-to-face visit or telephone conversation, raters make their decisions based solely on military documents and medical records.

Legally, raters are required to accept doctors' diagnoses. But in practice, some don't. As Jimenez learned, some raters substitute their own medical judgment, though they have no medical accreditation.

That fact haunted Jimenez, especially after his seizure and headache claims were rejected. The sergeant wonders whether his rater would have changed his mind and accepted his doctor's diagnosis if only he had seen the scars on Jimenez's face and talked with him for a minute or two about what it's like to wake up in the middle of the night, petrified and wet with your own urine.

Many veterans say their greatest frustration is much simpler: they would like to pay a lawyer to make their case for them. Current VA regulations bar them from doing that. The prohibition on hiring a lawyer traces its roots to the 1860s, before the modern VA was established. The Lincoln Administration was concerned that lawyers would charge vulnerable Civil War veterans exorbitant fees for filing their disability papers. To stave off the lawyers, the government barred soldiers from paying them more than $10, effectively eliminating them from the process.

Today, says Childress, the VA's reasoning is slightly different. The ban is meant to level the playing field for impoverished soldiers. "Allowing veterans to have lawyers would be unfair to the vets without money," she says. Wealthy veterans would have high-priced lawyers and could potentially collect more benefits. "We care about indigent veterans, so we decided to keep the regulation in place."

The result is that all veterans have to fill out the twenty-six-page disability application on their own. The application is loaded with charts and legal jargon, requests for dates when the veteran was injured, the locations where he was treated, his family and employment history, questions about his pension and readjustment pay, and inquiries as to aggregate value of the veteran's spouse's mutual funds, along with her Social Security number, the name of her previous husband and the location of their wedding. There's also a large space for an essay on the veteran's military and medical history.

James Terry, chair of the VA's Board of Appeals, says the application isn't terribly complicated. "I have a PhD," he says, "but even if I only had a third-grade education, I think I could fill out the form."

But Sullivan says the application has proved a significant obstacle for many members of his organization, especially those who are brain damaged due to combat or haven't had a good night's sleep in months due to PTSD. "What's happening is that many veterans are saying, 'Aw, forget it' and not filing a claim," says Sullivan. "That really concerns us because these are the guys who need the benefits the most."

Human Time Versus VA Time

April 28, the fifth day of the VA trial. On the stand this morning is Michael Walcoff, one of the VA's top officials. He is facing sharp questions about how long it takes to get benefits to wounded veterans. Walcoff begins his two days of testimony with calm, confident words, but as the questions grow more pointed, the deputy under secretary starts to stammer and stumble.

Walcoff is having a particularly tough time defending a key VA statistic: that when a wounded veteran applies for benefits, it takes the VA an average of six months to process the claim. That figure has made many veterans' leaders angry. Bob Handy of Veterans United for Truth says the VA should be ashamed of making wounded veterans wait six months to find out whether or not they'll receive disability benefits. But the VA sees the statistic a bit differently. The organization has been aggressively promoting the six-month figure as a sign of progress, an improvement from 2001, when veterans faced a wait of seven and a half months.

In February 2006, Daniel Cooper, then head of the VA's benefits department, told the House VA Committee about the organization's six-month processing time. Two years later, VA officials returned to Capitol Hill with the same statistic. Patrick Dunne, the acting under secretary for benefits, told the Senate VA Committee, "In Fiscal Year 2007 our average processing time was 183 days," or 6.02 months.

To Elinor Roberts, the number sounded wrong. Roberts is a director at Swords to Plowshares, a nonprofit organization that guides low-income veterans through the VA process. "I've been working with veterans for fifteen years, and I'll tell you, six months to process a claim -- that would be warp speed." Roberts says the majority of the veterans she has worked with have waited "significantly longer." Like many others at the trial, she wanted to know how the VA calculated that figure.

From the witness stand, Walcoff explains. The VA does take an average of six months to complete a claim. But it depends on what you consider a "claim." By "claim," the VA is referring to both disability claims and pension claims, which take significantly less time. Internal VA documents show that some pension actions can be completed in less than an hour. Those rapid resolutions provide a counterbalance to more complicated claims, like a PTSD disability claim. A recent report from the Government Accountability Office shows that PTSD claims often take longer than one year.

Walcoff admits that including pension claims in the mix does lower the overall "claims average," but he says combining the two is not meant to deceive. It is simply that the VA has never isolated one set of claims. "We've always lumped them together," he says.

Completing a claim in six months also depends on what the word "complete" means. For thousands of veterans, filing a claim and receiving the VA's response is just the first step in a much longer journey toward collecting their benefits. That group includes veterans who decide to appeal the VA's decision. Like Sergeant Jimenez, they are upset that the VA rejected their claim or that the organization labeled their injury as a minor health issue and gave them a low disability rating. Ratings, from 0 to 100 percent disabled, dictate how large veterans' disability checks are and whether they are eligible for a lifetime of VA medical care.

In 2007, more than 32,000 veterans appealed the VA's initial decision. Those soldiers waited an average of three and a half years for their appeals to be processed, in addition to the six-month wait for the initial decision.

Asked to explain the three-and-a-half-year delay, Walcoff seems at a loss. He notes that appeals cases can be complex and that the VA has placed a greater focus on handling initial claims. "I wish I could say to you that that fully explains why it takes [so long], but I can't," he says. "This is an area that we have got to do better on."

When a veteran's claim is denied, the VA appeals board has the ability to reverse the decision. It also has the power to boost a veteran's disability rating. At other times the appeals board takes a third route: if the board sees an error in the paperwork, it can send the veteran's case back to the local VA that decided it the first time and demand that the local office do its work again. Returning the veteran's case to the local VA gets the claim fresh consideration. But it also means that essentially the veteran is back at square one. For wounded veterans in immediate need of benefits, having to pass through the entire system again can be a great strain.

This strain, however, doesn't appear in the VA's statistics. That's because, in calculating its decision time, the VA counts only a veteran's first pass through the system. Sullivan says some of the vets in his organization were rushed through the initial decision process in about three months. Then after their cases were returned to the local VA, it took about nine months to decide their claims the second time. A case like that, notes Sullivan, leaves the veteran waiting twelve months for benefits, but it lowers the VA's six-month average, since the organization counts only that first three-month pass through the system.

As Walcoff's testimony continues, his voice softens. He says he's aware of how long it takes to process a case. "These are not numbers that I'm particularly proud of," he says. Still, he insists the VA is taking action to speed the process. With a surge of excitement in his voice, Walcoff begins to describe a new VA program: Benefits Delivery at Discharge.

The BDD program allows wounded soldiers to submit their disability claims to the VA before they are officially discharged from the Army. Under BDD, soldiers can submit their claims six months before they leave the Armed Forces. "The idea here is that when a veteran knows that he is going to be getting out of the service and knows that he is going to be applying for benefits, why not take the application for benefits from him while he's still in the service, with the idea that when he becomes a veteran, we'll be able to pay him quicker," says Walcoff. "This is a program that we very much encourage."

The VA has been expanding the program at lightning speed. In 2007 more than 28,300 soldiers applied for benefits through BDD. This year the VA is on track to collect more than 43,000 claims through the program. It has been a boon for soldiers seeking rapid benefits.

It has also become a way for the VA to further skew its discharge figures. Under cross-examination, Walcoff admits that when the VA calculates the time it takes to process a claim, it treats BDD soldiers a bit differently. Normally the organization starts its clock when it receives a claim. With BDD soldiers, says Walcoff, the VA starts the clock when the soldier is discharged. When a soldier submits a claim six months before he leaves the Army and the VA takes six months and a day to process his claim, VA officials record the processing time as one day.

Why does the VA do this? "It was an oversight," Walcoff tells the veterans' attorney. "I mean, there was nothing intentionally that we were trying to hide." The deputy under secretary looks the lawyer in the eyes. "When you brought it up," he says, "that's the first time I thought of it."

Walcoff's testimony ends with a gruesome coda. He acknowledges that while a veteran's claim is pending, there is a way he can bring his case to a close: he can kill himself. For VA statistical purposes, a death is recorded as a "resolved" claim. Death "is a form of resolution," says Walcoff, but "it's certainly not the form that we want to see." When veterans die early in the claims process, their cases provide the VA with especially deceptive figures.

When veterans wait four or five months for disability benefits, then take their own life, family and friends often point to the VA for failing to provide care. But on paper, cases like that improve the VA's image. They are claims "resolved" in less than six months, further lowering the VA's average processing time.

After Walcoff is dismissed, the court takes a recess. Veterans spill into the hallway, shaking their heads and joking with one another about the VA's "six-month" processing time. "It just goes to show," says one veteran, "there's a real difference between human time and VA time."

'The Next Group of Guys'

July 4. Sergeant Jimenez wakes up and checks his e-mail. There is a message waiting for him from Paul Sullivan. Judge Conti's decision has come in. The news isn't good.

In his ruling, Conti calls the VA's current performance "troubling." He says the "Plaintiffs have demonstrated that their members have suffered injuries in fact. As testified to at trial, their members have faced significant delays in receiving disability benefits and medical care from the VA." Given the "dire consequences many of these veterans face without timely receipt of benefits or prompt treatment for medical conditions ... these injuries are anything but conjectural or hypothetical."

And yet, writes Conti, there is little he can do. While the structural changes suggested by Sullivan's organization "would likely result in the amelioration of the injuries," he is in no position to force those changes upon the VA. "The remedies sought by the Plaintiffs ... would call for a complete overhaul of the VA system, something clearly outside of this Court's jurisdiction."

The ruling angered Jimenez. "I don't understand it," he says. "If he recognizes the problem, he should do something about it."

Sullivan and his lawyers have appealed. Their case is pending before the Ninth Circuit. In the meantime, Sullivan has been working to raise awareness of the case, reaching out to other veterans' leaders and to members of Congress.

"I was disappointed at the outcome of the lawsuit," says Representative Bob Filner, chair of the House VA Committee. The Democrat from San Diego followed the case closely. He says the suit was "a creative way to bring attention to the fact that the VA is not doing its job. Constitutionally the judge is probably right: overhauling the VA is the executive branch's and Congress's job. But we haven't been doing it."

Filner says that had Judge Conti sided with the veterans, "it would have given us a lot of leverage" to make changes to the VA. As it is, "we're going to keep plugging along and doing what we can."

Jimenez, meanwhile, is working to get his life in order. His marriage collapsed when he returned from Iraq, under the weight of his sickness and suicidal depression. The 39-year-old is still adjusting to life on his own, in Yucaipa, California, an hour and a half from his four young children. He is also still clashing with the VA. Recently he had an appointment with his VA psychiatrist. When he arrived at the Loma Linda facility, he was turned away and told the doctor would not be coming in that day.

The sergeant has convinced the VA of some of his injuries. He is now receiving benefits for sleep apnea, chronic dyspepsia, PTSD and tinnitus. But the organization still believes his seizures and brain injury are unrelated -- and insists caffeine is a key culprit in his ills.

That kind of logic, says Jimenez, reminds him why the Conti ruling is such a disappointment. "I wanted the system to get fixed," he says, "not for me or other soldiers in the lawsuit but for the next group of guys, so when they come back from Iraq, they won't be overlooked."

Joshua Kors is an award-winning reporter based in New York.

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