Encendienco Conciencias
Rebelión
El jueves 21 de agosto, en un acto más que se suma a la larga cadena de agravios en contra del digno pueblo de San Salvador Atenco, se dictaron sentencias en contra de 14 compañeros presos políticos desde aquellos sangrientos 3 y 4 de mayo de 2006 en que la policía ingresó a los pueblos de Atenco, golpeando, deteniendo arbitrariamente, violando y asesinando.
A 3 de los presos pol íticos se les condenó a alrededor de 4 años de cárcel, aunque tienen derecho a fianza. Otros 10 compañeros fueron condenados a casi 32 años de prisión sin derecho a fianza. En el caso de Ignacio del Valle, preso en el penal de máxima seguridad de Almoloya, se le fijó una nueva condena de 45 años de cárcel por "autoría intelectual de secuestro", sumándose esta nueva sentencia a los 67 años que previamente se le habían imputado, llegando así la condena de Nacho a 112 años de prisión.
Los compañeros sentenciados, como todos los que dignamente han dado la batalla en defensa de la tierra, no son delincuentes y mucho menos secuestradores. Los delitos fabricados en su contra son parte de la venganza política preparada desde 2002, cuando el pueblo de Atenco y su Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) derrotaron la intentona del foxismo y los dueños del dinero por construir un aeropuerto en sus tierras. Nunca los compañeros de Atenco lucraron con el sufrimiento de una familia, ni pretendieron dañar la integridad de nadie. El único agravio que cometieron fue no bajar la cabeza y defender con su vida y hoy con su libertad el patrimonio que heredaron de sus abuelos y que heredarán a sus hijos: la Tierra.
Desde la detención sin orden de captura, y los allanamientos sin permisos judiciales, el proceso jurídico en contra de los presos políticos de Atenco ha estado lleno de anomalías. Tal es el caso de las contradictorias declaraciones de los policías que nunca reconocieron a los integrantes del FPDT, de forma individual, como ejecutores de hechos delictivos; así como el hecho de que desde el inicio de proceso no se aportaron más pruebas incriminatorias. Aún así se les condenó.
Antes de esta última sentencia, se había logrado la libertad de varios de los compañeros que fueron detenidos en los mismos operativos, otorgada por un juez que se basaba en los hechos. Hace no mucho tiempo, ese juez fue removido del caso y en su lugar se instaló a un juez de consigna, que fue el que dictó las nuevas sentencias. Este nuevo juez, colocado específicamente para resolver sobre el último proceso penal en contra de los compañeros, confesó ante un familiar de los detenidos que la sentencia no fue dictada por él, sino que se la mandaron desde el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México. De este modo queda confirmado que no se trata de la decisión de un tribunal, sino que son órdenes dictadas directamente por Enrique Peña Nieto. Esta confesión pone asimismo en entredicho las anteriores condenas a Felipe Álvarez e Ignacio del Valle, que los mantienen en el penal de máxima seguridad.
No es casual que Peña Nieto haya escogido ese preciso día para dejar caer la sentencia sobre los compañeros. Recordemos que ese mismo 21 de agosto se celebraba en Los Pinos una reunión entre toda la clase política del país sobre la delincuencia y la inseguridad. La finalidad de dicha reunión no fue afinar estrategias de combate en contra del crimen organizado, el cual es en gran medida solapado, propiciado y financiado por los ahí reunidos. Se trataba de mandar un mensaje a los dueños del dinero y de los negocios más prósperos en este país. Fue una pasarela en que cada uno de los politiqueros que están en el poder prometían la mano dura suficiente para garantizarle a los poderosos que sus ganancias no se verían más afectadas. Peña Nieto, con la mira puesta en la candidatura presidencial de 2012, quiso lucirse ante sus jefes con una muestra de barbarie en contra de "los revoltosos", como ya lo hizo una vez al presumir ante empresarios estadounidenses que él es el responsable de los ríos de sangre de los operativos de mayo de 2006 . El mensaje de Peña Nieto fue: yo sí puedo aplicar la mano dura contra aquellos que amenazan las ganancias del capital.
Mientras se condena injustamente a los compañeros de Atenco, y se mantiene la persecución en contra de otros integrantes del FPDT (América del Valle, Bernardino Cruz y Adán Espinoza), los verdaderos criminales disfrutan de una impunidad que indigna. Los asesinos de Alexis Benhumea y Javier Cortés, los policías que torturaron y violaron a las compañeras detenidas y quienes orquestaron todo ese salvajismo, gozan tranquilamente de la libertad. A pesar del alud de denuncias de organismos de Derechos Humanos, independientes y oficiales, nacionales e internacionales (la ONU, la CNDH, Amnistía Internacional, la Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos, etc.), las autoridades encargadas de impartir justicia en este país se han hecho de la vista gorda. Parece que nadie se enteró de lo que todos en todo el mundo saben. La indignante condena de 112 años contra el ejemplar luchador social Ignacio del Valle, en contraste con la absoluta impunidad de los violadores y asesinos, es una muestra más de cómo la justicia en este país se rige por una lógica política y no con apego a ningún derecho.
Sin embargo, todos sus esfuerzos serán en vano. Por más que intenten mancharla con su salvajismo infame, no podrán borrar de la memoria del pueblo de México la derrota que sufrieron a manos de un pequeño pueblo que decidió mantener la frente en alto y no venderse. Entre más se ensañan en contra de Ignacio del Valle, más engrandecen su imagen a los ojos del pueblo, pues sabemos todos que ni con 112 ni con mil años más de cárcel lograrán nunca doblegar su espíritu solidario y guerrero. A cada golpe que dan, lejos de desmoralizar al pueblo de Atenco y a los integrantes del FPDT, los llenan de más razones y más coraje para seguir luchando hasta lograr la libertad de todos los suyos. El castigo ejemplar que pretenden mostrar los poderosos como trofeo, se convierte poco a poco en la insignia de una lucha ejemplar, pues no hacen más que mostrar su miedo a los hombres y a las mujeres humildes, conscientes y valientes de Atenco, y a todos aquellos que se organizan para combatir a los dueños del dinero. Cada muestra de brutalidad de la que hace gala Peña Nieto, en lugar de acercarlo más a la presidencia, lo va hundiendo en el basurero de la historia y lo coloca, junto a otros más, en la mira del pueblo conciente que sabe que un día los verdaderos criminales pagarán sus fechorías.
La represión no va a vencer al digno pueblo de Atenco. Ellos mejor que nadie saben que los arranques de prepotencia de gobiernos envalentonados nada valen cuando llega la hora en que los pueblos se levantan. Ya antes han obligado a los poderosos a tragarse sus palabras, sin duda lo harán de nuevo, y junto a ellos, tendremos el honor de caminar en esta difícil pero heroica batalla.
encendiendo.conciencias@gmail.com
9/4/08
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