Norma Loto
SEMlac
"El campesinado hoy vive esclavizado en el campo, al que han llegado señores a sembrar grandes extensiones de sojas. Además, nuestro campo ha quedado olvidado, ya que los gobiernos no se ocupan de los caminos ni del acceso al agua. Los grandes terratenientes son los que vienen a sacarnos nuestras tierras. Antes venían con la promesa de trabajo para nosotros y ahora vienen armados para obligarnos a desalojar".
Quien así se expresa es Nelly Veliz, lideresa del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE). Se trata de una organización que agrupa a miles de familias campesinas que defienden su derecho a la tierra en esa provincia ubicada a 1.160 kilómetros al norte de la Capital Federal.
"No hay una decisión política de solucionar nuestros problemas. Somos convocados a mesas de diálogos y no hemos conseguido nada en tantos años de batalla", dice a SEMlac.
El derecho a la tierra en Latinoamérica se ha convertido en una lucha que enaltece la dignidad de los pueblos, porque intereses vinculados al poder económico pretenden apropiarse de los terrenos, que no sólo tienen valor inmobiliario sino que representan la vida misma para quienes los habitan.
La tierra tiene una función social por ser una fuente de alimento para la vida y un ámbito de la biodiversidad. Durante la II Conferencia Mundial de la Reforma Agraria y Desarrollo Rural de la FAO, realizada en 2006 en Porto Alegre, Brasil, las campesinas y campesinos denunciaron los intereses que explotan a mansalva los recursos del planeta, sin considerar que éstos son riquezas naturales y fuente de vida que no deben ser mercantilizados.
La hegemonía de poder que emana del neoliberalismo es la principal causa de esta injusticia, y en este sentido la Alianza de Mujeres Rurales por la vida, tierra y dignidad de Guatemala elaboró un documento denominado Tierra y trabajo: nuestros derechos como mujeres rurales, indígenas y campesinas.
Este informe, entre otras cosas, señaló que "hay un incremento de trabajadores/as sin tierra, marcada división de género en la fuerza de trabajo temporal y las políticas gubernamentales priorizan lo individual sobre lo colectivo en el registro de propiedad".
Un Caso Argentino
En Argentina, las y los campesinos desde hace varias décadas piden a los gobiernos de turno medidas eficaces para detener los desalojos y los desmontes de los terrenos. Es en esa lucha que se inscribe desde hace más de dos décadas, el MOCASE.
No es casual que sea una de las organizaciones con más fortaleza, pues en Santiago del Estero el desmonte actúa sin piedad, con el fin de obtener tierras destinadas al monocultivo de soja. En esa provincia ya se ha eliminado el 70 por ciento del bosque.
La necesidad y el miedo son dos factores de peso en la lucha por la tierra. Es que muchas veces los campesinos, por aprensión y carencias, terminan vencidos y venden sus tierras a los grupos de poder.
Nelly Veliz insiste ante SEMlac que no sólo las necesidades económicas y el temor son las causas de que el campesinado termine subyugado, sino que otra de las razones es el agotamiento de esperar las ayudas que nunca llegan por parte del Estado.
En este sentido, un informe de Centro de Estudios Legales y Sociales (2002) dice que una de las causas por las que se han agravado las condiciones de educación, salud, vivienda, alimentación, trabajo y condiciones para la actividad productiva es "sin duda, la disminución de los recursos que el Estado destina para la atención de las necesidades básicas de la población, fundamentalmente a través de los planes sociales".
La Mujer Como Protagonista
"Las mujeres tienen derecho al acceso amplio y completo en la participación en espacios de toma decisiones", sostiene uno de los principios y compromisos de la Vía Campesina Internacional.
En este sentido, Silvia Borsellino, directora Ejecutiva del Fondo de Mujeres del Sur y militante por los derechos de las mujeres, reveló a SEMlac que "las mujeres campesinas e indígenas en los países latinoamericanos son quienes defienden el derecho a la tierra, a la identidad y a una vida digna, tanto para ellas como para sus comunidades".
"Cuando sienten amenazadas sus tierras -subraya la experta- comprenden que el riesgo va más allá de lo material, porque está siendo amenazada una forma de vida que le da sentido a su identidad y pertenencia cultural. Reconocen sus necesidades, expresan sus demandas legítimas y construyen sus estrategias de lucha con una visión de largo plazo, que contenga a otras generaciones, que de alimento, agua, árboles y vida a muchas generaciones más".
Hacia adentro de esta lucha, la discriminación basada en el género es una constante como en cualquier otro ámbito patriarcal. Veliz cuenta que obtener un lugar y ganarse el respeto de sus compañeros no le fue fácil. "A una mujer que habla y dice verdades siempre hay alguien que buscará por todos los medios hacerla callar", comenta.
En cuanto a la función del Estado, Borsellino afirma que es necesario el reconocimiento del liderazgo de las mujeres en esta lucha y que, además, resulta imperiosa la inclusión de sus voces en los procesos de construcción de agendas políticas y sociales.
Es que son las mujeres quienes, en la cotidianeidad, se encargan de proveer alimentos para sus familias y sus comunidades y, además, las responsables de promover diversas formas de economía regional. Pero nada de esto les es reconocido.
diciones de exclusión predeterminadas que se imponen a sujetos que no responden a las lógicas de poder. El estado lo construimos entre todos, no es patrimonio exclusivo ni excluyente del estado-gobierno".
La experta señala que con esta interpretación existe la posibilidad de valorar a las comunidades y familias campesinas como sujetos legítimos para expresar sus demandas. "De la manera en que actualmente se niega su protagonismo y participación, sólo se reproducen las prácticas de exclusión y marginalidad que el mercado económico impone, sin contenidos de derechos ni de humanos", concluye Borsellino.
9/15/09
National Liberation Army (TPN/PB) Spokesperson Arrested in West Papua
A peaceful resolution to West Papua’s long-standing conflict with
Indonesia has suffered a serious set-back with the arrest by Indonesian
authorities of leading pro-peace activist Jonah Wenda.
Mr Wenda was detained in Sele District, Sorong Regency, in the western
part of West Papua, on 6 September, and was formally arrested on 11
September on the grounds of being investigated for subversion (makar) at
Papua Regional Police (POLDA) in Jayapura, Papua.
Mr Wenda is a spokesperson for the military wing of the West Papua
liberation movement, the West Papua National Liberation Army (TPN-PB, or
Tentara Pembebasan Nasional Papua Barat, formerly known as TPN/OPM).
However, despite working for peace, Mr Wenda is now being held pending
being charged with undermining the Security of the State (subversion).
Australian-based spokesperson for the WPPWG (West Papua Peace Working
Group, formerly known as West Papua Peace Task Force), Ms Paula Makabory
(footnote 1) , described the arrest of Mr Wenda as a serious set-back to
finding a peaceful resolution to the continuing troubles in West Papua.
She said: ‘Mr Wenda has been working for the past three years with the
West Papua Peace Working group to bring about a cessation of hostilities
between the forces of the Republic of Indonesian and the indigenous
people of West Papua’.
Paula Makabory said: ‘To this end, the West Papua Peace Working Group
and Jonah Wenda have facilitated the formation of unified West Papuan
political and civil society umbrella organisation called the West Papua
National Coalition for Liberation (WPNCL).
’The WPNCL, which includes representatives of the TPN-PB, has expressly
sought to commence peaceful dialogue with the Indonesian President and
the Republic of Indonesian over issues of the political control and
administration of West Papua as a remedy to the impacts of Indonesian
Government policies on the West Papuan people.”
”Jonah Wenda has been acting for past two years as ‘media spokesperson’
for the TPN-PB in West Papua. In this role he has meet with the TPN-PB
military commanders throughout West Papua to gain support for peaceful
negotiation with the Republic of Indonesia. Jonah Wenda plays an
important part of the movement to unite West Papuan resistance groups
and support them to pursue a strategy of non-violent political change. “
The TPN-PB (or as the TPN/OPM) has been fighting a war of succession in
West Papua since Indonesia took control of the territory in 1963.
West Papuan grievances include, disputing the way the territory was
incorporated into the Republic of Indonesia during the 1960s,
traditional land rights and resource rights and control; widespread
killings, human rights violations and abuse by the security forces;
unregulated migration; impacts of large scale resource exploitation
particularly mining, logging and plantation establishment; economic
disadvantage through a development and civil policy that does not
benefit indigenous land owners; environmental destruction; political
repression, institutional racism and discrimination.
After East Timor achieved independence in 1999 and the conflict in Aceh
was resolved through an international peace accord in 2005, West Papua
remains Indonesia’s largest unresolved territorial dispute.
For further information, please contact:
Paula Makabory on +61(0)402547517;
Steve Waramory/Defense Lawyer on (+62) (0)85254831555;
Chris Warinussy/Defense Lawyer on (+62) (0) 81344694500
Photo available at http://ipahr.wordpress.com/2009/09/14/jonah-wenda/
INSTITUTE FOR PAPUAN ADVOCACY AND HUMAN RIGHTS (IPAHR)
PO Box 1805
Byron Bay, NSW 2481
Australia
Tel Matthew Jamieson +61 (0) 418291998
1/ Paula Makabory is a board member of Institute for Papuan Advocacy &
Human Rights and is spokesperson for West Papua Peace Working Group and
the Human Rights organisation Els-ham West Papua.
Indonesia has suffered a serious set-back with the arrest by Indonesian
authorities of leading pro-peace activist Jonah Wenda.
Mr Wenda was detained in Sele District, Sorong Regency, in the western
part of West Papua, on 6 September, and was formally arrested on 11
September on the grounds of being investigated for subversion (makar) at
Papua Regional Police (POLDA) in Jayapura, Papua.
Mr Wenda is a spokesperson for the military wing of the West Papua
liberation movement, the West Papua National Liberation Army (TPN-PB, or
Tentara Pembebasan Nasional Papua Barat, formerly known as TPN/OPM).
However, despite working for peace, Mr Wenda is now being held pending
being charged with undermining the Security of the State (subversion).
Australian-based spokesperson for the WPPWG (West Papua Peace Working
Group, formerly known as West Papua Peace Task Force), Ms Paula Makabory
(footnote 1) , described the arrest of Mr Wenda as a serious set-back to
finding a peaceful resolution to the continuing troubles in West Papua.
She said: ‘Mr Wenda has been working for the past three years with the
West Papua Peace Working group to bring about a cessation of hostilities
between the forces of the Republic of Indonesian and the indigenous
people of West Papua’.
Paula Makabory said: ‘To this end, the West Papua Peace Working Group
and Jonah Wenda have facilitated the formation of unified West Papuan
political and civil society umbrella organisation called the West Papua
National Coalition for Liberation (WPNCL).
’The WPNCL, which includes representatives of the TPN-PB, has expressly
sought to commence peaceful dialogue with the Indonesian President and
the Republic of Indonesian over issues of the political control and
administration of West Papua as a remedy to the impacts of Indonesian
Government policies on the West Papuan people.”
”Jonah Wenda has been acting for past two years as ‘media spokesperson’
for the TPN-PB in West Papua. In this role he has meet with the TPN-PB
military commanders throughout West Papua to gain support for peaceful
negotiation with the Republic of Indonesia. Jonah Wenda plays an
important part of the movement to unite West Papuan resistance groups
and support them to pursue a strategy of non-violent political change. “
The TPN-PB (or as the TPN/OPM) has been fighting a war of succession in
West Papua since Indonesia took control of the territory in 1963.
West Papuan grievances include, disputing the way the territory was
incorporated into the Republic of Indonesia during the 1960s,
traditional land rights and resource rights and control; widespread
killings, human rights violations and abuse by the security forces;
unregulated migration; impacts of large scale resource exploitation
particularly mining, logging and plantation establishment; economic
disadvantage through a development and civil policy that does not
benefit indigenous land owners; environmental destruction; political
repression, institutional racism and discrimination.
After East Timor achieved independence in 1999 and the conflict in Aceh
was resolved through an international peace accord in 2005, West Papua
remains Indonesia’s largest unresolved territorial dispute.
For further information, please contact:
Paula Makabory on +61(0)402547517;
Steve Waramory/Defense Lawyer on (+62) (0)85254831555;
Chris Warinussy/Defense Lawyer on (+62) (0) 81344694500
Photo available at http://ipahr.wordpress.com/2009/09/14/jonah-wenda/
INSTITUTE FOR PAPUAN ADVOCACY AND HUMAN RIGHTS (IPAHR)
PO Box 1805
Byron Bay, NSW 2481
Australia
Tel Matthew Jamieson +61 (0) 418291998
1/ Paula Makabory is a board member of Institute for Papuan Advocacy &
Human Rights and is spokesperson for West Papua Peace Working Group and
the Human Rights organisation Els-ham West Papua.
Nuevos Pasos Hacia la Unificación de la Resistencia Iraquí
Dirigentes de Distintas Formaciones Abogan por un Proceso de Convergencia Efectiva
Pedro Rojo Pérez
IraqSolidaridad
“'Pese al repliegue de los centros urbanos desde el 30 de junio, las tropas de EEUU en Iraq siguen activas en el país. El pasado 10 de septiembre, cuatro soldados estadounidenses murieron en sendos ataques de la resistencia contra patrullas estadounidenses al sur de Bagdad y en Baji, al norte del país.”
Desde que el pasado mes de junio los grupos militares del Frente Yihad y Cambio designasen como representante político al jeque Harez al-Dari, secretario general de la Asociación de Ulemas Musulmanes, se ha desencadenado toda una serie de adhesiones a los tres principales frentes de la resistencia, tanto de grupos civiles como militares [1]. El campo nacionalista iraquí, que aglutina en torno a su proyecto político de lucha contra la ocupación, la independencia y la liberación del país, a un número cada vez mayor de organizaciones tanto políticas como militares, sigue evolucionando así hacia una mayor unidad.
En este último sentido, tres nuevos grupos armados se han sumado al Frente Yihad y Liberación (FYL), liderado por el Partido Baaz, que ya cuenta con 40 grupos armados. Los nuevos grupos son: el Ejército de los Mutawakilín [2], el Ejército de los Libres de Iraq [3] y el Ejército de Mohammed al-Fatih de Iraq [4].
Otro nuevo grupo, que ha surgido recientemente del entorno del Baaz, es el Movimiento de Liberación del Sur, un grupo resistente creado en el sur de Iraq en abril de 2009 y cuyo secretario general es Awad al-Aabdán. En el comunicado con el que se daban a conocer, firmado el 9 abril 2009, afirmaban:
“Los habitantes del sur [de Iraq] sufrimos hoy en día el más penoso de los padecimientos por la ocupación de los estadounidenses, británicos y daneses, además de la peor de las ocupaciones que es la ocupación iraní, la cual ha intentado aislar a la población del sur del resto de sus hermanos del pueblo iraquí. También han intentado, y siguen intentando, desgajar esta zona de su entorno árabe patriótico, pero también islámico, para convertirlo en parte del imperio persa. […] Sin embargo, los habitantes del Sur no se han rendido frente a todas estas escisiones pese a la presión que han ejercido sobre ellos. Las gentes del Sur se han levantado para hacer frente a este complot. […] Anunciamos hoy la creación del Movimiento de Liberación del Sur, que tiene como objetivo liberar el sur de Iraq de las fuerzas de ocupación y la lucha por la unidad y contra toda maniobra para dividirlo.” [5]
El tercer frente iraquí, el Frente Yihad y Reforma, de tendencia islamista más radical, también ha recibido nuevas adhesiones, la más importante la del Consejo Central de Jeques de Tribus Iraquíes y Árabes. En uno de sus comunicados, fechado el 20 de agosto de 2009, se puede leer:
“Apoyamos a la honorable resistencia iraquí con todos los medios posibles, […] apoyamos las posturas adoptadas por la resistencia en su programa político para sacar a Iraq del desastre en el que se encuentra y, en este sentido, anunciamos nuestro apoyo y total respaldo al Consejo Político de la Resistencia [organismo político del FYR]” [6].
Llamamiento a la unidad de la resistencia
Izzat Ibrahim al-Duri, actual líder del Partido Baaz iraquí, aprovechó el discurso de conmemoración de la Revolución del 17-31 de julio de 1968 para hacer un llamamiento a la creación de una estructura unificada de la resistencia iraquí:
“Hacemos un llamamiento a todas las facciones armadas que combaten sobre el terreno, así como a todos los partidos políticos, organizaciones, tendencias y personalidades dentro y fuera de Iraq para luchar en total unidad bajo los principios de la liberación e independencia de Iraq, mediante la formación de un consejo nacional o de un consejo político o un mando supremo unificado que incluya a todas las fuerzas de la resistencia armada y civil. Su principal objetivo debe ser unificar las posturas y los discursos políticos y mediáticos” [7].
Jáled al-Murshidy, portavoz del Frente Patriótico Nacionalista e Islámico y Portavoz del Baaz, conocido por Abu Mohamad, aseguró a la CEOSI en una reciente conversación telefónica que están llevando a cabo encuentros con los distintos frentes para llevar a buen puerto esta iniciativa, aunque todavía ésta se encuentra en una etapa preliminar.
Por su parte, Nasereddín al-Husni, portavoz del Frente Yihad y Cambio, aseguró en declaraciones a la web de Al-Jazeera, que el discurso de al-Duri era mesurado y que contenía elementos realistas. Al-Husni indicó que el trabajo de convergencia entre los distintos frentes armados iraquíes debería comenzar por una coordinación seria para avanzar posteriormente hacia acuerdos globales [8].
Otro apoyo importante al llamamiento de Al Duri ha llegado desde la Alianza Patriótica Iraquí, a través de uno de sus miembros más destacados, Auni Qalamyi, que pidió en el artículo de opinión titulado “Una oportunidad excepcional para la unidad de la resistencia iraquí”, publicado en diario Al-Quds al-Arabi, que todas las fuerzas contrarias a la ocupación se sumasen a esta iniciativa [9]. La Alianza Patriótica Iraquí aglutina a fuerzas nacionalistas y de izquierdas del exilio iraquí en su día opuestas al régimen de Sadam Husein.
1. Véase en IraqSolidaridad: En un comunicado emitido el 10 de junio de 2009, al-Dari aceptaba esta designación: “Mi aceptación de esta delegación será una ayuda, Dios mediante, para conseguir nuestro objetivo de que Iraq sea de y para todos sus hijos, con todos sus componentes religiosos, doctrinales y étnicos, sin que ninguno de ellos sufra marginación o exclusión”. Al-Dari hacía en este comunicado un nuevo llamamiento a la colaboración entre los grupos de la resistencia: “Colaborad fraternalmente con todos los grupos que luchan por la liberación de Iraq y por conservar su unidad, su identidad y el bienestar de sus hijos, con todos sus componentes desde el norte hasta el sur, pues sois hijos de Iraq y lucháis por todas sus gentes, y no sólo por parte de ellas. Conservad la seguridad y la estabilidad de Iraq para que sea capaz de contribuir a la seguridad y la estabilidad de sus vecinos y de toda la región. Sed conscientes de los planes que buscan enfrentar a los hermanos del pueblo iraquí entre sí para destruirlos. Sed pacientes, resistid, tened largo aliento. No prestéis atención a los derrotistas ni a quienes corren tras nubes engañosas, pues vosotros y vuestros hermanos en los otros grupos de la resistencia iraquí representáis la conciencia viva de Iraq y de nuestra comunidad islámica porque encarnáis el único proyecto verdadero para liberar Iraq de la ocupación y de sus graves designios” (traducido del árabe para IraqSolidaridad por Akram Yawad).
2. Véanse los textos originales en árabe de la petición de adhesión al FYL y de la aceptación respectivamente
3. Véanse textos originales en árabe de la petición de adhesión al FYL y de la aceptación respectivamente
4. Véanse textos originales en árabe de la petición de adhesión al FYL y de la aceptación respectivamente
5. Texto original en árabe recibido mediante correo electrónico enviado a la CEOSI el día 4 de septiembre de 2009.
6. Consejo Central de Jeques de Tribus Iraquíes y Árabes, “Comunicado de apoyo del Consejo Central de Jeques de Tribus Iraquíes y Árabes”, 20 de agosto de 2009.
7. Izzat Ibrahim al-Duri, “Discurso del líder supremo del Frente Yihad y Liberación y jefe supremo de las Fuerzas Armadas, Izzat Ibrahim al-Duri, con motivo de la conmemoración de la Revolución del 17-30 de 1968”, 31 de julio de 2009.
8. Al Jazeera, “Llamamientos para unificar la resistencia”, 15 de agosto de 2009.
9. Al- Quds al-Arabi , 20 de agosto de 2008.
Traducción de los textos en árabe del autor
Pedro Rojo Pérez
IraqSolidaridad
“'Pese al repliegue de los centros urbanos desde el 30 de junio, las tropas de EEUU en Iraq siguen activas en el país. El pasado 10 de septiembre, cuatro soldados estadounidenses murieron en sendos ataques de la resistencia contra patrullas estadounidenses al sur de Bagdad y en Baji, al norte del país.”
Desde que el pasado mes de junio los grupos militares del Frente Yihad y Cambio designasen como representante político al jeque Harez al-Dari, secretario general de la Asociación de Ulemas Musulmanes, se ha desencadenado toda una serie de adhesiones a los tres principales frentes de la resistencia, tanto de grupos civiles como militares [1]. El campo nacionalista iraquí, que aglutina en torno a su proyecto político de lucha contra la ocupación, la independencia y la liberación del país, a un número cada vez mayor de organizaciones tanto políticas como militares, sigue evolucionando así hacia una mayor unidad.
En este último sentido, tres nuevos grupos armados se han sumado al Frente Yihad y Liberación (FYL), liderado por el Partido Baaz, que ya cuenta con 40 grupos armados. Los nuevos grupos son: el Ejército de los Mutawakilín [2], el Ejército de los Libres de Iraq [3] y el Ejército de Mohammed al-Fatih de Iraq [4].
Otro nuevo grupo, que ha surgido recientemente del entorno del Baaz, es el Movimiento de Liberación del Sur, un grupo resistente creado en el sur de Iraq en abril de 2009 y cuyo secretario general es Awad al-Aabdán. En el comunicado con el que se daban a conocer, firmado el 9 abril 2009, afirmaban:
“Los habitantes del sur [de Iraq] sufrimos hoy en día el más penoso de los padecimientos por la ocupación de los estadounidenses, británicos y daneses, además de la peor de las ocupaciones que es la ocupación iraní, la cual ha intentado aislar a la población del sur del resto de sus hermanos del pueblo iraquí. También han intentado, y siguen intentando, desgajar esta zona de su entorno árabe patriótico, pero también islámico, para convertirlo en parte del imperio persa. […] Sin embargo, los habitantes del Sur no se han rendido frente a todas estas escisiones pese a la presión que han ejercido sobre ellos. Las gentes del Sur se han levantado para hacer frente a este complot. […] Anunciamos hoy la creación del Movimiento de Liberación del Sur, que tiene como objetivo liberar el sur de Iraq de las fuerzas de ocupación y la lucha por la unidad y contra toda maniobra para dividirlo.” [5]
El tercer frente iraquí, el Frente Yihad y Reforma, de tendencia islamista más radical, también ha recibido nuevas adhesiones, la más importante la del Consejo Central de Jeques de Tribus Iraquíes y Árabes. En uno de sus comunicados, fechado el 20 de agosto de 2009, se puede leer:
“Apoyamos a la honorable resistencia iraquí con todos los medios posibles, […] apoyamos las posturas adoptadas por la resistencia en su programa político para sacar a Iraq del desastre en el que se encuentra y, en este sentido, anunciamos nuestro apoyo y total respaldo al Consejo Político de la Resistencia [organismo político del FYR]” [6].
Llamamiento a la unidad de la resistencia
Izzat Ibrahim al-Duri, actual líder del Partido Baaz iraquí, aprovechó el discurso de conmemoración de la Revolución del 17-31 de julio de 1968 para hacer un llamamiento a la creación de una estructura unificada de la resistencia iraquí:
“Hacemos un llamamiento a todas las facciones armadas que combaten sobre el terreno, así como a todos los partidos políticos, organizaciones, tendencias y personalidades dentro y fuera de Iraq para luchar en total unidad bajo los principios de la liberación e independencia de Iraq, mediante la formación de un consejo nacional o de un consejo político o un mando supremo unificado que incluya a todas las fuerzas de la resistencia armada y civil. Su principal objetivo debe ser unificar las posturas y los discursos políticos y mediáticos” [7].
Jáled al-Murshidy, portavoz del Frente Patriótico Nacionalista e Islámico y Portavoz del Baaz, conocido por Abu Mohamad, aseguró a la CEOSI en una reciente conversación telefónica que están llevando a cabo encuentros con los distintos frentes para llevar a buen puerto esta iniciativa, aunque todavía ésta se encuentra en una etapa preliminar.
Por su parte, Nasereddín al-Husni, portavoz del Frente Yihad y Cambio, aseguró en declaraciones a la web de Al-Jazeera, que el discurso de al-Duri era mesurado y que contenía elementos realistas. Al-Husni indicó que el trabajo de convergencia entre los distintos frentes armados iraquíes debería comenzar por una coordinación seria para avanzar posteriormente hacia acuerdos globales [8].
Otro apoyo importante al llamamiento de Al Duri ha llegado desde la Alianza Patriótica Iraquí, a través de uno de sus miembros más destacados, Auni Qalamyi, que pidió en el artículo de opinión titulado “Una oportunidad excepcional para la unidad de la resistencia iraquí”, publicado en diario Al-Quds al-Arabi, que todas las fuerzas contrarias a la ocupación se sumasen a esta iniciativa [9]. La Alianza Patriótica Iraquí aglutina a fuerzas nacionalistas y de izquierdas del exilio iraquí en su día opuestas al régimen de Sadam Husein.
Notas de los autores y de Iraqsolidaridad:
1. Véase en IraqSolidaridad: En un comunicado emitido el 10 de junio de 2009, al-Dari aceptaba esta designación: “Mi aceptación de esta delegación será una ayuda, Dios mediante, para conseguir nuestro objetivo de que Iraq sea de y para todos sus hijos, con todos sus componentes religiosos, doctrinales y étnicos, sin que ninguno de ellos sufra marginación o exclusión”. Al-Dari hacía en este comunicado un nuevo llamamiento a la colaboración entre los grupos de la resistencia: “Colaborad fraternalmente con todos los grupos que luchan por la liberación de Iraq y por conservar su unidad, su identidad y el bienestar de sus hijos, con todos sus componentes desde el norte hasta el sur, pues sois hijos de Iraq y lucháis por todas sus gentes, y no sólo por parte de ellas. Conservad la seguridad y la estabilidad de Iraq para que sea capaz de contribuir a la seguridad y la estabilidad de sus vecinos y de toda la región. Sed conscientes de los planes que buscan enfrentar a los hermanos del pueblo iraquí entre sí para destruirlos. Sed pacientes, resistid, tened largo aliento. No prestéis atención a los derrotistas ni a quienes corren tras nubes engañosas, pues vosotros y vuestros hermanos en los otros grupos de la resistencia iraquí representáis la conciencia viva de Iraq y de nuestra comunidad islámica porque encarnáis el único proyecto verdadero para liberar Iraq de la ocupación y de sus graves designios” (traducido del árabe para IraqSolidaridad por Akram Yawad).
2. Véanse los textos originales en árabe de la petición de adhesión al FYL y de la aceptación respectivamente
3. Véanse textos originales en árabe de la petición de adhesión al FYL y de la aceptación respectivamente
4. Véanse textos originales en árabe de la petición de adhesión al FYL y de la aceptación respectivamente
5. Texto original en árabe recibido mediante correo electrónico enviado a la CEOSI el día 4 de septiembre de 2009.
6. Consejo Central de Jeques de Tribus Iraquíes y Árabes, “Comunicado de apoyo del Consejo Central de Jeques de Tribus Iraquíes y Árabes”, 20 de agosto de 2009.
7. Izzat Ibrahim al-Duri, “Discurso del líder supremo del Frente Yihad y Liberación y jefe supremo de las Fuerzas Armadas, Izzat Ibrahim al-Duri, con motivo de la conmemoración de la Revolución del 17-30 de 1968”, 31 de julio de 2009.
8. Al Jazeera, “Llamamientos para unificar la resistencia”, 15 de agosto de 2009.
9. Al- Quds al-Arabi , 20 de agosto de 2008.
Traducción de los textos en árabe del autor
President Obama is no Dobbs or Arpaio…
By Roberto Dr. Cintli Rodriguez
On the issue of immigration, President Obama is no Arizona Sheriff Joe
Arpaio – the face of racial profiling. Neither is he CNN’s resident
xenophobe, Lou Dobbs, whose mission in life seems to be to lead the
nation into an ethnic cleansing frenzy.
Yet up to this point, President Obama’s immigration policies simply
appear to be enhanced versions of President Bush’s anti-immigrant
policies.
Ironically, despite the hype regarding Sen. John McCain being a friend
to migrants and to Mexicans/Latinos – most peoples from these
communities overwhelmingly supported President Obama – precisely
because of the president’s humane stance on immigration.
Most everyone understands that the president is not a magician, nor is
he a dictator, but he has been more than disappointing in his failure
to provide decisive leadership on this issue. Only the mass dragnet
immigration raids have stopped… if one doesn’t count Arpaio.
Arpaio is to Mexicans/Latinos what Sheriff Bull Conner was to the
1960s civil rights movement. Arpaio has taken it upon himself – first
with the blessing of Bush, and now Obama, to conduct massive raids
that indiscriminately target Mexicans/Latinos. He is able to do this
via the government’s 287(g) agreements with local law enforcement
agencies that enable local police officers to carry out immigration
duties. Obama has taken a very bad idea and has greatly expanded it
nationwide. This is sheer politics. He and his advisers figure that to
pass a comprehensive immigration reform bill, he needs to “act tough”
and cozy up to those who think of migrants as little better than
criminals and vermin.
The president could cancel this program outright, but chances are less
than slight that anything on this front will happen until he and
Congress get around to passing the much promised reform bill in 2010 –
after he has fixed both health care and the economy. This means that
migrants will continue to be criminalized and families forcibly
separated. It also means they will continue to die in the desert as a
result of policies designed by immigration officials, precisely with
the intent of steering migrants into the most remote and inhospitable
mountains and deserts (Tucson’s Derechos Humanos’ Arizona Recovered
Bodies Project actually reports that of the more than 5,000 bodies
found dead in the desert this past decade, many of these migrants have
suffered blunt trauma to the head, i.e, killed).
Yet even if this reform bill passes, judging by the way he has acted
during the health care debate, the human rights community is not
reassured that it will be fair and humane. His inability to stand up
to conservatives and extremists on any issue does not give anyone hope
that he will go to bat for one of the communities that believed in his
message of hope and change. He might as well let Dobbs write the bill
– who would simply call for a 2,000-mile militarized wall all along
the Southern border, plus the draconian apparatus to search and
conduct massive searches, arrests and deportations of some 12 million
undocumented migrants (20 million, according to extremists). At best,
there might include a provision that would remand some of these
migrants to a state of permanent subservience, with little or no human
rights (read Bracero program).
Perhaps the president needs a reminder regarding who voted for him in
the previous election; it was certainly not the conservatives and
extremists who hate everything about him. Those are the people – along
with their views and their values – that were overwhelmingly
repudiated in that election. And yet, it is they, similar to the
health care debate, who drive and dictate the terms of the immigration
debate.
A real solution will not be forthcoming if it is based on fear, hate
and propaganda. Creating a workable solution – as opposed to a
band-aid – necessitates viewing the issue not as a criminal matter,
but rather, as a labor and human rights issue. Part of this includes
understanding the destructive effect of NAFTA – the 1994 free trade
agreement between Canada, the United States and Mexico that has
devastated the Mexican countryside. It is this agreement that has
flooded cheap corn into Mexico, making it impossible for Mexican small
farmers to compete fairly against this U.S. subsidized product.
This agreement has had the exact opposite effect of the promises of
NAFTA. Millions continue to migrate northbound. Until this issue is
addressed – and it is highly unlikely that President Obama understands
this – the U.S. will continue to fill its privatized prisons and
detention centers with people guilty of simply trying to survive.
Rodriguez, an assistant professor at the University of Arizona, can be
reached at: XColumn@gmail.com
Roberto Dr. Cintli Rodriguez
Column of the Americas
PO BOX 85476
Tucson, AZ 85754
ARCHIVED COLUMN OF THE AMERICAS
On the issue of immigration, President Obama is no Arizona Sheriff Joe
Arpaio – the face of racial profiling. Neither is he CNN’s resident
xenophobe, Lou Dobbs, whose mission in life seems to be to lead the
nation into an ethnic cleansing frenzy.
Yet up to this point, President Obama’s immigration policies simply
appear to be enhanced versions of President Bush’s anti-immigrant
policies.
Ironically, despite the hype regarding Sen. John McCain being a friend
to migrants and to Mexicans/Latinos – most peoples from these
communities overwhelmingly supported President Obama – precisely
because of the president’s humane stance on immigration.
Most everyone understands that the president is not a magician, nor is
he a dictator, but he has been more than disappointing in his failure
to provide decisive leadership on this issue. Only the mass dragnet
immigration raids have stopped… if one doesn’t count Arpaio.
Arpaio is to Mexicans/Latinos what Sheriff Bull Conner was to the
1960s civil rights movement. Arpaio has taken it upon himself – first
with the blessing of Bush, and now Obama, to conduct massive raids
that indiscriminately target Mexicans/Latinos. He is able to do this
via the government’s 287(g) agreements with local law enforcement
agencies that enable local police officers to carry out immigration
duties. Obama has taken a very bad idea and has greatly expanded it
nationwide. This is sheer politics. He and his advisers figure that to
pass a comprehensive immigration reform bill, he needs to “act tough”
and cozy up to those who think of migrants as little better than
criminals and vermin.
The president could cancel this program outright, but chances are less
than slight that anything on this front will happen until he and
Congress get around to passing the much promised reform bill in 2010 –
after he has fixed both health care and the economy. This means that
migrants will continue to be criminalized and families forcibly
separated. It also means they will continue to die in the desert as a
result of policies designed by immigration officials, precisely with
the intent of steering migrants into the most remote and inhospitable
mountains and deserts (Tucson’s Derechos Humanos’ Arizona Recovered
Bodies Project actually reports that of the more than 5,000 bodies
found dead in the desert this past decade, many of these migrants have
suffered blunt trauma to the head, i.e, killed).
Yet even if this reform bill passes, judging by the way he has acted
during the health care debate, the human rights community is not
reassured that it will be fair and humane. His inability to stand up
to conservatives and extremists on any issue does not give anyone hope
that he will go to bat for one of the communities that believed in his
message of hope and change. He might as well let Dobbs write the bill
– who would simply call for a 2,000-mile militarized wall all along
the Southern border, plus the draconian apparatus to search and
conduct massive searches, arrests and deportations of some 12 million
undocumented migrants (20 million, according to extremists). At best,
there might include a provision that would remand some of these
migrants to a state of permanent subservience, with little or no human
rights (read Bracero program).
Perhaps the president needs a reminder regarding who voted for him in
the previous election; it was certainly not the conservatives and
extremists who hate everything about him. Those are the people – along
with their views and their values – that were overwhelmingly
repudiated in that election. And yet, it is they, similar to the
health care debate, who drive and dictate the terms of the immigration
debate.
A real solution will not be forthcoming if it is based on fear, hate
and propaganda. Creating a workable solution – as opposed to a
band-aid – necessitates viewing the issue not as a criminal matter,
but rather, as a labor and human rights issue. Part of this includes
understanding the destructive effect of NAFTA – the 1994 free trade
agreement between Canada, the United States and Mexico that has
devastated the Mexican countryside. It is this agreement that has
flooded cheap corn into Mexico, making it impossible for Mexican small
farmers to compete fairly against this U.S. subsidized product.
This agreement has had the exact opposite effect of the promises of
NAFTA. Millions continue to migrate northbound. Until this issue is
addressed – and it is highly unlikely that President Obama understands
this – the U.S. will continue to fill its privatized prisons and
detention centers with people guilty of simply trying to survive.
Rodriguez, an assistant professor at the University of Arizona, can be
reached at: XColumn@gmail.com
Roberto Dr. Cintli Rodriguez
Column of the Americas
PO BOX 85476
Tucson, AZ 85754
ARCHIVED COLUMN OF THE AMERICAS
La Prioridad de una Cooperación Norte-Sur Coherente
Entrevista a Mila Incer y Angelika Süllow, coordinadoras de la plataforma UNITE en Nicaragua
Sergio Ferrari
Rebelión
Centroamérica ha sido, en las últimas tres décadas, uno de los polos principales de la cooperación internacional. Centenares de voluntarios europeos han trabajado en esa región. Principalmente en Nicaragua, aunque también en El Salvador y en Costa Rica. Más de una veintena de cooperantes suizos colaboran actualmente en una diversidad de proyectos y con muy variadas contrapartes. Desde el inicio de los años noventa, se estableció en Managua (Nicaragua) una coordinación binacional que asegura un seguimiento de calidad. La misma reúne a cinco ONG suizas: GVOM, Interteam, Eirene, E-CHANGER e Interagire, todas miembros de la plataforma UNITE. Mila Incer y Angelika Süllow, son las actuales coordinadoras de UNITE con base en Managua. Mila Incer, psicóloga con una formación adicional en administración de empresas, es nicaragüense y cuenta con una experiencia de más de veinte años en la cooperación internacional. Angelika Süllow, de nacionalidad alemana, reside en Nicaragua desde hace 17 años. Es ingeniera agrónoma con una vasta experiencia en trabajo de campo en el interior del país.
P: Centroamérica vive, desde hace algunos años, una nueva realidad política. Con una activa presencia de movimientos sociales y gobiernos con sensibilidad social, particularmente en Nicaragua y El Salvador. ¿Exige este marco una re-evaluación o un repensar de la cooperación?
AS: En efecto, las organizaciones de la sociedad civil trabajan intensamente, en muchos casos, incluso, independientemente de los gobiernos. Y se consolidan redes nacionales y regionales en temas sensibles como el comercio justo, contra los organismos genéticamente modificados, a favor del derecho de las mujeres. Todo esto debemos reforzarlo. Pienso que los cambios políticos en marcha en El Salvador y Nicaragua pueden darle un impulso a esta dinámica en marcha. Algunas organizaciones contrapartes anticipan cuestionamientos a ciertos aspectos de la cooperación. No ven con buenos ojos cuando, por ejemplo, se producen recortes en el apoyo internacional por cuestiones políticas. Esto afecta sobre todo a la población pobre. La cooperación en el futuro deberá fomentar la capacidad de dialogo entre norte y sur. Es preciso saber escuchar. Los cooperantes ven, viven y escuchan de más cerca. Esta es su ventaja. Pueden ser verdaderas correas de transmisión entre realidades tan diversas...
“POTENCIALIZAR A LAS CONTRAPARTES”
P: ¿Cuál es la principal tarea de la Coordinación de los voluntarios suizos en Centroamérica?
MI: Contribuir a que las contrapartes (copartes) centroamericanas puedan aprovechar lo mejor posible la cooperación solidaria ejercida por los cooperantes. Quienes a su vez, siguen aportando muy activamente a la sensibilización de la sociedad civil helvética. Estos dos elementos continúan siendo desafíos, objetivos y retos esenciales.
AS: En los últimos años ha habido mayores cuestionamientos en relación al tema del impacto de la cooperación en general. De lo que no se excluyen las ONG de intercambio de personas. Nuestro rol es de seguir cultivando y promoviendo la plusvalía de este tipo específico de cooperación. Siento que la misma está sólidamente enraizada en Suiza. Este es un elemento importante. Esas raíces junto con los intercambios sur-norte y norte-sur, así como las innovaciones en cuanto a los intercambios sur-sur, constituyen algo único. En otras cooperaciones europeas, como la alemana, no veo tan marcados estos ingredientes. Con otro plus adicional: la fortaleza del diálogo intercultural que se ejerce con mucha conciencia.
P: Tan pronto que hablamos de especificidad, aparece el tema de la interculturalidad y del trabajo de la sensibilización en Suiza...
MI: Están muy presentes en las prioridades de las ONG que representamos. Y se constata en la preparación de los futuros voluntarios, antes de venir y en el compromiso de los cooperantes , m uchas veces estrechamente ligado s a un grupo de personas que en Suiza les apoyan durante su afectación. Todo esto es clave.
P: ¿En qué áreas trabajan los voluntarios?
MI: A nivel de sectores, todas las ONG suizas coinciden en lo social y derechos humanos en una visión amplia (derechos de las mujeres, de la niñez, de las minorías, etc.). La mayoría también colabora con la educación; la producción, comercialización, seguridad y soberanía alimentarias, y protección al medio ambiente. En cuanto a los roles y funciones. En una etapa anterior, había muchos voluntarios suizos que trabajaban directamente en la base, con la población. Ahora predomina el reforzamiento a organizaciones e instituciones locales; mediante la capacitación de multiplicadores; asesoría metodológica, planificación estratégica y programática, etc.
P: ¿Evalúan ese cambio de perfil como positivo o negativo?
MI: Es la respuesta a una necesidad. Son las contrapartes locales quienes solicitan esos tipos de recursos humanos. La mezcla del trabajo en esos dos niveles, la base y el reforzamiento institucional, son importantes. Incluso muchos voluntarios, aunque trabajen a nivel más institucional, buscan de interactuar con la gente en la base para conocer sus necesidades, y poder asesorar a las contrapartes pero a partir de la realidad concreta. No debería haber un divorcio total entre los dos niveles de la práctica .
AS: Por ejemplo, en la esfera de la producción agrícola, el acompañamiento técnico solo no basta. Debe estar empapado de una metodología que realmente funcione, que permita estructurar organizativas idóneos para la gente. Si el aporte técnico no está adaptado a la forma en que la gente se organiza y con las cuales se identifica, que respete sus conocimientos empíricos, entonces no logrará promover autonomía.
P: Si bien entiendo, los cooperantes suizos que llegan quieren tener un contacto o, incluso, un trabajo directo con la base...
MI: Sí. Es casi general. Y se entiende. Los cooperantes tienen como objetivo lograr efectos multiplicadores. Y para lograrlo deben conocer cuáles son los beneficiarios directos, sus necesidades de formación y capacitación. Lo que constatamos es el casi permanente intercambio de conocimientos de ambos lados. Se da un enriquecimiento mutuo.
ASEGURAR LA SUSTENTABILIDAD A LARGO PLAZO
P: Un tema que preocupa de más en más a la cooperación oficial y, por ende, a las ONG de envío, es el del impacto del trabajo del cooperante. ¿Es problemático identificar los impactos?
MI: Depende del tipo de misión. En algunos tipos de afectación los objetivos y actividades son fácilmente mesurables. En otros casos, es más complicado. A veces, lo más complejo, es poder medir el impacto del trabajo del cooperante por sí solo. Normalmente muchas tareas se desarrollan con un colectivo, en equipo .
AS: Y depende también de cómo se mide. A veces prevalece el interés de lo cuantitativo a lo cualitativo. La visión del impacto se modificará según los parámetros. Y el aspecto de reforzar o crear sinergias debe ser un elemento clave en la medición. Por otra parte, en este tipo de cooperación, los impactos exigen largos plazos...Una cosa es venir para armar una bicicleta. Otra para armar la bicicleta y enseñar a manejarla. Algo muy distinto será todo lo anterior pero incluyendo también el discernimiento del beneficiario para decidir cuando usa la bicicleta o cuando un carro o cuando va a pie...En general está ligado a procesos de tiempo medio o largo. A veces plazos que van más allá de la simple asignación de un voluntario. Estoy convencida que el mayor impacto de un recurso humano que llega de afuera se da entre el 3er y 5to año de presencia. Pienso que sería importante flexibilizar la duración de los contratos.
MI: Entraría también el concepto de ser sustentable a largo plazo. Muchas veces un cooperante capacita a un equipo. Pero en nuestros países hay muchos y constantes cambios de puestos de trabajo de parte del personal local. Y gente capacitada por un voluntario puede cambiar a otra institución...De hecho allí aportará los conocimientos adquiridos, pero no será a la contraparte original. Pero serán recursos capacitados positivamente para el país, independientemente de la propia vida de una contraparte. Todo esto no siempre es simple a medir y conceptualizar.
P: Sería importante, para terminar, conocer vuestra visión sobre desafíos futuros de esta forma especial de cooperación Norte-Sur...
AS: Habría mucho para hablar, para especular, para soñar. A veces pienso que un aporte adicional del intercambio de personas sería intensificar las misiones Sur-Norte. Es decir, gente de Centroamérica que vaya a Suiza a aprender aspectos determinados que reforzarán luego la capacidad de su organización. Otro elemento sustantivo de esta modalidad de cooperación son los intercambios Sur-Sur. Hemos promovido y participado en varias experiencias, y todas han sido muy positivas y enriquecedoras. Incluso pensando en la sensibilización hacia Suiza en particular y el Norte en general. Es real que hay mucho para reflexionar sobre la forma de comunicar y sensibilizar en los países del Norte, los aspectos positivos de lo que se vive en un proyecto y en una práctica cotidiana en el Sur. En este rubro, aunque se hace ya mucho – y eso es un distintivo de la cooperación helvética- , existen siempre espacios enormes a explorar.
Colaboración de prensa UNITE / E-CHANGER
Sergio Ferrari
Rebelión
Centroamérica ha sido, en las últimas tres décadas, uno de los polos principales de la cooperación internacional. Centenares de voluntarios europeos han trabajado en esa región. Principalmente en Nicaragua, aunque también en El Salvador y en Costa Rica. Más de una veintena de cooperantes suizos colaboran actualmente en una diversidad de proyectos y con muy variadas contrapartes. Desde el inicio de los años noventa, se estableció en Managua (Nicaragua) una coordinación binacional que asegura un seguimiento de calidad. La misma reúne a cinco ONG suizas: GVOM, Interteam, Eirene, E-CHANGER e Interagire, todas miembros de la plataforma UNITE. Mila Incer y Angelika Süllow, son las actuales coordinadoras de UNITE con base en Managua. Mila Incer, psicóloga con una formación adicional en administración de empresas, es nicaragüense y cuenta con una experiencia de más de veinte años en la cooperación internacional. Angelika Süllow, de nacionalidad alemana, reside en Nicaragua desde hace 17 años. Es ingeniera agrónoma con una vasta experiencia en trabajo de campo en el interior del país.
P: Centroamérica vive, desde hace algunos años, una nueva realidad política. Con una activa presencia de movimientos sociales y gobiernos con sensibilidad social, particularmente en Nicaragua y El Salvador. ¿Exige este marco una re-evaluación o un repensar de la cooperación?
AS: En efecto, las organizaciones de la sociedad civil trabajan intensamente, en muchos casos, incluso, independientemente de los gobiernos. Y se consolidan redes nacionales y regionales en temas sensibles como el comercio justo, contra los organismos genéticamente modificados, a favor del derecho de las mujeres. Todo esto debemos reforzarlo. Pienso que los cambios políticos en marcha en El Salvador y Nicaragua pueden darle un impulso a esta dinámica en marcha. Algunas organizaciones contrapartes anticipan cuestionamientos a ciertos aspectos de la cooperación. No ven con buenos ojos cuando, por ejemplo, se producen recortes en el apoyo internacional por cuestiones políticas. Esto afecta sobre todo a la población pobre. La cooperación en el futuro deberá fomentar la capacidad de dialogo entre norte y sur. Es preciso saber escuchar. Los cooperantes ven, viven y escuchan de más cerca. Esta es su ventaja. Pueden ser verdaderas correas de transmisión entre realidades tan diversas...
“POTENCIALIZAR A LAS CONTRAPARTES”
P: ¿Cuál es la principal tarea de la Coordinación de los voluntarios suizos en Centroamérica?
MI: Contribuir a que las contrapartes (copartes) centroamericanas puedan aprovechar lo mejor posible la cooperación solidaria ejercida por los cooperantes. Quienes a su vez, siguen aportando muy activamente a la sensibilización de la sociedad civil helvética. Estos dos elementos continúan siendo desafíos, objetivos y retos esenciales.
AS: En los últimos años ha habido mayores cuestionamientos en relación al tema del impacto de la cooperación en general. De lo que no se excluyen las ONG de intercambio de personas. Nuestro rol es de seguir cultivando y promoviendo la plusvalía de este tipo específico de cooperación. Siento que la misma está sólidamente enraizada en Suiza. Este es un elemento importante. Esas raíces junto con los intercambios sur-norte y norte-sur, así como las innovaciones en cuanto a los intercambios sur-sur, constituyen algo único. En otras cooperaciones europeas, como la alemana, no veo tan marcados estos ingredientes. Con otro plus adicional: la fortaleza del diálogo intercultural que se ejerce con mucha conciencia.
P: Tan pronto que hablamos de especificidad, aparece el tema de la interculturalidad y del trabajo de la sensibilización en Suiza...
MI: Están muy presentes en las prioridades de las ONG que representamos. Y se constata en la preparación de los futuros voluntarios, antes de venir y en el compromiso de los cooperantes , m uchas veces estrechamente ligado s a un grupo de personas que en Suiza les apoyan durante su afectación. Todo esto es clave.
P: ¿En qué áreas trabajan los voluntarios?
MI: A nivel de sectores, todas las ONG suizas coinciden en lo social y derechos humanos en una visión amplia (derechos de las mujeres, de la niñez, de las minorías, etc.). La mayoría también colabora con la educación; la producción, comercialización, seguridad y soberanía alimentarias, y protección al medio ambiente. En cuanto a los roles y funciones. En una etapa anterior, había muchos voluntarios suizos que trabajaban directamente en la base, con la población. Ahora predomina el reforzamiento a organizaciones e instituciones locales; mediante la capacitación de multiplicadores; asesoría metodológica, planificación estratégica y programática, etc.
P: ¿Evalúan ese cambio de perfil como positivo o negativo?
MI: Es la respuesta a una necesidad. Son las contrapartes locales quienes solicitan esos tipos de recursos humanos. La mezcla del trabajo en esos dos niveles, la base y el reforzamiento institucional, son importantes. Incluso muchos voluntarios, aunque trabajen a nivel más institucional, buscan de interactuar con la gente en la base para conocer sus necesidades, y poder asesorar a las contrapartes pero a partir de la realidad concreta. No debería haber un divorcio total entre los dos niveles de la práctica .
AS: Por ejemplo, en la esfera de la producción agrícola, el acompañamiento técnico solo no basta. Debe estar empapado de una metodología que realmente funcione, que permita estructurar organizativas idóneos para la gente. Si el aporte técnico no está adaptado a la forma en que la gente se organiza y con las cuales se identifica, que respete sus conocimientos empíricos, entonces no logrará promover autonomía.
P: Si bien entiendo, los cooperantes suizos que llegan quieren tener un contacto o, incluso, un trabajo directo con la base...
MI: Sí. Es casi general. Y se entiende. Los cooperantes tienen como objetivo lograr efectos multiplicadores. Y para lograrlo deben conocer cuáles son los beneficiarios directos, sus necesidades de formación y capacitación. Lo que constatamos es el casi permanente intercambio de conocimientos de ambos lados. Se da un enriquecimiento mutuo.
ASEGURAR LA SUSTENTABILIDAD A LARGO PLAZO
P: Un tema que preocupa de más en más a la cooperación oficial y, por ende, a las ONG de envío, es el del impacto del trabajo del cooperante. ¿Es problemático identificar los impactos?
MI: Depende del tipo de misión. En algunos tipos de afectación los objetivos y actividades son fácilmente mesurables. En otros casos, es más complicado. A veces, lo más complejo, es poder medir el impacto del trabajo del cooperante por sí solo. Normalmente muchas tareas se desarrollan con un colectivo, en equipo .
AS: Y depende también de cómo se mide. A veces prevalece el interés de lo cuantitativo a lo cualitativo. La visión del impacto se modificará según los parámetros. Y el aspecto de reforzar o crear sinergias debe ser un elemento clave en la medición. Por otra parte, en este tipo de cooperación, los impactos exigen largos plazos...Una cosa es venir para armar una bicicleta. Otra para armar la bicicleta y enseñar a manejarla. Algo muy distinto será todo lo anterior pero incluyendo también el discernimiento del beneficiario para decidir cuando usa la bicicleta o cuando un carro o cuando va a pie...En general está ligado a procesos de tiempo medio o largo. A veces plazos que van más allá de la simple asignación de un voluntario. Estoy convencida que el mayor impacto de un recurso humano que llega de afuera se da entre el 3er y 5to año de presencia. Pienso que sería importante flexibilizar la duración de los contratos.
MI: Entraría también el concepto de ser sustentable a largo plazo. Muchas veces un cooperante capacita a un equipo. Pero en nuestros países hay muchos y constantes cambios de puestos de trabajo de parte del personal local. Y gente capacitada por un voluntario puede cambiar a otra institución...De hecho allí aportará los conocimientos adquiridos, pero no será a la contraparte original. Pero serán recursos capacitados positivamente para el país, independientemente de la propia vida de una contraparte. Todo esto no siempre es simple a medir y conceptualizar.
P: Sería importante, para terminar, conocer vuestra visión sobre desafíos futuros de esta forma especial de cooperación Norte-Sur...
AS: Habría mucho para hablar, para especular, para soñar. A veces pienso que un aporte adicional del intercambio de personas sería intensificar las misiones Sur-Norte. Es decir, gente de Centroamérica que vaya a Suiza a aprender aspectos determinados que reforzarán luego la capacidad de su organización. Otro elemento sustantivo de esta modalidad de cooperación son los intercambios Sur-Sur. Hemos promovido y participado en varias experiencias, y todas han sido muy positivas y enriquecedoras. Incluso pensando en la sensibilización hacia Suiza en particular y el Norte en general. Es real que hay mucho para reflexionar sobre la forma de comunicar y sensibilizar en los países del Norte, los aspectos positivos de lo que se vive en un proyecto y en una práctica cotidiana en el Sur. En este rubro, aunque se hace ya mucho – y eso es un distintivo de la cooperación helvética- , existen siempre espacios enormes a explorar.
Colaboración de prensa UNITE / E-CHANGER
9/14/09
The Supreme Court and Corporate Money
The Four Courtsmen of the Apocalypse
By HARVEY WASSERMAN
CounterPunch
The Four Courtsmen of the Apocalypse are poised to finally bury American democracy in corporate money. The most powerful institution in human history---the global corporation---may soon take definitive possession of our electoral process.
It could happen very soon.
While America agonizes over health care, energy and war, Justices John Roberts, Antonin Scalia, Sam Alito and Clarence Thomas could make it all moot. They may now have the fifth Supreme Court vote they need to open the final floodgates on corporate spending in political campaigns.
In short, the Court may be poised to shred a century of judicial and legislative attempts to preserve even a semblance of restraint on how Big Money buys laws and legal decisions. The ensuing tsumani of corporate cash could turn every election hence into a series of virtual slave auctions, with victory guaranteed only to those candidates who most effectively grovel at the feet of the best-heeled lobbyists.
Not that this is so different from what we have now. The barriers against cash dominating our elections have already proven amazingly ineffective.
But a century ago, corporations were barred from directly contributing to political campaigns. The courts have upheld many of the key requirements.
Meanwhile the barons of Big Money have metastasized into all-powerful electoral juggernauts. The sum total of all these laws, right up to the recently riddled McCain-Feingold mandates, has been to force the corporations to hire a few extra lawyers, accountants and talk show bloviators to run interference for them.
Even that may be too much for the Court's corporate core. John Roberts' Supremes may now be fast-tracking a decision on CITIZENS UNITED v. FEDERAL ELECTION COMMISSION, centered on a corporate-financed campaign film attacking Hillary Clinton. According to the Washington Post's account of oral arguments, "a majority of the court seemed impatient with an increasingly complicated federal scheme intended to curb the role of corporations, unions and special interest groups in elections."
Former solicitor general Theodore B. Olson, who in 2000 "persuaded" the Court to stop a recount of votes in Florida and put George W. Bush in the White House, said such laws "smothered" the First Amendment and "criminalized" free speech.
The conservative Gang of Four has already been joined by Anthony Kennedy, the Court's swing voter, in signaling the likely overturn of two previous decisions upholding laws that ban direct corporate spending in elections.
When he was confirmed as the Court's Chief, Roberts promised Congress he would be loathe to overturn major legal precedents. But the signals of betrayal now seem so clear that Senators John McCain and Russell Feingold have issued personal statements warning Roberts that a radical assault on campaign finance laws would be considered a breach of faith with the Congress that confirmed him.
Liberal Justice Ruth Bader Ginsburg did assert during oral arguments that "a corporation, after all, is not endowed by its creator with inalienable rights."
But since the 1880s the courts have generally granted corporations human rights with no human responsibilities. Thom Hartmann (UNEQUAL PROTECTION) and Ted Nace (GANGS OF AMERICA) have shown with infuriating detail how corporate lawyers twisted the 14th Amendment, designed to protect the rights of freed slaves, into a legal weapon used to bludgeon the democratic process into submission.
Civil libertarians like Floyd Abrams and the American Civil Liberties Union have somehow argued that depriving these mega-conglomerations of cash and greed their "right" to buy elections might somehow impinge on the First Amendment.
But the contradiction between human rights and corporate power is at the core of the cancer now killing our democracy. As early as 1815 Thomas Jefferson joined Tom Paine in warning against the power of "the moneyed aristocracy." In 1863 sometime railroad lawyer Abraham Lincoln compared the evils of corporate power with those of slavery. By the late 1870s Rutherford B. Hayes, himself the beneficiary of a stolen election, mourned a government "of, by and for the corporations."
The original US corporations---there were six at the time of the Revolution---were chartered by the states, and restricted as to what kinds of business they might do and where. After the Civil War, those restrictions were erased. As Richard Grossman and the Project on Corporate Law & Democracy have shown, the elastic nature of the corporate charter has birthed a mutant institution whose unrestrained money and power has transformed the planet.
Simply put, globalized corporations, operating solely for profit, have become the most dominant institutions in human history, transcending ancient emperors, feudal lords, monarchs, dictators and even the church in their wealth, reach and ability to dominate all avenues of economic and cultural life.
The Roberts Court now seems intent on disposing of the feeble, flimsy McCain-Feingold campaign finance law as well as the 1990 AUSTIN decision that upheld a state law barring corporations from spending to defeat a specific candidate.
Scalia, Kennedy and Thomas all voted to overturn McCain-Feingold in 2003, and nobody doubts Roberts and Alito will join them now. The only question seems centered on how broad the erasure will be. This, after all, is a "conservative" wing whose intellectual leader, Antonin Scalia, recently argued that wrongly convicted citizens can be put to death even if new evidence confirms their innocence.
Should our worst fears be realized, the torrent of cash into the electoral process could sweep all else before it. With five corporations controlling the major media and all members of the courts, Congress and the Executive at the mercy of corporate largess, who will heed the people?
"We don't put our First Amendment rights in the hands of Federal Election Commission bureaucrats," said Roberts said in the oral arguments.
Instead he may put ALL our rights in the hands of a board room barony whose global reach and financial dominance are without precedent.
At this point, only an irreversible ban on ALL private campaign money---corporate or otherwise---might save the ability of our common citizenry to be heard. Those small pockets where public financing and enforceable restrictions have been tried DO work.
A rewrite of all corporate charters must ban political activity and demand strict accountability for what they do to their workers, the natural environment and the common good.
It was the property of the world's first global corporation---the East India Tea Company---that our revolutionary ancestors pitched into Boston Harbor. Without a revolution to now obliterate corporate personhood and the "right" to buy elections, we might just as well throw in the illusion of a free government.
This imminent, much-feared Court decision on campaign finance is likely to make the issue of corporate money versus real democracy as clear as it's ever been.
Likewise the consequences.
Harvey Wasserman has been writing about atomic energy and the green alternatives since 1973. His 1982 assertion to Bryant Gumbel on NBC's TODAY Show that people were killed at TMI sparked a national mailing from the reactor industry demanding a retraction. NBC was later bought by Westinghouse, still a major force pushing atomic power. He is the author of SOLARTOPIA! Our Green-Powered Earth, A.D. 2030, is at www.solartopia.org. He can be reached at: Windhw@aol.com
By HARVEY WASSERMAN
CounterPunch
The Four Courtsmen of the Apocalypse are poised to finally bury American democracy in corporate money. The most powerful institution in human history---the global corporation---may soon take definitive possession of our electoral process.
It could happen very soon.
While America agonizes over health care, energy and war, Justices John Roberts, Antonin Scalia, Sam Alito and Clarence Thomas could make it all moot. They may now have the fifth Supreme Court vote they need to open the final floodgates on corporate spending in political campaigns.
In short, the Court may be poised to shred a century of judicial and legislative attempts to preserve even a semblance of restraint on how Big Money buys laws and legal decisions. The ensuing tsumani of corporate cash could turn every election hence into a series of virtual slave auctions, with victory guaranteed only to those candidates who most effectively grovel at the feet of the best-heeled lobbyists.
Not that this is so different from what we have now. The barriers against cash dominating our elections have already proven amazingly ineffective.
But a century ago, corporations were barred from directly contributing to political campaigns. The courts have upheld many of the key requirements.
Meanwhile the barons of Big Money have metastasized into all-powerful electoral juggernauts. The sum total of all these laws, right up to the recently riddled McCain-Feingold mandates, has been to force the corporations to hire a few extra lawyers, accountants and talk show bloviators to run interference for them.
Even that may be too much for the Court's corporate core. John Roberts' Supremes may now be fast-tracking a decision on CITIZENS UNITED v. FEDERAL ELECTION COMMISSION, centered on a corporate-financed campaign film attacking Hillary Clinton. According to the Washington Post's account of oral arguments, "a majority of the court seemed impatient with an increasingly complicated federal scheme intended to curb the role of corporations, unions and special interest groups in elections."
Former solicitor general Theodore B. Olson, who in 2000 "persuaded" the Court to stop a recount of votes in Florida and put George W. Bush in the White House, said such laws "smothered" the First Amendment and "criminalized" free speech.
The conservative Gang of Four has already been joined by Anthony Kennedy, the Court's swing voter, in signaling the likely overturn of two previous decisions upholding laws that ban direct corporate spending in elections.
When he was confirmed as the Court's Chief, Roberts promised Congress he would be loathe to overturn major legal precedents. But the signals of betrayal now seem so clear that Senators John McCain and Russell Feingold have issued personal statements warning Roberts that a radical assault on campaign finance laws would be considered a breach of faith with the Congress that confirmed him.
Liberal Justice Ruth Bader Ginsburg did assert during oral arguments that "a corporation, after all, is not endowed by its creator with inalienable rights."
But since the 1880s the courts have generally granted corporations human rights with no human responsibilities. Thom Hartmann (UNEQUAL PROTECTION) and Ted Nace (GANGS OF AMERICA) have shown with infuriating detail how corporate lawyers twisted the 14th Amendment, designed to protect the rights of freed slaves, into a legal weapon used to bludgeon the democratic process into submission.
Civil libertarians like Floyd Abrams and the American Civil Liberties Union have somehow argued that depriving these mega-conglomerations of cash and greed their "right" to buy elections might somehow impinge on the First Amendment.
But the contradiction between human rights and corporate power is at the core of the cancer now killing our democracy. As early as 1815 Thomas Jefferson joined Tom Paine in warning against the power of "the moneyed aristocracy." In 1863 sometime railroad lawyer Abraham Lincoln compared the evils of corporate power with those of slavery. By the late 1870s Rutherford B. Hayes, himself the beneficiary of a stolen election, mourned a government "of, by and for the corporations."
The original US corporations---there were six at the time of the Revolution---were chartered by the states, and restricted as to what kinds of business they might do and where. After the Civil War, those restrictions were erased. As Richard Grossman and the Project on Corporate Law & Democracy have shown, the elastic nature of the corporate charter has birthed a mutant institution whose unrestrained money and power has transformed the planet.
Simply put, globalized corporations, operating solely for profit, have become the most dominant institutions in human history, transcending ancient emperors, feudal lords, monarchs, dictators and even the church in their wealth, reach and ability to dominate all avenues of economic and cultural life.
The Roberts Court now seems intent on disposing of the feeble, flimsy McCain-Feingold campaign finance law as well as the 1990 AUSTIN decision that upheld a state law barring corporations from spending to defeat a specific candidate.
Scalia, Kennedy and Thomas all voted to overturn McCain-Feingold in 2003, and nobody doubts Roberts and Alito will join them now. The only question seems centered on how broad the erasure will be. This, after all, is a "conservative" wing whose intellectual leader, Antonin Scalia, recently argued that wrongly convicted citizens can be put to death even if new evidence confirms their innocence.
Should our worst fears be realized, the torrent of cash into the electoral process could sweep all else before it. With five corporations controlling the major media and all members of the courts, Congress and the Executive at the mercy of corporate largess, who will heed the people?
"We don't put our First Amendment rights in the hands of Federal Election Commission bureaucrats," said Roberts said in the oral arguments.
Instead he may put ALL our rights in the hands of a board room barony whose global reach and financial dominance are without precedent.
At this point, only an irreversible ban on ALL private campaign money---corporate or otherwise---might save the ability of our common citizenry to be heard. Those small pockets where public financing and enforceable restrictions have been tried DO work.
A rewrite of all corporate charters must ban political activity and demand strict accountability for what they do to their workers, the natural environment and the common good.
It was the property of the world's first global corporation---the East India Tea Company---that our revolutionary ancestors pitched into Boston Harbor. Without a revolution to now obliterate corporate personhood and the "right" to buy elections, we might just as well throw in the illusion of a free government.
This imminent, much-feared Court decision on campaign finance is likely to make the issue of corporate money versus real democracy as clear as it's ever been.
Likewise the consequences.
Harvey Wasserman has been writing about atomic energy and the green alternatives since 1973. His 1982 assertion to Bryant Gumbel on NBC's TODAY Show that people were killed at TMI sparked a national mailing from the reactor industry demanding a retraction. NBC was later bought by Westinghouse, still a major force pushing atomic power. He is the author of SOLARTOPIA! Our Green-Powered Earth, A.D. 2030, is at www.solartopia.org. He can be reached at: Windhw@aol.com
Minga Global por la Madre Tierra: "Salvemos el Planeta"
Del 12 al 16 de octubre
Minga Informativa de Movimientos Sociales
Bajo el lema "Salvemos el planeta", del 12 al 16 de octubre se realizará la "Minga Global por la Madre Tierra: Movilización Mundial contra la contaminación, la mercantilización de la vida y los bienes naturales, la militarización y la criminalización social".
"Minga", palabra kichwa, significa trabajo o acción comunitaria, colectiva, conjunta, solidaria. La Minga Global por la Madre Tierra es una iniciativa lanzada durante el Foro Social Mundial 2009, en Belem, Brasil, donde fue planteada por los movimientos indígenas y acogida por la Asamblea de Movimientos Sociales y por muchas organizaciones y redes sociales de América Latina y otros continentes.
P señala que: " El capitalismo colonial/moderno fue iniciado hace siglos e impuesto en el continente americano con la invasión del 12 de Octubre de 1492. Esta dio inicio al saqueo global e inventó las teorías de “razas” para justificar el etnocidio americano, la incursión en África para la trata de esclavos y el saqueo de otros continentes. Estos genocidios no han cesado y se sostienen en el poder gracias al capital transnacional y apoyo militar. Esta explotación /opresión global capitalista produce el calentamiento global que nos lleva al suicidio planetario."
La Minga Global fue ratificada en la IV Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Abya Yala, que se reunió en Puno, Perú, del 27 al 31 de mayo. En la Declaración de Mama Quta Titikaka, se expresan varias alternativas y propuestas: "Ofrecer una alternativa de vida frente a la civilización de la muerte, recogiendo nuestras raíces para proyectarnos al futuro, con nuestros principios y prácticas de equilibrio entre los hombres, mujeres, Madre Tierra, espiritualidades, culturas y pueblos, que denominamos Buen Vivir / Vivir Bien... Defender la soberanía alimentaria, priorizando los cultivos nativos, el consumo interno y las economías comunitarias. Mandato para que nuestras organizaciones profundicen nuestras estrategias Buen Vivir y las ejerciten desde nuestros gobiernos comunitarios".
Durante la IV Cumbre también se propuso, como parte de la plataforma de la Minga Global, la construcción de un Tribunal de Justicia Climática: "que juzgue a las empresas transnacionales y los gobiernos cómplices que depredan la Madre Naturaleza, saquean nuestros bienes naturales y vulneran nuestros derechos, como el primer paso hacia una Corte Internacional sobre Delitos Ambientales." También hay propuestas para enfrentar los TLC, la neocolonialidad, la criminalización social y militarización a través de alianzas y una amplia movilización.
La Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas –CAOI- propone entre otras actividades para la semana del Lunes 12 al Viernes 16 de octubre 2009:
La Minga Informativa de Movimientos Sociales estará haciendo una cobertura informativa de la movilización. Para más información sobre la Minga Global por la Madre Tierra visita la siguiente página web
Cartel de la Minga Global:
pequeño (96 kb)
grande
(3117 kb)
Minga Informativa de Movimientos Sociales
Bajo el lema "Salvemos el planeta", del 12 al 16 de octubre se realizará la "Minga Global por la Madre Tierra: Movilización Mundial contra la contaminación, la mercantilización de la vida y los bienes naturales, la militarización y la criminalización social".
"Minga", palabra kichwa, significa trabajo o acción comunitaria, colectiva, conjunta, solidaria. La Minga Global por la Madre Tierra es una iniciativa lanzada durante el Foro Social Mundial 2009, en Belem, Brasil, donde fue planteada por los movimientos indígenas y acogida por la Asamblea de Movimientos Sociales y por muchas organizaciones y redes sociales de América Latina y otros continentes.
P señala que: " El capitalismo colonial/moderno fue iniciado hace siglos e impuesto en el continente americano con la invasión del 12 de Octubre de 1492. Esta dio inicio al saqueo global e inventó las teorías de “razas” para justificar el etnocidio americano, la incursión en África para la trata de esclavos y el saqueo de otros continentes. Estos genocidios no han cesado y se sostienen en el poder gracias al capital transnacional y apoyo militar. Esta explotación /opresión global capitalista produce el calentamiento global que nos lleva al suicidio planetario."
La Minga Global fue ratificada en la IV Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Abya Yala, que se reunió en Puno, Perú, del 27 al 31 de mayo. En la Declaración de Mama Quta Titikaka, se expresan varias alternativas y propuestas: "Ofrecer una alternativa de vida frente a la civilización de la muerte, recogiendo nuestras raíces para proyectarnos al futuro, con nuestros principios y prácticas de equilibrio entre los hombres, mujeres, Madre Tierra, espiritualidades, culturas y pueblos, que denominamos Buen Vivir / Vivir Bien... Defender la soberanía alimentaria, priorizando los cultivos nativos, el consumo interno y las economías comunitarias. Mandato para que nuestras organizaciones profundicen nuestras estrategias Buen Vivir y las ejerciten desde nuestros gobiernos comunitarios".
Durante la IV Cumbre también se propuso, como parte de la plataforma de la Minga Global, la construcción de un Tribunal de Justicia Climática: "que juzgue a las empresas transnacionales y los gobiernos cómplices que depredan la Madre Naturaleza, saquean nuestros bienes naturales y vulneran nuestros derechos, como el primer paso hacia una Corte Internacional sobre Delitos Ambientales." También hay propuestas para enfrentar los TLC, la neocolonialidad, la criminalización social y militarización a través de alianzas y una amplia movilización.
La Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas –CAOI- propone entre otras actividades para la semana del Lunes 12 al Viernes 16 de octubre 2009:
- Difusión de un manifiesto de la mayor diversidad de organizaciones de movimientos indígenas y sociales, con alternativas para detener la Catástrofe Climática y Ambiental global.
- Propuestas concretas ante la Convención de Cambio Climático, Convención de Diversidad Biológica, ONU, Comisión Inter Americana de Derechos Humanos y entidades similares de otros continentes.
- Movilizaciones en comunidades y ciudades urbanas y rurales del mundo, por demandas específicas locales, nacionales y el objetivo común de la Minga Global.
- Plantones frente locales de la ONU; Transnacionales extractivas (hidrocarburos, mineras, madera, agua) y de agrocombustibles, transgénicos;
Foros de discusión y Jornadas culturales y políticas sobre Defensa de la Madre Tierra y los Pueblos contra la Mercantilización de la Vida, Contaminación y Criminalización.
- Asambleas de articulación de estrategias hacia la Conferencia del Protocolo de Kyoto, en diciembre 2009 en Copenhague
La Minga Informativa de Movimientos Sociales estará haciendo una cobertura informativa de la movilización. Para más información sobre la Minga Global por la Madre Tierra visita la siguiente página web
Cartel de la Minga Global:
pequeño (96 kb)
grande
(3117 kb)
How We Sabotage Young Girls
By Rachel Simmons
The Penguin Press
Our culture is teaching girls to embrace a version of selfhood that sharply curtails their power and potential. In particular, the pressure to be “Good”—unerringly nice, polite, modest, and selfless—diminishes girls’ authenticity and personal authority.
The Curse of the Good Girl erects a psychological glass ceiling that begins its destructive sprawl in girlhood and extends across the female life span, stunting the growth of skills and habits essential to becoming a strong woman. This book traces the impact of the curse on girls’ development, and provides parents with the strategies to break its spell.
Almost ten years ago, I founded the Girls Leadership Institute, a summer enrichment program for middle- and high-school girls. I began asking largely middle-class groups of girls to describe how society expected a Good Girl to look and act. Here is a sample response:
Blue eyes
Honorable
Respectful
Little girl
Tons of friends
Always busy
Quiet
Polite
Organized
Perfect
Enthusiastic
Flirtatious
Sheltered
Generous
Skinny
Good grades
Kind
Speaks well
Studies
Boyfriend
Follows the rules
No opinions on things
Intelligent
Doesn’t get mad
Well rounded
Conservative
Healthy
Follower
Popular
Average
Preppy
Wealthy
Barbie
Has to do everything right
Athletic
Confident
Natural hair
Perfect attendance
Doesn’t show skin
Listens
Façade never cracks
High expectations
Honest
People pleaser
The Good Girl was socially and academically successful, smart and driven, pretty and kind. But she was also an individual who aimed to please (people pleaser), toed the line (no opinions on things) and didn’t take risks (follows the rules). She repressed what she really thought (doesn’t get mad) and did not handle her mistakes with humor (has to do everything right).
The Good Girl walked a treacherous line, balancing mixed messages about how far she should go and how strong she should be: she was to be enthusiastic while being quiet; smart with no opinions on things; intelligent but a follower; popular but quiet. She would be something, but not too much.
We live in the age of the fiercely successful “amazing girl.” Girls outnumber boys in college and graduate school. They graduate at higher rates. In high school, girls pursue more leadership roles and extracurricular activities than boys do, and they are significantly more likely to see themselves as leaders.
But if their college applications are stamped with twenty-first-century girl power, girls’ psychological résumés lag generations behind. The Curse of the Good Girl erodes girls’ ability to know, say, and manage a complete range of feelings. It urges girls to be perfect, giving them a troubled relationship to integrity and failure. It expects girls to be selfless, limiting the expression of their needs. It demands modesty, depriving girls of permission to commit to their strengths and goals. It diminishes assertive body language, quieting voices and weakening handshakes. It reaches across all areas of girls’ lives: in their interactions with boys and other girls, at school, at home, and in extracurricular life. The Curse of the Good Girl cuts to the core of authentic selfhood, demanding that girls curb the strongest feelings and desires that form the patchwork of a person.
The curse is the product of a culture that remains confused about gender equality. In Meeting at the Crossroads, Lyn Mikel Brown and Carol Gilligan documented a crisis of connection in girls approaching adolescence. Girls withheld their true thoughts and feelings in an attempt to maintain “perfect” relationships. Nearly twenty years later, little has changed. In a 2006 study by Girls, Inc., 74 percent of girls said they were under a lot of pressure to please everyone, a nearly nine-point increase from 2000. Nearly half the girls surveyed said that “girls are told not to brag about the things they do well” and that the “smartest girls in my school are not popular.” A majority said they were expected to speak softly and not cause trouble.
In a 2008 study by the Girl Scouts, girls aged eight to seventeen worried that leadership positions would make them seem “bossy” and lead to negative attention from peers.
Another study found girls significantly less likely than boys to want to be the boss or in charge of others.
Our culture’s mixed feelings about girl power emerge most clearly in girls’ descriptions of “Bad Girls”:
Piercings
Doesn’t care about her body
Steals
Dyed hair
Tough attitude
Dark hair
Artistic
Punk
Jelly bracelets
Doesn’t plan long-term
Proud
Dark clothes
Dramatic dress
Arguing
Doesn’t care what people think
Loud
Rule breaker
Selfish
Backtalking
Parties
Speaks her mind
Foul mouth
Eye makeup
Obnoxious
No respect for self or others
Fights
Center of attention
Cheats
Rebel
Loud music
Lies
Slut
The Bad Girl was the picture of female failure, a reckless rejection of femininity, everything a girl was told not to be. She was the odd girl out with a bad reputation, low to no status, and few friends.
Yet she was also independent and authentic. The Bad Girl was outspoken (speaks her mind) and self-possessed (proud), a risk taker (rule breaker) and critical thinker (artistic, rebel, doesn’t care what people think). She was comfortable being in charge (center of attention). But she was nothing if not an outcast, an example to Good Girls of what happened when you strayed from the program. Being Bad was social suicide: a big, red F in Girl.
So despite the age of girl power, attitudes are slow to change. Go on, we seem to be telling girls, but not too far, and at your own risk. Buckle down, but don’t speak up. Debate your peers in class, but be “nice” about it. Be something, but not too much.
Being Good is a richly rewarded pursuit. Good Girls enjoy social largesse, holding center court in cafeterias and dominating leadership positions at school. Yet many of these overachieving girls learn to succeed by sequestering the most genuine parts of their developing selves. Mia was fourteen, overbooked, and underslept: a golfer, avid volunteer, and staff writer for the school newspaper. But, she told me,
when I’d go to school, a switch went on. Time to be Mia that everyone wants to be friends with . . . like everyone loves me, I don’t do bad things, I’m just Miss Perfect. My parents love me. I do all the activities that everyone wants to do. If my teachers ask me to do something, I’ll do it. One of those pleasing people.
Good Girl pressure threw a “switch” and split Mia’s personality. It was as if, she told me, “I had two identities.” To be Good, Mia had to project a false self to the world, acting one way in public and another way in private. She would behave one way to someone’s face and another way behind her back; one way in person, another way online.
Psychologist Roni Cohen-Sandler observed a spike in stress levels and psychological crises among girls who, she writes, are
prone to becoming estranged from their inner lives. . . . [They] are so busy living up to others’ expectations that they either don’t develop or eventually relinquish their own goals. They are so focused on achieving external emblems of success that they don’t get the chance to figure out what really excites them and gives them pleasure. They barely know who they are or who they want to become.
At what price success? Many of the most accomplished girls are disconnecting from the truest parts of themselves, sacrificing essential self-knowledge to the pressure of who they think they ought to be.
The curse is not confined to overachievers or to girls’ external pursuits. The pressure to be Good runs deep into the core of the self, circumscribing a girl’s ability to know, express, and accept her most challenging feelings. Told to be “quiet,” “perfect,” “shy,” and “enthusiastic,” to have “no opinions on things” and never “get mad,” Good Girl pressure places girls on strict emotional diets, telling them that certain feelings are better than others. Just as a girl might say, I shouldn’t eat this because it will make me fat, girls often tell themselves, I shouldn’t feel this. I’m making too big a deal out of it. I shouldn’t say this: it will make me a bitch, a drama queen, an outcast.
Placed at odds with their most important feelings, many do not develop the skills to speak their minds when they need to, or the skin to endure the claims of someone else. Lacking a full emotional vocabulary or the permission to use it, some girls turn inward, ruminating self-destructively. Others become explosive, able to articulate little more than anger and frustration. The psychological muscles a girl uses to manage difficult feelings begin to atrophy. Emotional intelligence is compromised, stunting healthy self-expression: the more Good girls try to be, the more they must discredit themselves. These toxic lessons in relationship and conflict management follow many girls into adulthood.
To be absolutely kind and selfless is impossible, making Good a finish line girls never get to cross. As a result, girls who aspire to Goodness are ruthlessly hard on themselves. When the standards for selfhood are beyond reach, self-acceptance is futile. Girls become their own worst enemies. The terms of being an acceptable girl are rigged: Good Girls are doomed to fail.
The Curse of the Good Girl thus diminishes girls’ resilience, or ability to cope with stress. Being Good is a fundamentally self-limiting experience: the need to be “perfect” and “do everything right” leaves many girls uncomfortable with feedback and failure, making it difficult to push through a challenge. The need to be nice or right at all costs leaves these girls on the sidelines as they avoid the situations that aren’t sure things: moments of self-assertion that require healthy risk-taking and which might lead to failure, disappointment, or another person’s unhappiness. The Curse of the Good Girl is both a warning not to try and a setup to fail when you do.
The cost of the curse emerges initially as a relational phenomenon. In my first book, Odd Girl Out: The Hidden Culture of Aggression in Girls, the curse played a leading role in the drama of girls’ aggression. The need to be nice forced girls to hide their true feelings, go behind each other’s backs, and explode in uncontrolled anger and cruelty.
All of these girls shared the same psychic DNA: they couldn’t speak their minds directly. When I asked why, I heard countless variations on a single answer: “If I tell her how I feel,” the girls said, “she won’t be my friend anymore. She’ll turn everyone against me.” Conflict would terminate their relationships. “The truth hurts,” an unforgettable fifth-grader told me. “That’s why I lie.”
But what emerges as a social phenomenon in relationships begins to limit individual strength and potential. At the Girls Leadership Institute, I watched thirteen-year-old Julia play rambunctiously with friends, while in classes her sentences trailed off like a volume dial being turned down. When I asked why, she said, “I feel like if I sound stupid or say the wrong thing, people won’t like me.”
Nina said little in class, and when I invited her privately to voice her views, she told me, “There’s no point in saying what I think. People at school always say I have crazy opinions. I’m taking the summer off from being told to lighten up.”
Shannon could not look anyone in the eye while she talked, and she sulked in the corner when anyone disagreed with her project ideas. Lottie commandeered a group project, refusing to ask peers for help because she feared angering them.
One afternoon at the Girls Leadership Institute, I watched Catherine struggle to complete an exercise in which she was asked to list her talents and strengths.
“What’s going on?” I asked. “You have a ton of stuff you’re good at.”
She hesitated. “I don’t want people to think I’m conceited,” she told the group. Some of the other girls looked down.
“And if they did?” I asked.
“They’d think I was a bitch.”
I began asking the girls how they felt about leadership. As I scrolled through a list of basic skills—public speaking, debating an opinion, and interviewing for a job—the girls’ comments remained constant. “Getting judged” was their worst fear. Take a risk and put yourself out there, the girls told me, and people might not like you. “Someone could shut you down,” Lottie said. “They could turn people against you.”
The girls were no longer talking about their friendships. They were talking about critical, individual skills for leadership and life. What these girls feared about being strong in relationships was what they now feared about being strong on their own. What made them nervous about standing tall in their personal lives was precisely what made distinction at school nerve-racking to them. Their fear of disappointing or angering others, their intense need to please, had spilled over into their skills and potential as individuals.
When the Good Girl mentality migrates into girls’ public venues— classrooms, extracurricular activities, and sports fields—girls learn many of the behaviors that will stunt their personal and professional success as adults. In 2007, high school students at Miss Hall’s School for Girls in Pittsfield, Massachusetts, developed a national survey on personal authority and leadership for over fifteen hundred teens. The survey asked respondents to address ten challenging “leadership problems.” Across a range of scenarios, the Curse of the Good Girl consistently diverted girls from doing the right thing. Overall, 60 percent of girls surveyed said they knew they should behave assertively in the conflicts, but only a quarter said they actually would. Many said they would defer to a friend’s choice, go along with the crowd to do the wrong thing, or avoid the conflict entirely. The study concluded that girls “appear to define leadership in terms of friendship, which means that they can often compromise doing what they know is right for the sake of maintaining relationships.” It found a significant “lack of alignment between what [girls] value and what they actually do.” To remain “Good,” the girls were splitting off from themselves, compromising their integrity, values, and authority.
Today, middle- and high-school girls indisputably outpace their male counterparts. Less than ten years from now, the statistics will reverse like a river’s tide. By college, the ranks of female leaders will have thinned. When they become lawyers, the amazing girls will make up barely a quarter of law-firm partners. Only one-third of business-school students will be amazing girls. Instead they will earn between 75 and 90 percent of degrees in “caring professions”: education, home economics, nursing, library science, social work, and psychology. They will earn less and ask for raises less often.
The abrupt decline in women’s career trajectories is hardly sudden, nor can it be blamed exclusively on men. Good Girls may enjoy success in high school, but as they enter college and move into the workplace, the rules of the game change. It is no longer enough to be smart and hardworking. The skills required to self-promote, negotiate, and absorb feedback are among the new criteria for success. Young women are ill prepared. Professional self-help books for women offer bleak inventories of these missing skills; the title of one of the bestsellers—Lois Frankel’s Nice Girls Don’t Get the Corner Office: 101 Unconscious Mistakes Women Make That Sabotage Their Careers—is no coincidence.
These books fill in the blanks of a girl’s education. They introduce young women to the real rules for success. But by the first day of her first job, it’s often too late. Good Girl habits are firmly in place. I will show you how to identify and address the Good Girl behaviors in your daughter right now.
At stake is far more than girls’ professional potential. In my workshops with mothers, women tell stories of sacrifice and silence, of automatic apologizing, of clipped tones used to hint at real feelings. They want a different future for their daughters.
We have become too focused on helping girls succeed by emphasizing the tangible items they can put on their résumé: a great GPA, a good education, and extracurricular and work experience. There is a less obvious but no less important inner résumé we must help girls develop, a set of skills that may prove most valuable for their success not just in the “real world” but in their day-to-day lives and relationships.
For nearly twenty years, we have lamented the loss of self-esteem in adolescent girls. The so-called Ophelia phenomenon has been only vaguely understood as a loss of voice and authenticity. Here I provide the first catalog of skills and core competencies that are not fully developing in girls. I offer you a map to girls’ crucial inner résumé and the strategies you will need to guide your daughter from Good Girl to Real Girl.
A Real Girl stays connected to a strong inner core of her thoughts, feelings, and desires. She is able not only to listen to who she is but to act on it. She maintains a critical balance: she can manage the needs of others without sacrificing the integrity of her own. A Real Girl can defend her interests in a relationship or advocate on her own behalf. Where a Good Girl might meet someone and automatically hope she is likable, a Real Girl will reflect on what she thinks and feels about the other person before deciding what to do next.
A Real Girl also maintains a balanced self-concept. Her aspirations unfold within a realistic awareness of personal limits. A Good Girl, whose identity is defined by appearances, tends to expect the unreasonable. She is often shattered by a mistake. Her investment in image curbs a taste for risk and adventure. A Real Girl, by contrast, can face her own blemishes, however painful; her limits and mistakes are as much a part of her as anything else. She has, quite literally, a sense of self.
A mother I met recently took issue with this approach. “I don’t see the problem with raising Good Girls,” she told me. “I’ve taught my daughter to be respectful and kind. She knows the difference between right and wrong.” That’s a good thing, I told her. But if we consider the Good Girl as only an ethical identity, we fail to see the other, less helpful lessons Good Girls learn. For instance, if a girl is too respectful or too kind, she may become a pleaser. A girl who never seems to do anything wrong might be choosing to make her mistakes in private, becoming secretive, ashamed, or self-destructive.
There is nothing wrong with being a nice person, nor is it my intent to undermine the unique sensibilities of women and girls. But girls need to have the tools to say no, to ask for what they need, and to say what they think. Too many girls and women walk away from conversations muttering to themselves about what they really wanted to say. When kindness comes at the expense of truth, it is not a kindness worth having. And when generosity leads to silence or abuse, it is not a generosity worth giving.
My findings are based on interviews and observations of Girls Leadership Institute participants and girls at a handful of public middle and high schools I visited on the East Coast. Their names and identifying details have been changed. Here I focus primarily on middle-class girls, for whom femininity is often most constraining. But the Curse of the Good Girl is not an affliction of the privileged. One out of five GLI participants receives financial aid or a full scholarship. Nearly one third are nonwhite. Femininity is defined differently among different racial, ethnic, and economic groups; African-American girls will create a different Good Girl list than will their Latina peers. Still, no matter where they grow up, girls live in a world that defines them as caregivers. As such, girls are expected to nurture others, especially male partners, at the expense of themselves. They consume media that positions them as passive, sexualized objects and which privileges the Good Girl in film, television, print, and online. These influences play out in Girl World, the powerful peer culture that circumscribes girls’ potential to be real with each other, and which every girl has to deal with despite the unique influences of her background.
Not all girls experience the Curse of the Good Girl identically. Some girls manage to avoid it altogether. Though I may use phrases like “Girl World” and “Good Girl,” I do not assume this is a predestined or essential way of being for girls. I am describing a pattern of behavior that has emerged in response to cultural messages about how to be a socially acceptable girl.
The Curse of the Good Girl is timeless. It not only predates current trends in girls’ disempowerment, it enables them. To break it we must give every girl the tools and permission to be herself, whoever that is. This book is a guide to helping girls reconnect with their true selves.
I believe that a girl may be smart and driven, get good grades and make all the right choices, and still learn habits of mind and speech that form her very own psychological glass ceiling. For while girls may be permitted to do what they want—to fly planes, go to war, and slam-dunk—they remain unable to be who they are. When girls can no longer agree upon the answer to the question “Who is a Good Girl?” we will know they are free to be themselves.
Rachel Simmons is the author of New York Times bestseller Odd Girl Out: The Hidden Culture of Aggression in Girls. Simmons works internationally with girls, parents, and teachers to develop strategies to address bullying and to empower girls. Simmons is the founding director of the Girls' Leadership Institute, a summer program for middle-school and high school girls, and currently serves as a consultant to schools & organizations around the world.
The Penguin Press
Our culture is teaching girls to embrace a version of selfhood that sharply curtails their power and potential. In particular, the pressure to be “Good”—unerringly nice, polite, modest, and selfless—diminishes girls’ authenticity and personal authority.
The Curse of the Good Girl erects a psychological glass ceiling that begins its destructive sprawl in girlhood and extends across the female life span, stunting the growth of skills and habits essential to becoming a strong woman. This book traces the impact of the curse on girls’ development, and provides parents with the strategies to break its spell.
Almost ten years ago, I founded the Girls Leadership Institute, a summer enrichment program for middle- and high-school girls. I began asking largely middle-class groups of girls to describe how society expected a Good Girl to look and act. Here is a sample response:
Blue eyes
Honorable
Respectful
Little girl
Tons of friends
Always busy
Quiet
Polite
Organized
Perfect
Enthusiastic
Flirtatious
Sheltered
Generous
Skinny
Good grades
Kind
Speaks well
Studies
Boyfriend
Follows the rules
No opinions on things
Intelligent
Doesn’t get mad
Well rounded
Conservative
Healthy
Follower
Popular
Average
Preppy
Wealthy
Barbie
Has to do everything right
Athletic
Confident
Natural hair
Perfect attendance
Doesn’t show skin
Listens
Façade never cracks
High expectations
Honest
People pleaser
The Good Girl was socially and academically successful, smart and driven, pretty and kind. But she was also an individual who aimed to please (people pleaser), toed the line (no opinions on things) and didn’t take risks (follows the rules). She repressed what she really thought (doesn’t get mad) and did not handle her mistakes with humor (has to do everything right).
The Good Girl walked a treacherous line, balancing mixed messages about how far she should go and how strong she should be: she was to be enthusiastic while being quiet; smart with no opinions on things; intelligent but a follower; popular but quiet. She would be something, but not too much.
We live in the age of the fiercely successful “amazing girl.” Girls outnumber boys in college and graduate school. They graduate at higher rates. In high school, girls pursue more leadership roles and extracurricular activities than boys do, and they are significantly more likely to see themselves as leaders.
But if their college applications are stamped with twenty-first-century girl power, girls’ psychological résumés lag generations behind. The Curse of the Good Girl erodes girls’ ability to know, say, and manage a complete range of feelings. It urges girls to be perfect, giving them a troubled relationship to integrity and failure. It expects girls to be selfless, limiting the expression of their needs. It demands modesty, depriving girls of permission to commit to their strengths and goals. It diminishes assertive body language, quieting voices and weakening handshakes. It reaches across all areas of girls’ lives: in their interactions with boys and other girls, at school, at home, and in extracurricular life. The Curse of the Good Girl cuts to the core of authentic selfhood, demanding that girls curb the strongest feelings and desires that form the patchwork of a person.
The curse is the product of a culture that remains confused about gender equality. In Meeting at the Crossroads, Lyn Mikel Brown and Carol Gilligan documented a crisis of connection in girls approaching adolescence. Girls withheld their true thoughts and feelings in an attempt to maintain “perfect” relationships. Nearly twenty years later, little has changed. In a 2006 study by Girls, Inc., 74 percent of girls said they were under a lot of pressure to please everyone, a nearly nine-point increase from 2000. Nearly half the girls surveyed said that “girls are told not to brag about the things they do well” and that the “smartest girls in my school are not popular.” A majority said they were expected to speak softly and not cause trouble.
In a 2008 study by the Girl Scouts, girls aged eight to seventeen worried that leadership positions would make them seem “bossy” and lead to negative attention from peers.
Another study found girls significantly less likely than boys to want to be the boss or in charge of others.
Our culture’s mixed feelings about girl power emerge most clearly in girls’ descriptions of “Bad Girls”:
Piercings
Doesn’t care about her body
Steals
Dyed hair
Tough attitude
Dark hair
Artistic
Punk
Jelly bracelets
Doesn’t plan long-term
Proud
Dark clothes
Dramatic dress
Arguing
Doesn’t care what people think
Loud
Rule breaker
Selfish
Backtalking
Parties
Speaks her mind
Foul mouth
Eye makeup
Obnoxious
No respect for self or others
Fights
Center of attention
Cheats
Rebel
Loud music
Lies
Slut
The Bad Girl was the picture of female failure, a reckless rejection of femininity, everything a girl was told not to be. She was the odd girl out with a bad reputation, low to no status, and few friends.
Yet she was also independent and authentic. The Bad Girl was outspoken (speaks her mind) and self-possessed (proud), a risk taker (rule breaker) and critical thinker (artistic, rebel, doesn’t care what people think). She was comfortable being in charge (center of attention). But she was nothing if not an outcast, an example to Good Girls of what happened when you strayed from the program. Being Bad was social suicide: a big, red F in Girl.
So despite the age of girl power, attitudes are slow to change. Go on, we seem to be telling girls, but not too far, and at your own risk. Buckle down, but don’t speak up. Debate your peers in class, but be “nice” about it. Be something, but not too much.
Being Good is a richly rewarded pursuit. Good Girls enjoy social largesse, holding center court in cafeterias and dominating leadership positions at school. Yet many of these overachieving girls learn to succeed by sequestering the most genuine parts of their developing selves. Mia was fourteen, overbooked, and underslept: a golfer, avid volunteer, and staff writer for the school newspaper. But, she told me,
when I’d go to school, a switch went on. Time to be Mia that everyone wants to be friends with . . . like everyone loves me, I don’t do bad things, I’m just Miss Perfect. My parents love me. I do all the activities that everyone wants to do. If my teachers ask me to do something, I’ll do it. One of those pleasing people.
Good Girl pressure threw a “switch” and split Mia’s personality. It was as if, she told me, “I had two identities.” To be Good, Mia had to project a false self to the world, acting one way in public and another way in private. She would behave one way to someone’s face and another way behind her back; one way in person, another way online.
Psychologist Roni Cohen-Sandler observed a spike in stress levels and psychological crises among girls who, she writes, are
prone to becoming estranged from their inner lives. . . . [They] are so busy living up to others’ expectations that they either don’t develop or eventually relinquish their own goals. They are so focused on achieving external emblems of success that they don’t get the chance to figure out what really excites them and gives them pleasure. They barely know who they are or who they want to become.
At what price success? Many of the most accomplished girls are disconnecting from the truest parts of themselves, sacrificing essential self-knowledge to the pressure of who they think they ought to be.
The curse is not confined to overachievers or to girls’ external pursuits. The pressure to be Good runs deep into the core of the self, circumscribing a girl’s ability to know, express, and accept her most challenging feelings. Told to be “quiet,” “perfect,” “shy,” and “enthusiastic,” to have “no opinions on things” and never “get mad,” Good Girl pressure places girls on strict emotional diets, telling them that certain feelings are better than others. Just as a girl might say, I shouldn’t eat this because it will make me fat, girls often tell themselves, I shouldn’t feel this. I’m making too big a deal out of it. I shouldn’t say this: it will make me a bitch, a drama queen, an outcast.
Placed at odds with their most important feelings, many do not develop the skills to speak their minds when they need to, or the skin to endure the claims of someone else. Lacking a full emotional vocabulary or the permission to use it, some girls turn inward, ruminating self-destructively. Others become explosive, able to articulate little more than anger and frustration. The psychological muscles a girl uses to manage difficult feelings begin to atrophy. Emotional intelligence is compromised, stunting healthy self-expression: the more Good girls try to be, the more they must discredit themselves. These toxic lessons in relationship and conflict management follow many girls into adulthood.
To be absolutely kind and selfless is impossible, making Good a finish line girls never get to cross. As a result, girls who aspire to Goodness are ruthlessly hard on themselves. When the standards for selfhood are beyond reach, self-acceptance is futile. Girls become their own worst enemies. The terms of being an acceptable girl are rigged: Good Girls are doomed to fail.
The Curse of the Good Girl thus diminishes girls’ resilience, or ability to cope with stress. Being Good is a fundamentally self-limiting experience: the need to be “perfect” and “do everything right” leaves many girls uncomfortable with feedback and failure, making it difficult to push through a challenge. The need to be nice or right at all costs leaves these girls on the sidelines as they avoid the situations that aren’t sure things: moments of self-assertion that require healthy risk-taking and which might lead to failure, disappointment, or another person’s unhappiness. The Curse of the Good Girl is both a warning not to try and a setup to fail when you do.
The cost of the curse emerges initially as a relational phenomenon. In my first book, Odd Girl Out: The Hidden Culture of Aggression in Girls, the curse played a leading role in the drama of girls’ aggression. The need to be nice forced girls to hide their true feelings, go behind each other’s backs, and explode in uncontrolled anger and cruelty.
All of these girls shared the same psychic DNA: they couldn’t speak their minds directly. When I asked why, I heard countless variations on a single answer: “If I tell her how I feel,” the girls said, “she won’t be my friend anymore. She’ll turn everyone against me.” Conflict would terminate their relationships. “The truth hurts,” an unforgettable fifth-grader told me. “That’s why I lie.”
But what emerges as a social phenomenon in relationships begins to limit individual strength and potential. At the Girls Leadership Institute, I watched thirteen-year-old Julia play rambunctiously with friends, while in classes her sentences trailed off like a volume dial being turned down. When I asked why, she said, “I feel like if I sound stupid or say the wrong thing, people won’t like me.”
Nina said little in class, and when I invited her privately to voice her views, she told me, “There’s no point in saying what I think. People at school always say I have crazy opinions. I’m taking the summer off from being told to lighten up.”
Shannon could not look anyone in the eye while she talked, and she sulked in the corner when anyone disagreed with her project ideas. Lottie commandeered a group project, refusing to ask peers for help because she feared angering them.
One afternoon at the Girls Leadership Institute, I watched Catherine struggle to complete an exercise in which she was asked to list her talents and strengths.
“What’s going on?” I asked. “You have a ton of stuff you’re good at.”
She hesitated. “I don’t want people to think I’m conceited,” she told the group. Some of the other girls looked down.
“And if they did?” I asked.
“They’d think I was a bitch.”
I began asking the girls how they felt about leadership. As I scrolled through a list of basic skills—public speaking, debating an opinion, and interviewing for a job—the girls’ comments remained constant. “Getting judged” was their worst fear. Take a risk and put yourself out there, the girls told me, and people might not like you. “Someone could shut you down,” Lottie said. “They could turn people against you.”
The girls were no longer talking about their friendships. They were talking about critical, individual skills for leadership and life. What these girls feared about being strong in relationships was what they now feared about being strong on their own. What made them nervous about standing tall in their personal lives was precisely what made distinction at school nerve-racking to them. Their fear of disappointing or angering others, their intense need to please, had spilled over into their skills and potential as individuals.
When the Good Girl mentality migrates into girls’ public venues— classrooms, extracurricular activities, and sports fields—girls learn many of the behaviors that will stunt their personal and professional success as adults. In 2007, high school students at Miss Hall’s School for Girls in Pittsfield, Massachusetts, developed a national survey on personal authority and leadership for over fifteen hundred teens. The survey asked respondents to address ten challenging “leadership problems.” Across a range of scenarios, the Curse of the Good Girl consistently diverted girls from doing the right thing. Overall, 60 percent of girls surveyed said they knew they should behave assertively in the conflicts, but only a quarter said they actually would. Many said they would defer to a friend’s choice, go along with the crowd to do the wrong thing, or avoid the conflict entirely. The study concluded that girls “appear to define leadership in terms of friendship, which means that they can often compromise doing what they know is right for the sake of maintaining relationships.” It found a significant “lack of alignment between what [girls] value and what they actually do.” To remain “Good,” the girls were splitting off from themselves, compromising their integrity, values, and authority.
Today, middle- and high-school girls indisputably outpace their male counterparts. Less than ten years from now, the statistics will reverse like a river’s tide. By college, the ranks of female leaders will have thinned. When they become lawyers, the amazing girls will make up barely a quarter of law-firm partners. Only one-third of business-school students will be amazing girls. Instead they will earn between 75 and 90 percent of degrees in “caring professions”: education, home economics, nursing, library science, social work, and psychology. They will earn less and ask for raises less often.
The abrupt decline in women’s career trajectories is hardly sudden, nor can it be blamed exclusively on men. Good Girls may enjoy success in high school, but as they enter college and move into the workplace, the rules of the game change. It is no longer enough to be smart and hardworking. The skills required to self-promote, negotiate, and absorb feedback are among the new criteria for success. Young women are ill prepared. Professional self-help books for women offer bleak inventories of these missing skills; the title of one of the bestsellers—Lois Frankel’s Nice Girls Don’t Get the Corner Office: 101 Unconscious Mistakes Women Make That Sabotage Their Careers—is no coincidence.
These books fill in the blanks of a girl’s education. They introduce young women to the real rules for success. But by the first day of her first job, it’s often too late. Good Girl habits are firmly in place. I will show you how to identify and address the Good Girl behaviors in your daughter right now.
At stake is far more than girls’ professional potential. In my workshops with mothers, women tell stories of sacrifice and silence, of automatic apologizing, of clipped tones used to hint at real feelings. They want a different future for their daughters.
We have become too focused on helping girls succeed by emphasizing the tangible items they can put on their résumé: a great GPA, a good education, and extracurricular and work experience. There is a less obvious but no less important inner résumé we must help girls develop, a set of skills that may prove most valuable for their success not just in the “real world” but in their day-to-day lives and relationships.
For nearly twenty years, we have lamented the loss of self-esteem in adolescent girls. The so-called Ophelia phenomenon has been only vaguely understood as a loss of voice and authenticity. Here I provide the first catalog of skills and core competencies that are not fully developing in girls. I offer you a map to girls’ crucial inner résumé and the strategies you will need to guide your daughter from Good Girl to Real Girl.
A Real Girl stays connected to a strong inner core of her thoughts, feelings, and desires. She is able not only to listen to who she is but to act on it. She maintains a critical balance: she can manage the needs of others without sacrificing the integrity of her own. A Real Girl can defend her interests in a relationship or advocate on her own behalf. Where a Good Girl might meet someone and automatically hope she is likable, a Real Girl will reflect on what she thinks and feels about the other person before deciding what to do next.
A Real Girl also maintains a balanced self-concept. Her aspirations unfold within a realistic awareness of personal limits. A Good Girl, whose identity is defined by appearances, tends to expect the unreasonable. She is often shattered by a mistake. Her investment in image curbs a taste for risk and adventure. A Real Girl, by contrast, can face her own blemishes, however painful; her limits and mistakes are as much a part of her as anything else. She has, quite literally, a sense of self.
A mother I met recently took issue with this approach. “I don’t see the problem with raising Good Girls,” she told me. “I’ve taught my daughter to be respectful and kind. She knows the difference between right and wrong.” That’s a good thing, I told her. But if we consider the Good Girl as only an ethical identity, we fail to see the other, less helpful lessons Good Girls learn. For instance, if a girl is too respectful or too kind, she may become a pleaser. A girl who never seems to do anything wrong might be choosing to make her mistakes in private, becoming secretive, ashamed, or self-destructive.
There is nothing wrong with being a nice person, nor is it my intent to undermine the unique sensibilities of women and girls. But girls need to have the tools to say no, to ask for what they need, and to say what they think. Too many girls and women walk away from conversations muttering to themselves about what they really wanted to say. When kindness comes at the expense of truth, it is not a kindness worth having. And when generosity leads to silence or abuse, it is not a generosity worth giving.
My findings are based on interviews and observations of Girls Leadership Institute participants and girls at a handful of public middle and high schools I visited on the East Coast. Their names and identifying details have been changed. Here I focus primarily on middle-class girls, for whom femininity is often most constraining. But the Curse of the Good Girl is not an affliction of the privileged. One out of five GLI participants receives financial aid or a full scholarship. Nearly one third are nonwhite. Femininity is defined differently among different racial, ethnic, and economic groups; African-American girls will create a different Good Girl list than will their Latina peers. Still, no matter where they grow up, girls live in a world that defines them as caregivers. As such, girls are expected to nurture others, especially male partners, at the expense of themselves. They consume media that positions them as passive, sexualized objects and which privileges the Good Girl in film, television, print, and online. These influences play out in Girl World, the powerful peer culture that circumscribes girls’ potential to be real with each other, and which every girl has to deal with despite the unique influences of her background.
Not all girls experience the Curse of the Good Girl identically. Some girls manage to avoid it altogether. Though I may use phrases like “Girl World” and “Good Girl,” I do not assume this is a predestined or essential way of being for girls. I am describing a pattern of behavior that has emerged in response to cultural messages about how to be a socially acceptable girl.
The Curse of the Good Girl is timeless. It not only predates current trends in girls’ disempowerment, it enables them. To break it we must give every girl the tools and permission to be herself, whoever that is. This book is a guide to helping girls reconnect with their true selves.
I believe that a girl may be smart and driven, get good grades and make all the right choices, and still learn habits of mind and speech that form her very own psychological glass ceiling. For while girls may be permitted to do what they want—to fly planes, go to war, and slam-dunk—they remain unable to be who they are. When girls can no longer agree upon the answer to the question “Who is a Good Girl?” we will know they are free to be themselves.
Rachel Simmons is the author of New York Times bestseller Odd Girl Out: The Hidden Culture of Aggression in Girls. Simmons works internationally with girls, parents, and teachers to develop strategies to address bullying and to empower girls. Simmons is the founding director of the Girls' Leadership Institute, a summer program for middle-school and high school girls, and currently serves as a consultant to schools & organizations around the world.
Reforma Laboral Para Servir al Patrón
Gerardo Fernández Casanova
Argenpress
El séptimo mandamiento del decálogo de Calderón se avoca a la reforma del estatuto del trabajo; según el discurso, se busca lograr un mejor acceso de hombres y mujeres al beneficio de la actividad económica mediante el empleo, con incremento de la productividad y respetando el derecho de huelga, la autonomía sindical y la rendición de cuentas, todo ello en beneficio de una supuesta mayor competitividad.
La verdad es de viejo conocida; de lo que se trata es de ofrecer al patrón todas las ventajas en la relación laboral, en perjuicio de los mínimos de justicia que reclama una relación de suyo asimétrica, como es la obrero patronal. El proyecto se corresponde con el diseño original de la moderna economía de libre mercado, cuyo designio fue el de la destrucción de los grandes sindicatos, cuya fuerza constituía un serio obstáculo a la voraz acumulación capitalista, y la recuperación de la productividad, no con cargo a la mejora tecnológica y administrativa, sino a la reducción del costo de la mano de obra.
En México el proyecto existe desde la época de Salinas, incluso ha sido intención comprometida en los acuerdos con los organismos financieros internacionales. Si no se ha instrumentado hasta la fecha es por razón de la elevada dependencia del régimen político respecto del charrismo sindical; la nefasta vigencia del contubernio Calderón-Gordillo lo revela con nitidez. No obstante, ante la imposibilidad política de reformar la Ley Federal del Trabajo, el régimen la ha nulificado en la práctica cotidiana; se deshizo del compromiso de ser tutelar de los derechos de los trabajadores, para convertirse en franco aliado de la patronal. El de los salarios, que es tema central de la lucha obrera, quedó acotado por los parámetros fijados por el gobierno. Se argumenta que así se requiere para contener la inflación, por un lado, pero principalmente para mejorar la competitividad del país para la atracción de la inversión extranjera, especialmente la destinada a la exportación a la que le tiene sin cuidado el mercado interno y la capacidad de consumo popular.
En este manejo perverso, el gobierno ejerce su facultad de reconocimiento de la personalidad jurídica de los sindicatos y de sus dirigentes (toma de nota, en el argot laboral) como instrumento de control político: la otorga sin chistar, en tanto se trate de dirigencias corruptas plegadas a los designios patronales, pero la regatea y la intenta negociar, cuando es el caso de los que osan disentir de la postura oficial, en flagrante violación del principio de la autonomía sindical. Los sindicatos de PEMEX y el del magisterio son claros ejemplos de los primeros, en tanto que electricistas y mineros lo son de los segundos.
Ya van tres años del conflicto minero en el que la secretaría del trabajo hace las veces de abogado patronal, absolutamente entregada a los caprichos del dueño de la Minera México, en la pretensión de descabezar al sindicato minero y encarcelar a su líder; ni siquiera la venal administración de justicia ha podido obsequiar sus deseos, ante la falsedad de los delitos que se le imputan; tampoco los afanes de corromper a los dirigentes ha logrado romper la unidad gremial. Ahora se inventa un nuevo cargo por lavado de dinero y, no sería de extrañar, luego le agregarán el de narcotráfico y hasta el de terrorismo, a la usanza de los tiempos.
El Sindicato Mexicano de Electricistas, que es el que opera en Luz y Fuerza del Centro y que, junto con la Alianza de Tranviarios, es decano del sindicalismo mexicano y ha constituido un baluarte en la lucha contra la privatización de la empresa, es ahora el blanco de la incuria gubernamental. Vale aquí decir, con conocimiento de causa, que el SME es en México el mejor ejemplo del sindicalismo eficaz, tanto para la procuración del bienestar de los trabajadores, como para la eficiencia operativa de la empresa; así como también es ejemplo de democracia sindical. En su reciente proceso electoral, la dirección de la empresa paraestatal cometió el desliz de intervenir apoyando al candidato que se plegaría al proyecto privatizador, mediante el otorgamiento de préstamos y prebendas a quienes votaran por él.
Con todo y eso, el grupo nacionalista e independiente obtuvo la mayoría y lo documentó fehacientemente. Ahora la secretaría del trabajo maniobra en la turbiedad, escamoteando el reconocimiento de la personalidad de la dirigencia electa y colocando en verdadero riesgo a la paz social. El secretario del trabajo argumenta que la diferencia de 1% en los resultados obliga a una minuciosa revisión; olvida el mentecato que su patrón se alzó con el triunfo fraudulento con una diferencia oficial de sólo 0.56% de la votación, haiga sido como haiga sido (Más que merecida la renuncia de ambos). El de los electricistas es un gremio maduro y de alto grado de politización, que ya hace sonar tambores de guerra para el caso de ser necesaria para sostener su autonomía y el carácter público de la empresa proveedora del servicio eléctrico. Si así se manejan sin la reforma legal, imagínese usted de qué lado masca la iguana con la pretendida reforma.
México requiere de una reforma laboral progresista, una que permita un sano equilibrio entre los factores de la producción, ofreciendo seguridad en trabajo presente y certeza pensionaria para el futuro; que garantice la democracia sindical, y que favorezca la productividad por la capacitación en el trabajo y la mejora administrativa. Ya están en la cámara estas propuestas de reforma. Creo que va a ser necesario defenderlas en la calle.
Argenpress
El séptimo mandamiento del decálogo de Calderón se avoca a la reforma del estatuto del trabajo; según el discurso, se busca lograr un mejor acceso de hombres y mujeres al beneficio de la actividad económica mediante el empleo, con incremento de la productividad y respetando el derecho de huelga, la autonomía sindical y la rendición de cuentas, todo ello en beneficio de una supuesta mayor competitividad.
La verdad es de viejo conocida; de lo que se trata es de ofrecer al patrón todas las ventajas en la relación laboral, en perjuicio de los mínimos de justicia que reclama una relación de suyo asimétrica, como es la obrero patronal. El proyecto se corresponde con el diseño original de la moderna economía de libre mercado, cuyo designio fue el de la destrucción de los grandes sindicatos, cuya fuerza constituía un serio obstáculo a la voraz acumulación capitalista, y la recuperación de la productividad, no con cargo a la mejora tecnológica y administrativa, sino a la reducción del costo de la mano de obra.
En México el proyecto existe desde la época de Salinas, incluso ha sido intención comprometida en los acuerdos con los organismos financieros internacionales. Si no se ha instrumentado hasta la fecha es por razón de la elevada dependencia del régimen político respecto del charrismo sindical; la nefasta vigencia del contubernio Calderón-Gordillo lo revela con nitidez. No obstante, ante la imposibilidad política de reformar la Ley Federal del Trabajo, el régimen la ha nulificado en la práctica cotidiana; se deshizo del compromiso de ser tutelar de los derechos de los trabajadores, para convertirse en franco aliado de la patronal. El de los salarios, que es tema central de la lucha obrera, quedó acotado por los parámetros fijados por el gobierno. Se argumenta que así se requiere para contener la inflación, por un lado, pero principalmente para mejorar la competitividad del país para la atracción de la inversión extranjera, especialmente la destinada a la exportación a la que le tiene sin cuidado el mercado interno y la capacidad de consumo popular.
En este manejo perverso, el gobierno ejerce su facultad de reconocimiento de la personalidad jurídica de los sindicatos y de sus dirigentes (toma de nota, en el argot laboral) como instrumento de control político: la otorga sin chistar, en tanto se trate de dirigencias corruptas plegadas a los designios patronales, pero la regatea y la intenta negociar, cuando es el caso de los que osan disentir de la postura oficial, en flagrante violación del principio de la autonomía sindical. Los sindicatos de PEMEX y el del magisterio son claros ejemplos de los primeros, en tanto que electricistas y mineros lo son de los segundos.
Ya van tres años del conflicto minero en el que la secretaría del trabajo hace las veces de abogado patronal, absolutamente entregada a los caprichos del dueño de la Minera México, en la pretensión de descabezar al sindicato minero y encarcelar a su líder; ni siquiera la venal administración de justicia ha podido obsequiar sus deseos, ante la falsedad de los delitos que se le imputan; tampoco los afanes de corromper a los dirigentes ha logrado romper la unidad gremial. Ahora se inventa un nuevo cargo por lavado de dinero y, no sería de extrañar, luego le agregarán el de narcotráfico y hasta el de terrorismo, a la usanza de los tiempos.
El Sindicato Mexicano de Electricistas, que es el que opera en Luz y Fuerza del Centro y que, junto con la Alianza de Tranviarios, es decano del sindicalismo mexicano y ha constituido un baluarte en la lucha contra la privatización de la empresa, es ahora el blanco de la incuria gubernamental. Vale aquí decir, con conocimiento de causa, que el SME es en México el mejor ejemplo del sindicalismo eficaz, tanto para la procuración del bienestar de los trabajadores, como para la eficiencia operativa de la empresa; así como también es ejemplo de democracia sindical. En su reciente proceso electoral, la dirección de la empresa paraestatal cometió el desliz de intervenir apoyando al candidato que se plegaría al proyecto privatizador, mediante el otorgamiento de préstamos y prebendas a quienes votaran por él.
Con todo y eso, el grupo nacionalista e independiente obtuvo la mayoría y lo documentó fehacientemente. Ahora la secretaría del trabajo maniobra en la turbiedad, escamoteando el reconocimiento de la personalidad de la dirigencia electa y colocando en verdadero riesgo a la paz social. El secretario del trabajo argumenta que la diferencia de 1% en los resultados obliga a una minuciosa revisión; olvida el mentecato que su patrón se alzó con el triunfo fraudulento con una diferencia oficial de sólo 0.56% de la votación, haiga sido como haiga sido (Más que merecida la renuncia de ambos). El de los electricistas es un gremio maduro y de alto grado de politización, que ya hace sonar tambores de guerra para el caso de ser necesaria para sostener su autonomía y el carácter público de la empresa proveedora del servicio eléctrico. Si así se manejan sin la reforma legal, imagínese usted de qué lado masca la iguana con la pretendida reforma.
México requiere de una reforma laboral progresista, una que permita un sano equilibrio entre los factores de la producción, ofreciendo seguridad en trabajo presente y certeza pensionaria para el futuro; que garantice la democracia sindical, y que favorezca la productividad por la capacitación en el trabajo y la mejora administrativa. Ya están en la cámara estas propuestas de reforma. Creo que va a ser necesario defenderlas en la calle.
MILITARY & GEOGRAPHERS MAP DISPOSSESSION OF INDIGENOUS
MNN
The three colonies of Canada, US and Mexico are forming a political block to better control Indigenous labor and to seize our resources.
In 1973, Henry Kissinger in effect said that depopulation should be the highest priority of foreign policy towards the less developed countries because the US needs to steal their resources. [www.findsomequotes.com/henry-kissinger-new-york-times-oct-28-1973].
The greatest resistance to global control by international banker thugs are indigenous communities. We assert autonomy, self-determination and human rights when we communally hold our territory. This creates an obstacle to theft of our land and resources by US political and economic interests.
The US military and geographers have a plan to prey on and dissolve indigenous communities and resistance.
In 2005, the US Department of Defense gave Kansas University $500,000 to map communally-held indigenous land in the Mexican states of San Luis Potosi and Oaxaca. The professors and the US Foreign Military Studies Office FMSO at Fort Leavenworth are implementing the “Mexico Indigena” program to privatize Indigenous lands which are presently held communally.
The Officers are trained in land and resource theft at the US Army School of the Americas which also teaches torture and sets up death squads in Latin America.
The plan is to get rid of Indigenous autonomy and self-determination to get our territory and resources. Propaganda is being spread that our communities are breeding grounds of crime and insurgency and must be done away with.
Land data and military strategy was carried out in Colombia [Mapping Colombia: Land Data and Strategy]. While collecting data, the FMSO assessed so-called guerrilla armies, terrorist organizations and Indigenous defenses.
In 1992 the Mexican President revoked Article 27 of the constitution which had turned communal land grants over to Mexico’s indigenous people in 1912. The North American Free Trade Agreement NAFTA revoked this.
The day NAFTA went into effect, on January 1, 1994, the Zapatistas captured a third of the state of Chiapas, who continue to resist and inspire human rights struggles elsewhere.
Oaxaca State is extremely wealthy in natural resources. It is a site for NAFTA based mega industrial projects known as Plan Puebla Panama such as highways, railways, ports, wind energy, mines, agribusinesses, and maquiladora-style assembly plants. Indigenous communities are pushed off their land, used for cheap labor or robbed of their livelihood because they are considered non-viable.
A geographer at the University of the Earth in Oaxaca City saw the danger of these mapping junkets. They were combined with talks for US military aid known as the Merida Initiative. The military planned to displace Indigenous communities, remove hot spots and control the region. Natural and mineral resources could then be stolen by the government and its transnational allies.
On June 14, 2006 a teacher’s union strike in Oaxaca City blew up into a popular Indigenous uprising of farm workers, teachers, students, housewives, and laborers. The people wanted traditional forms of land tenure and self-governance.
The Oaxacan People’s Popular Assembly APPO took over the state’s capitol city for six months. It became the de-facto government, organized under the Indigenous principle of leading by obeying the people. Organizing was done by consensus.
APPO members occupied state, local, and federal government offices throughout the city and took over food, water, transportation and communication. The state retaliated with murder, disappearance, rape, torture and police led drive-by shootings. The social movement was eroded for a while.
During this resistance, the “Mexico Indigena” mapping project moved its operation to a biologically diverse and mineral-rich region in Oaxaca.
Territory and culture are together in daily life for the indigenous of southern Mexico. Free Trade forces a loss of identity and tradition. There is constant propaganda that devalues Indigenous culture. Mannequins in Oaxaca City are tall, skinny, and very white. The most prevalent cosmetic product sold to indigenous women is skin bleach. We obviously need to reclaim our autonomy, territory and natural identity.
Negating communal land holding is to deny indigenous culture, life and identity. The US knows that our relationship with the land is the biggest threat to the capitalists. Our identity and our birthright is the land. International law dictates that changes can only be made with our full knowledge and consent, which we’ll never give. Removing the artificial borders between Canada, US and Mexico is for the immigrants and foreigners, not us.
Kahentinetha MNN Mohawk Nation News, www.mohawknationnews.com kahentinetha2@yahoo.com Note: Your financial help is needed and appreciated. Please send your donations by check or money order to “MNN Mohawk Nation News”, Box 991, Kahnawake [Quebec, Canada] J0L 1B0. Or go to PayPal on MNN website. Nia:wen thank you very much. Go to MNN “WORLD” category for more stories; New MNN Books Available now!
Left Turn July/Aug 2009, Simon Sedillo www.elenemigocomun.net,
The three colonies of Canada, US and Mexico are forming a political block to better control Indigenous labor and to seize our resources.
In 1973, Henry Kissinger in effect said that depopulation should be the highest priority of foreign policy towards the less developed countries because the US needs to steal their resources. [www.findsomequotes.com/henry-kissinger-new-york-times-oct-28-1973].
The greatest resistance to global control by international banker thugs are indigenous communities. We assert autonomy, self-determination and human rights when we communally hold our territory. This creates an obstacle to theft of our land and resources by US political and economic interests.
The US military and geographers have a plan to prey on and dissolve indigenous communities and resistance.
In 2005, the US Department of Defense gave Kansas University $500,000 to map communally-held indigenous land in the Mexican states of San Luis Potosi and Oaxaca. The professors and the US Foreign Military Studies Office FMSO at Fort Leavenworth are implementing the “Mexico Indigena” program to privatize Indigenous lands which are presently held communally.
The Officers are trained in land and resource theft at the US Army School of the Americas which also teaches torture and sets up death squads in Latin America.
The plan is to get rid of Indigenous autonomy and self-determination to get our territory and resources. Propaganda is being spread that our communities are breeding grounds of crime and insurgency and must be done away with.
Land data and military strategy was carried out in Colombia [Mapping Colombia: Land Data and Strategy]. While collecting data, the FMSO assessed so-called guerrilla armies, terrorist organizations and Indigenous defenses.
In 1992 the Mexican President revoked Article 27 of the constitution which had turned communal land grants over to Mexico’s indigenous people in 1912. The North American Free Trade Agreement NAFTA revoked this.
The day NAFTA went into effect, on January 1, 1994, the Zapatistas captured a third of the state of Chiapas, who continue to resist and inspire human rights struggles elsewhere.
Oaxaca State is extremely wealthy in natural resources. It is a site for NAFTA based mega industrial projects known as Plan Puebla Panama such as highways, railways, ports, wind energy, mines, agribusinesses, and maquiladora-style assembly plants. Indigenous communities are pushed off their land, used for cheap labor or robbed of their livelihood because they are considered non-viable.
A geographer at the University of the Earth in Oaxaca City saw the danger of these mapping junkets. They were combined with talks for US military aid known as the Merida Initiative. The military planned to displace Indigenous communities, remove hot spots and control the region. Natural and mineral resources could then be stolen by the government and its transnational allies.
On June 14, 2006 a teacher’s union strike in Oaxaca City blew up into a popular Indigenous uprising of farm workers, teachers, students, housewives, and laborers. The people wanted traditional forms of land tenure and self-governance.
The Oaxacan People’s Popular Assembly APPO took over the state’s capitol city for six months. It became the de-facto government, organized under the Indigenous principle of leading by obeying the people. Organizing was done by consensus.
APPO members occupied state, local, and federal government offices throughout the city and took over food, water, transportation and communication. The state retaliated with murder, disappearance, rape, torture and police led drive-by shootings. The social movement was eroded for a while.
During this resistance, the “Mexico Indigena” mapping project moved its operation to a biologically diverse and mineral-rich region in Oaxaca.
Territory and culture are together in daily life for the indigenous of southern Mexico. Free Trade forces a loss of identity and tradition. There is constant propaganda that devalues Indigenous culture. Mannequins in Oaxaca City are tall, skinny, and very white. The most prevalent cosmetic product sold to indigenous women is skin bleach. We obviously need to reclaim our autonomy, territory and natural identity.
Negating communal land holding is to deny indigenous culture, life and identity. The US knows that our relationship with the land is the biggest threat to the capitalists. Our identity and our birthright is the land. International law dictates that changes can only be made with our full knowledge and consent, which we’ll never give. Removing the artificial borders between Canada, US and Mexico is for the immigrants and foreigners, not us.
Kahentinetha MNN Mohawk Nation News, www.mohawknationnews.com kahentinetha2@yahoo.com Note: Your financial help is needed and appreciated. Please send your donations by check or money order to “MNN Mohawk Nation News”, Box 991, Kahnawake [Quebec, Canada] J0L 1B0. Or go to PayPal on MNN website. Nia:wen thank you very much. Go to MNN “WORLD” category for more stories; New MNN Books Available now!
Left Turn July/Aug 2009, Simon Sedillo www.elenemigocomun.net,
La Impunidad, a Cobijo del Estado
Lourdes Godínez Leal
CIMAC Noticias
La premio Nobel de la Paz 1997 Jody Williams pidió hoy seguridad y derechos humanos para México, ya que tener al Ejército en las calles es muy peligroso; las y los mexicanos, dijo, deben tener y exigir ambas cosas, al tiempo que se comprometió a enviar una carta a Felipe Calderón para pedirle lo anterior.
En conferencia de prensa realizada como parte de las acciones de la campaña nacional e internacional “Libertad y justicia para Atenco” celebrada esta mañana en San Salvador Atenco, donde mujeres integrantes de movimientos sociales de Atenco, Oaxaca, Guerrero, Guatemala y Ciudad Juárez expusieron ante la Nobel de la Paz la violencia de género que viven por defender sus derechos, la también presidenta de Iniciativa de las Mujeres Premio Nobel (NWI por sus siglas en inglés) señaló que en la carta que enviará a Calderón también le exigirá la libertad de los 12 presos “de conciencia” que permanecen recluidos desde hace tres años en el penal de Molino de las Flores, en el Estado de México.
Al ser cuestionada por los medios sobre la militarización que actualmente se vive en México como parte de la “lucha contra el narcotráfico”, Williams cuestionó ¿cómo puede un país aguantar un Ejército actuando en todo el país y esperar que se apliquen los derechos humanos?
Cuando el Ejército está en las calles se pueden observar secuestros y otras acciones que, en general, denotan la opresión de los derechos humanos; “el Ejército está haciendo lo que quiere en todo el país, cada día que pasa tienen más poder, lo que es algo muy peligroso”, insistió la activista.
La violencia contra las mujeres
Como parte de jornada, se realizó un panel donde representantes de algunos movimientos sociales expusieron a Williams la violencia de género ejercida por parte de cuerpos policíacos y del Estado mexicano de la que han sido víctimas.
Martha Pérez, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), acusó al gobierno federal y estatal de “arrebatarles las tierras”, y las mujeres, dijo, por defenderlas, han vivido hostigamiento, represión, persecución y el estigma de ser “personas violentas”.
Destacó la lucha de las mujeres de todas las edades, aunque eso ha significado poner en peligro su integridad física y psicológica y recordó los operativos del 3 y 4 de mayo de 2006, donde 26 mujeres fueron abusadas y violadas sexualmente por policías de los tres niveles de gobierno, sin que a la fecha haya sido encarcelado un solo responsable del operativo.
En su oportunidad, Martha Sánchez Néstor, de Guerrero, expuso a la Nobel de la Paz que “la impunidad crece con el cobijo del Estado mexicano” y le hizo un recuento de las mujeres indígenas que en su estado han sido violadas sexualmente por militares y que tampoco han obtenido justicia al no existir los medios jurídicos para ello.
Entre éstos, citó los casos de Delfina y Aurelia, tlapanecas violadas por militares en diciembre de 1997; el de Victoriana y Francisca, también violadas por soldados en la comunidad de Barrio Nuevo, en abril de 1999 y el de Valentina e Inés, violadas por militares en febrero y marzo de 2006, respectivamente.
Salvo estos dos últimos casos, que lograron llegar a la Comisión y Corte Interamericanas de Derechos Humanos, en los demás no hubo justicia, dijo Sánchez Néstor; sin embargo, resaltó el que las mujeres se hayan atrevido a denunciar, aunque por ello hayan sido hostigadas y perseguidas.
Otro caso emblemático de violencia contra las mujeres es el feminicidio en Ciudad Juárez, Chihuahua, que desde 1993, cuando se documentaron los primeros casos, ha cobrado la vida de más de 470 mujeres y niñas.
Marilú Andrade, de la organización civil Nuestras Hijas de regreso a Casa, denunció ante Jody Willliams las amenazas de que en los últimos meses han sido objeto familiares y abogados de las víctimas por denunciar los asesinatos y desapariciones de mujeres.
Marilú Andrade, hermana de Lilia Alejandra, asesinada en 2001, denunció que la última amenaza la recibió hace una semana, cuando se encontraba en una reunión con el embajador de la ONU para los derechos humanos en México; la amenaza fue por correo electrónico y en mensaje celular, donde le pedían dejar de denunciar o iban a matar a su hija.
Por ello, ante Williams pidió al Estado mexicano garantías para la vida de las y los defensores de derechos humanos de las mujeres asesinadas en Juárez, así como de sus familiares y abogados.
Asimismo, hizo un llamado a nombre de la organización Nuestras Hijas de regreso a casa, a las autoridades correspondientes, para revisar el nombramiento del Procurador General de la República hecho ayer por Felipe Calderón, ya que, dijo, sus antecedentes en Chihuahua son fatales; él, dijo, negó la existencia del feminicidio en la entidad y fue señalado por las organizaciones como responsable por omisión, negligencia y abuso de autoridad, así como responsable de la impunidad en torno a los asesinatos de mujeres.
Patricia Ardón, activista de Guatemala, precisó que al igual que Ciudad Juárez, este país tiene el nada honroso primer lugar en feminicidios; tan sólo en 2008, dijo, más de 730 mujeres fueron asesinadas y en lo que va de este año la cifra ya es muy similar.
Señaló que el feminicidio y la violación a los derechos humanos de las mujeres se están incrementando y que los cuerpos de las mujeres continúan utilizándose como botín.
Los casos de Atenco, Ciudad Juárez, de las indígenas violadas por militares, entre las que también se recordó a Ernestina Ascencio y a las menores de edad de Nocupétaro, Michoacán, son emblemáticos, puntualizó Dolores González, de Servicios y asesoría para la paz (Serapaz), ya que son el fiel ejemplo de la violencia y represión ejercidas contra las mujeres por el Ejército en todo el territorio nacional.
En los casos de violación y tortura sexual, dijo González a Williams, los responsables se han escudado en el fuero militar y el gobierno está garantizando la impunidad para los soldados que están violando a las mujeres.
Por ello, la activista pidió “poner un alto a la militarización de las conciencias”, ya que, dijo, no se puede permitir que estos actos empiecen a verse como “algo normal”.
Atenta, Jody Williams escuchó todos y cada uno de los casos que le ofrecieron un panorama general de cómo se vive la violencia y represión contra las mujeres, por lo que se comprometió a enviar la carta a Felipe Calderón donde le pedirá, sostuvo, garantizar y respetar los derechos humanos, ya que criticó que hacia el exterior México tiene un buen discurso en la materia, pero no ha querido hacer nada para solucionar las cosas al interior.
La campaña nacional e internacional por la libertad y justicia para Atenco continuará de gira nacional e internacional por diversos estados de la República, donde artistas, académicos y otras personalidades están exigiendo la libertad inmediata de los presos políticos y el fin a la represión social.
CIMAC Noticias
La premio Nobel de la Paz 1997 Jody Williams pidió hoy seguridad y derechos humanos para México, ya que tener al Ejército en las calles es muy peligroso; las y los mexicanos, dijo, deben tener y exigir ambas cosas, al tiempo que se comprometió a enviar una carta a Felipe Calderón para pedirle lo anterior.
En conferencia de prensa realizada como parte de las acciones de la campaña nacional e internacional “Libertad y justicia para Atenco” celebrada esta mañana en San Salvador Atenco, donde mujeres integrantes de movimientos sociales de Atenco, Oaxaca, Guerrero, Guatemala y Ciudad Juárez expusieron ante la Nobel de la Paz la violencia de género que viven por defender sus derechos, la también presidenta de Iniciativa de las Mujeres Premio Nobel (NWI por sus siglas en inglés) señaló que en la carta que enviará a Calderón también le exigirá la libertad de los 12 presos “de conciencia” que permanecen recluidos desde hace tres años en el penal de Molino de las Flores, en el Estado de México.
Al ser cuestionada por los medios sobre la militarización que actualmente se vive en México como parte de la “lucha contra el narcotráfico”, Williams cuestionó ¿cómo puede un país aguantar un Ejército actuando en todo el país y esperar que se apliquen los derechos humanos?
Cuando el Ejército está en las calles se pueden observar secuestros y otras acciones que, en general, denotan la opresión de los derechos humanos; “el Ejército está haciendo lo que quiere en todo el país, cada día que pasa tienen más poder, lo que es algo muy peligroso”, insistió la activista.
La violencia contra las mujeres
Como parte de jornada, se realizó un panel donde representantes de algunos movimientos sociales expusieron a Williams la violencia de género ejercida por parte de cuerpos policíacos y del Estado mexicano de la que han sido víctimas.
Martha Pérez, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), acusó al gobierno federal y estatal de “arrebatarles las tierras”, y las mujeres, dijo, por defenderlas, han vivido hostigamiento, represión, persecución y el estigma de ser “personas violentas”.
Destacó la lucha de las mujeres de todas las edades, aunque eso ha significado poner en peligro su integridad física y psicológica y recordó los operativos del 3 y 4 de mayo de 2006, donde 26 mujeres fueron abusadas y violadas sexualmente por policías de los tres niveles de gobierno, sin que a la fecha haya sido encarcelado un solo responsable del operativo.
En su oportunidad, Martha Sánchez Néstor, de Guerrero, expuso a la Nobel de la Paz que “la impunidad crece con el cobijo del Estado mexicano” y le hizo un recuento de las mujeres indígenas que en su estado han sido violadas sexualmente por militares y que tampoco han obtenido justicia al no existir los medios jurídicos para ello.
Entre éstos, citó los casos de Delfina y Aurelia, tlapanecas violadas por militares en diciembre de 1997; el de Victoriana y Francisca, también violadas por soldados en la comunidad de Barrio Nuevo, en abril de 1999 y el de Valentina e Inés, violadas por militares en febrero y marzo de 2006, respectivamente.
Salvo estos dos últimos casos, que lograron llegar a la Comisión y Corte Interamericanas de Derechos Humanos, en los demás no hubo justicia, dijo Sánchez Néstor; sin embargo, resaltó el que las mujeres se hayan atrevido a denunciar, aunque por ello hayan sido hostigadas y perseguidas.
Otro caso emblemático de violencia contra las mujeres es el feminicidio en Ciudad Juárez, Chihuahua, que desde 1993, cuando se documentaron los primeros casos, ha cobrado la vida de más de 470 mujeres y niñas.
Marilú Andrade, de la organización civil Nuestras Hijas de regreso a Casa, denunció ante Jody Willliams las amenazas de que en los últimos meses han sido objeto familiares y abogados de las víctimas por denunciar los asesinatos y desapariciones de mujeres.
Marilú Andrade, hermana de Lilia Alejandra, asesinada en 2001, denunció que la última amenaza la recibió hace una semana, cuando se encontraba en una reunión con el embajador de la ONU para los derechos humanos en México; la amenaza fue por correo electrónico y en mensaje celular, donde le pedían dejar de denunciar o iban a matar a su hija.
Por ello, ante Williams pidió al Estado mexicano garantías para la vida de las y los defensores de derechos humanos de las mujeres asesinadas en Juárez, así como de sus familiares y abogados.
Asimismo, hizo un llamado a nombre de la organización Nuestras Hijas de regreso a casa, a las autoridades correspondientes, para revisar el nombramiento del Procurador General de la República hecho ayer por Felipe Calderón, ya que, dijo, sus antecedentes en Chihuahua son fatales; él, dijo, negó la existencia del feminicidio en la entidad y fue señalado por las organizaciones como responsable por omisión, negligencia y abuso de autoridad, así como responsable de la impunidad en torno a los asesinatos de mujeres.
Patricia Ardón, activista de Guatemala, precisó que al igual que Ciudad Juárez, este país tiene el nada honroso primer lugar en feminicidios; tan sólo en 2008, dijo, más de 730 mujeres fueron asesinadas y en lo que va de este año la cifra ya es muy similar.
Señaló que el feminicidio y la violación a los derechos humanos de las mujeres se están incrementando y que los cuerpos de las mujeres continúan utilizándose como botín.
Los casos de Atenco, Ciudad Juárez, de las indígenas violadas por militares, entre las que también se recordó a Ernestina Ascencio y a las menores de edad de Nocupétaro, Michoacán, son emblemáticos, puntualizó Dolores González, de Servicios y asesoría para la paz (Serapaz), ya que son el fiel ejemplo de la violencia y represión ejercidas contra las mujeres por el Ejército en todo el territorio nacional.
En los casos de violación y tortura sexual, dijo González a Williams, los responsables se han escudado en el fuero militar y el gobierno está garantizando la impunidad para los soldados que están violando a las mujeres.
Por ello, la activista pidió “poner un alto a la militarización de las conciencias”, ya que, dijo, no se puede permitir que estos actos empiecen a verse como “algo normal”.
Atenta, Jody Williams escuchó todos y cada uno de los casos que le ofrecieron un panorama general de cómo se vive la violencia y represión contra las mujeres, por lo que se comprometió a enviar la carta a Felipe Calderón donde le pedirá, sostuvo, garantizar y respetar los derechos humanos, ya que criticó que hacia el exterior México tiene un buen discurso en la materia, pero no ha querido hacer nada para solucionar las cosas al interior.
La campaña nacional e internacional por la libertad y justicia para Atenco continuará de gira nacional e internacional por diversos estados de la República, donde artistas, académicos y otras personalidades están exigiendo la libertad inmediata de los presos políticos y el fin a la represión social.
In Defense of the Undocumented
Immigrants and Health Care
By ALVARO HUERTA
CounterPunch
As the son of Mexican immigrants, in the current climate of hyper-xenophobia in the U.S., I often ask myself: Where’s our Gandhi who will stage a prolonged hunger strike for the humanity of undocumented workers? Where’s our Martin Luther King with the magnificent oratory skills capable of moving a country in the right direction for those who toil in our agricultural fields, front yards, homes and kitchens?
These perilous times seem to bring out the worst in many Americans. In the heat of the healthcare debate, for example, conservatives have found their favorite piñata to hit when they no longer have an argument to derail universal healthcare. While the Republican Congressman Joe Wilson of South Carolina made a fool of himself by shouting “You Lie!” in the middle of President Obama’s eloquent speech in a joint session of Congress, most of the attention surrounding Wilson’s outburst centered on issues of civility and respect for the office of the president.
While Democrats and average Americans have the right to be outraged at Wilson and fellow Republicans for disrespecting Obama by yelling at him like a drunken heckler in a comedy club and continuously calling him a racist, socialist and fascist, I’ve heard virtually nothing in defense of immigrants. Republicans and those blind followers who attend town hall meetings to rant and rave about the government “killing granny,” about Obama implementing a “socialist-type” healthcare system and, now, picking on immigrants should be ashamed of themselves.
What about the estimated 47 million Americans in this country without health insurance who run a higher risk of getting life threatening diseases and resorting to bankruptcy when they can’t afford their medical bills? How does the saying go?: “If a heart attack doesn’t kill you, the medical bill will.” Where are these same Americans who rant and rave at the town hall meeting when the insurance companies “kill granny” because she lost her medical benefits due to a pre-existing medical condition? And what about those countless immigrants who care for elderly Americans yet they themselves lack healthcare during their golden years?
This is not the time for Obama and the Democrats to reach across the political aisle to get Republicans on board with universal healthcare when conservatives have repeatedly rejected the notion that healthcare should be a right enjoyed by everyone in this country. It seems that the Republicans are perfectly content with the free market, despite the fact that those who benefit from the market care mostly about market shares and profit margins at the expense of those who have been left to suffer without access to affordable healthcare.
And this is diffidently not the time for Obama and the Democrats to get the Republicans on board when it comes to issues of immigration vis-à-vis healthcare issues. If we are to believe the written words of the late Senator Ted Kennedy that access to healthcare is above all a moral issue, then why should it matter if someone lacks legal status in this country? Aren’t immigrants, with or without legal documents, also human? Don’t they have a right to live a healthy life too, especially since Americans benefit tremendously from the sweat and labor of undocumented immigrants in this country? Are immigrants truly free riders, to use an economist’s terminology, if they put into the system more than they receive? Immigrants, for example, can’t file for tax returns or receive Social Security benefits, yet they pay into the system through their labor and purchase power.
Let’s stop with the hypocrisy! Immigrants have historically contributed to making this nation the most powerful and affluent country in the world. From building the railroads to the freeways, from making the bricks to the buildings, from growing our food to serving it, from raising the children of the affluent classes to cleaning their homes, immigrants continue to perform the most dangerous and stigmatized jobs in this country. And what do they get in return?: “You lie!”
It’s time for both Democrats and Republicans, along with average Americans, to acknowledge, appreciate and incorporate the over 12 million undocumented workers in this country into the mainstream system so that los de abajo (those on the bottom) can also enjoy the fruits of their labor with a sense of dignity and respect that they’ve earned.
Alvaro Huerta is a doctoral student at UC Berkeley. He can be reached at: ahuerta@berkeley.edu
By ALVARO HUERTA
CounterPunch
As the son of Mexican immigrants, in the current climate of hyper-xenophobia in the U.S., I often ask myself: Where’s our Gandhi who will stage a prolonged hunger strike for the humanity of undocumented workers? Where’s our Martin Luther King with the magnificent oratory skills capable of moving a country in the right direction for those who toil in our agricultural fields, front yards, homes and kitchens?
These perilous times seem to bring out the worst in many Americans. In the heat of the healthcare debate, for example, conservatives have found their favorite piñata to hit when they no longer have an argument to derail universal healthcare. While the Republican Congressman Joe Wilson of South Carolina made a fool of himself by shouting “You Lie!” in the middle of President Obama’s eloquent speech in a joint session of Congress, most of the attention surrounding Wilson’s outburst centered on issues of civility and respect for the office of the president.
While Democrats and average Americans have the right to be outraged at Wilson and fellow Republicans for disrespecting Obama by yelling at him like a drunken heckler in a comedy club and continuously calling him a racist, socialist and fascist, I’ve heard virtually nothing in defense of immigrants. Republicans and those blind followers who attend town hall meetings to rant and rave about the government “killing granny,” about Obama implementing a “socialist-type” healthcare system and, now, picking on immigrants should be ashamed of themselves.
What about the estimated 47 million Americans in this country without health insurance who run a higher risk of getting life threatening diseases and resorting to bankruptcy when they can’t afford their medical bills? How does the saying go?: “If a heart attack doesn’t kill you, the medical bill will.” Where are these same Americans who rant and rave at the town hall meeting when the insurance companies “kill granny” because she lost her medical benefits due to a pre-existing medical condition? And what about those countless immigrants who care for elderly Americans yet they themselves lack healthcare during their golden years?
This is not the time for Obama and the Democrats to reach across the political aisle to get Republicans on board with universal healthcare when conservatives have repeatedly rejected the notion that healthcare should be a right enjoyed by everyone in this country. It seems that the Republicans are perfectly content with the free market, despite the fact that those who benefit from the market care mostly about market shares and profit margins at the expense of those who have been left to suffer without access to affordable healthcare.
And this is diffidently not the time for Obama and the Democrats to get the Republicans on board when it comes to issues of immigration vis-à-vis healthcare issues. If we are to believe the written words of the late Senator Ted Kennedy that access to healthcare is above all a moral issue, then why should it matter if someone lacks legal status in this country? Aren’t immigrants, with or without legal documents, also human? Don’t they have a right to live a healthy life too, especially since Americans benefit tremendously from the sweat and labor of undocumented immigrants in this country? Are immigrants truly free riders, to use an economist’s terminology, if they put into the system more than they receive? Immigrants, for example, can’t file for tax returns or receive Social Security benefits, yet they pay into the system through their labor and purchase power.
Let’s stop with the hypocrisy! Immigrants have historically contributed to making this nation the most powerful and affluent country in the world. From building the railroads to the freeways, from making the bricks to the buildings, from growing our food to serving it, from raising the children of the affluent classes to cleaning their homes, immigrants continue to perform the most dangerous and stigmatized jobs in this country. And what do they get in return?: “You lie!”
It’s time for both Democrats and Republicans, along with average Americans, to acknowledge, appreciate and incorporate the over 12 million undocumented workers in this country into the mainstream system so that los de abajo (those on the bottom) can also enjoy the fruits of their labor with a sense of dignity and respect that they’ve earned.
Alvaro Huerta is a doctoral student at UC Berkeley. He can be reached at: ahuerta@berkeley.edu
Subscribe to:
Posts (Atom)