Entrevista a Marcelo Catrillanca, dirigente mapuche clandestino
Pedro Cayuqueo
Punto Final
Es uno de los líderes mapuches más buscado del país. Y el más escurridizo. Marcelo Osvaldo Catrillanca Queipul (39 años), padre de Camilo (14 años), Paulina (12 años) y Newen (6 años), acaba de cumplir siete años prófugo de la justicia. El año 2002, este dirigente de la Comunidad Temucuicui fue condenado en Collipulli a 5 años de cárcel, acusado de incendiar, en diciembre de 1999, un bosque del fundo Alaska, entonces propiedad de la Forestal Mininco. El fundo era demandado por los comuneros desde la década de los 70. Agotadas las “vías institucionales” y aburridos de la inoperancia de Conadi, el año 1999 decidieron pasar de los dichos a los hechos. Tres años de ardua lucha costó recuperar las tierras, entregadas a la comunidad por el Estado finalmente en 2002.
Pero la lucha tuvo sus costos. A los cientos de heridos en los desalojos policiales, se sumó una persecución judicial y política contra quienes encabezaron las movilizaciones. Marcelo, uno de ellos. Acusado de incendio, fue condenado junto a otro dirigente: “presunciones fundadas” del juez determinaron el encarcelamiento de ambos. Ello fue suficiente para que tras acceder a beneficios previos a su sentencia, Catrillanca optara finalmente por la clandestinidad. O la rebeldía, como prefiere llamarla.
Marcelo no es cualquier dirigente. Hijo del ñizol lonko Juan Catrillanca Antín, emblemático líder de Temucuicui y de la Alianza Territorial Mapuche, Marcelo asume con dignidad y orgullo su linaje. Ser de Temucuicui implica respeto por la historia, nos dice. Allí batallaron defendiendo el territorio mapuche grandes lonkos del siglo XIX. Todos ellos heredaron a las nuevas generaciones un legado de lucha. Pero también una vara muy alta que superar, advierte el dirigente.
Cauteloso como pocos, esta es la segunda entrevista que ofrece a un medio de comunicación en siete años de vida clandestina. La anterior fue en febrero de 2005, también para Punto Final. Tras sortear férreas medidas de seguridad, dimos con el paradero del dirigente mapuche. Estas son sus palabras
¿Cómo han sido estos años como clandestino?
“La situación ha sido compleja, pero uno, como mapuche, no puede humillarse ante el sistema. Es difícil, pero la consecuencia, el compromiso que uno tiene con su pueblo lo hace ser más fuerte. Frente a más represión, uno se capacita más para hacerle frente. Estos años me han permitido fortalecer mi compromiso como dirigente mapuche. A veces los que más sufren son la familia, mis hijos principalmente, que lamentan que no podamos andar juntos como familia. Es terrible que ellos tengan que madurar de esta forma. Uno guarda resentimiento contra el sistema judicial por eso, pero soy optimista y sé que pronto estaremos juntos. Esta es la vida que nos tocó y poco podemos hacer”.
¿En qué punto está su caso judicial?
“De acuerdo a las leyes, para que prescriba una causa judicial dicen que son diez años. Estoy dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario y después, seguir asumiendo públicamente las responsabilidades que uno tiene como mapuche. Yo asumí como secretario dentro de mi comunidad, ese cargo tenía cuando luchamos por recuperar el fundo Alaska de Mininco, y luego cuando caí preso. Tengo claro que debo regresar a cumplir con mi rol de dirigente. Para mí ha sido complicado, triste, no estar en la lucha con los hermanos, no ser partícipe de la lucha que han reactivado en Temucuicui y en otros territorios. Como mapuche de lucha, como mapuche que quiere ser un aporte para su gente, es triste no poder estar junto a ellos. Pero saben que siempre estoy con ellos y que comparto sus luchas. Hoy están los peñi hablando de territorio y me parece muy bien que se hable de territorio, porque vamos apuntando al fondo del problema: que aquí hubo una invasión por parte del Estado a un pueblo originario”.
Hoy las reivindicaciones no están restringidas a los títulos de merced. ¿Es un avance?
“Absolutamente. Para el pueblo mapuche es un avance que se hable de territorio ancestral, porque el problema no es de una comunidad tal o cual, es un problema del pueblo mapuche con un Estado que nos despojó. En 2001 reclamábamos tierras, un fundo a lo más, así lo veíamos. Mirábamos un título de merced y decíamos, ‘este winka nos tiene quitadas 210 ó 220 hectáreas’. Mirábamos los planos y llegábamos a esa conclusión. Eso hoy no basta, no digo que no haya que hacerlo, pero no es suficiente.
Por ello se habla de recuperar espacios territoriales. Esta bien recordarle al Estado que el conflicto parte por el incumplimiento de compromisos históricos entre los mapuches y los winkas, cuando la frontera era el río Bío Bío. Alguien violó tratados y por eso estamos como estamos. De ahí parte la injusticia. Hoy podemos ver una comunidad grande pero muy pobre. Vemos a un particular con 600 hectáreas, a una forestal con mil hectáreas y a una familia mapuche con miserables metros cuadrados. Eso no puede ser. Por ello hay que decir y reafirmar que nuestra lucha no se trata de mendigar tierras, de mendigar apoyos. Se trata de recuperar lo perdido, de reconstruir nuestro territorio y un país que tuvimos en el pasado”.
Gran parte de los dirigentes clandestinos tarde o temprano han sido detenidos; el último caso fue el de Mireya Figueroa. ¿Cómo ha sido sobrellevar la persecución policial?
“La persecución ha estado siempre presente, el hostigamiento a mi familia, a mi comunidad, a mis familiares. Pero yo creo que las detenciones muchas veces son por datos, es decir, encuentran a alguien que finalmente es convencido de delatar a un hermano. En mi caso esto no ha sucedido. Eso me ha ayudado, la lealtad y la protección de mucha gente que valora lo que uno es como mapuche”.
Gobierno se ha equivocado
¿Qué le parecen las medidas del go-bierno para afrontar lo que llaman el “con-flicto mapuche”?
“Este gobierno se ha equivocado, como antes también lo hicieron otros. Se prometen cosas, muchas cosas: nuevas instituciones, subsidios, tierras, pero al final todo se resume en más represión a las comunidades que luchan. Más policías no ayudan en nada, sólo alteran el orden allí donde se podría avanzar en acuerdos. En Temucuicui existen decenas de acuerdos, compromisos del gobierno que no se han cumplido desde que se entregó el fundo Alaska, hace ya más de 5 años. Se han firmado acuerdos con Conadi, con la Gobernación, con la intendenta. Lo que puede resolver el conflicto es que las autoridades cumplan lo que firmaron, ¡es tan simple como eso! Pero no hay cambio entre un presidente y otro, entre un gobierno y otro. A lo más se dejan de usar ciertas leyes más represivas para aparentar que hay cambios, pero al final es lo mismo”.
¿Qué proyección le ve al actual proceso de movilizaciones que impulsa la Alianza Territorial Mapuche, que en-ca-beza su padre y donde participa su comunidad?
“Me parece bien, se ve que no es el movimiento de una comunidad aislada sino de un pueblo, de diversos territorios de nuestro pueblo. Hoy las comunidades no están diciendo ‘somos una comunidad’, están hablando de ser ‘territorios’, de ser diversos lof que se han levantado. Así lo están planteando los lonkos y yo comparto esa visión. El gobierno debe entender que esto no tiene marcha atrás, las comunidades van a seguir movilizadas y por lo que se ve, se irán sumando otras.
Las autoridades han equivocado el camino. Cuando el subsecretario Rosende visitó la zona enviado por el gobierno hace unos meses, vino en helicóptero y desde el aire dio una vuelta y se fue. Viera-Gallo ha sido más de lo mismo, no se ha reunido con las comunidades movilizadas. Así nunca se logrará avanzar en soluciones. Recuerdo que el año 2000, cuando estaba fuerte la lucha por el fundo Alaska, José Miguel Insulza envió directamente a Robinson Pérez, quien vino a entablar una mesa de trabajo y de negociación con nosotros, que estábamos movilizados. Y pudimos avanzar y resolver el conflicto. Pero ahora las autoridades vienen a puro pasear en helicóptero”.
Elecciones de diciembre
En diciembre viene una elección presidencial y parlamentaria. ¿Qué rol debieran jugar los mapuches en esa coyuntura?
“Creo que debiéramos abstenernos. No hay diferencias, para mí, entre derecha y Concertación. Creo que como mapuches no podemos seguir cayendo en ese juego. Distinto sería si tuviéramos nuestra propia gente peleando una candidatura al Congreso. Nosotros debiéramos trabajar para tener nuestra propia gente preparada para competir en las elecciones, gente que obedezca a una línea de pensamiento político mapuche. Que sea un representante nuestro y no de los empresarios o de los partidos políticos wincas, que ni siquiera conocen nuestra realidad ni les interesa conocerla”.
¿La clandestinidad es una trinchera de resistencia?
“Es una trinchera de lucha, claramente. No se trata de estar escondido sin hacer nada. Hay peñi (hermanos) y lamngen (hermanas) que lamentablemente están presos, pero es una situación que yo no quise aceptar para mí. Es un camino válido. Estar prófugo es una lucha constante, día a día, un camino que han seguido personas emblemáticas: Pablo Neruda, quien luchó por la dignidad de los trabajadores, Gladys Marín, que luchó por el bien de toda la sociedad, son personas que dieron ejemplo en esto. Yo, tarde o temprano, voy a ser libre y seguiré luchando públicamente por la causa de mi pueblo, como dirigente”.
¿Qué mensaje enviaría a dos mapuches que han optado por el refugio político en Argentina? Me refiero a Pascual Pichún Collonao y Pedro Vivanco.
“Todo mi apoyo, toda mi fuerza para ellos. Donde sea que estén mantengan la fuerza, porque no es fácil estar lejos de tu comunidad, de la familia; sufren los niños, sufren las esposas y sufre uno. Les diría que aprovechen el tiempo, que se capaciten, que se eduquen más y así puedan ser útiles a esta lucha que seguirá a futuro y que no termina con uno. Estar clandestino o prófugo no es estar muerto, es simplemente una posibilidad de seguir luchando, de seguir preparándose. No se trata de cobardía. La justicia y el Estado nos condenaron, pero cada día en libertad es una victoria nuestra”.
11/30/09
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