9/21/09
Guatemala: Una Población con los Huesos Marcados por el Hambre
Por Alba Trejo
SEMlac
Guatemala, septiembre (Especial de SEMlac).- Guatemala tiene niños y niñas muy, pero muy pequeños; con la piel adherida a sus huesos, el cuerpo invadido de manchas y ronchas purulentas.
Son niñas, niños e incluso mujeres, con ojos profundamente hundidos y huesudos pómulos, acostumbrados a convivir con fuertes catarros y diarreas prolongadas. Disimulan su edad por su escaso peso.
Los hay en todas partes de este país de 14 millones de habitantes, pero es en el oriente y gran parte del occidente donde la presencia de los diminutos y escuálidos habitantes se nota aún más.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) permite conocer que en Centroamérica existe una población de al menos siete millones de infantes de menos de cinco años y que, de estos, 2.5 millones padecen de desnutrición crónica.
Sin embargo, la mitad de ellos, es decir un millón 250 000 está en Guatemala, un país donde, actualmente, han muerto 25 niños y niñas por las secuelas provocadas por el hambre que, en su corta vida, padecieron desde la gestación.
Atol, caldos de hierbas y frijol. A eso se reduce la dieta de las víctimas de la desnutrición crónica en esta nación. Esos, además, son los únicos alimentos que ingieren las mujeres en su período de gestación.
Estas razones han sido suficientes para que la Oficina Mundial de la Salud (OMS) considerara a Guatemala, dos años atrás, la nación de América Latina con los índices más altos de desnutrición.
Irma Palma, oficial de salud de la OMS, dijo a SEMlac que el hambre en la población infantil y las mujeres no solo se deriva de la sequía que ocurre cada año, cada vez más intensa. También está la pobreza que padecen los pueblos indígenas y del oriente.
El recuento de los daños informados por el presidente Álvaro Colom incluye a 54.000 familias que sufren las consecuencias de la sequía, y 400.000 más que viven en riesgo de padecerla. Por eso se ha comenzado a repartir por toneladas, en determinados lugares, la galleta nutritiva, que contiene las vitaminas necesarias para controlar el hambre y sus efectos.
La desnutrición no es un tema nuevo en este país. En 2002, la Oficina de Naciones Unidas (ONU) anunció que cerca de 6.000 niños se encontraban "en peligro de muerte" en Guatemala por problemas de desnutrición.
En esa ocasión, la portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Christiane Berthiaume, dijo atinadamente que la situación era tan extrema que a miles de niñas y niños "sólo les queda la piel y huesos".
Las enfermedades detectadas por la desnutrición crónica en Guatemala, según Ramiro Quezada, oficial de salud del Fondo Nacional para la Infancia (UNICEF), son las infecciones respiratorias agudas, las diarreas agudas, neumonías y enfermedades de la piel.
Quezada dijio a SEMlac que existen seis de 22 departamentos que conforman el país con los mayores índices de desnutrición, principalmente aquellos donde viven los descendientes mayas, que siempre han sido los más pobres entre los pobres.
Palma coincide con Quezada al indicar que la desnutrición crónica en Guatemala aparece en esas regiones durante la gestación y en los primeros dos o tres años de vida, lo que ha hecho mella en 49,3 por ciento en niños menores de cinco años.
Los habitantes indígenas, que conforman 60 por ciento de la población, solo logran agenciarse su mala alimentación durante ocho meses al año, durante las cosechas. El resto del año tienen que buscar la forma se agenciarse de alimentos.
Un estudio del Instituto de Estadísticas Nacional determinó que la comida de las regiones mayas regularmente consta de tortilla, frijol y chile, y que posiblemente una vez a la semana allí se consumen huevos y escasamente carne.
En el oriente la situación se torna más difícil, ya que la falta de lluvia ha provocado frustradas cosechas, lo que empobrece aún más a las poblaciones y aumenta los niveles de hambruna, destaca un informe de la Comisión Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED).
Pero mientras la problemática se soluciona, la mujer tiene que lidiar con la desnutrición, porque en muchas regiones no se le asocia con la pobreza; tal es el caso del oriente del país.
La investigación "Prevención de la desnutrición en el oriente. Nuevos cuidados, mismas representaciones", efectuada en ese sitio, donde se encuentra el punto álgido de la desnutrición y sequía, destaca que allí tener hijos desnutridos implica ser mala madre y mala esposa.
Pese a que a veces se admite que la falta de alimentos es uno de los motivos de la desnutrición infantil, los discursos recalcan una responsabilidad compartida con las madres.
Son ellas las que no le dan de comer a la hora, al despistarse en otros quehaceres; no preparan bien la comida o bien su leche no es competente, fueron las impresiones de la población en el informe.
Sin embargo, expertos del Instituto de Nutrición en Centroamérica y Panamá (INCAP) coinciden en señalar a SEMlac que la mujer tiene un papel fundamental en el logro de la seguridad alimentaria y nutricional en el hogar.
Mostraron estudios donde se reporta que en bajas condiciones de pobreza y nivel de educación formal, la competencia de la madre para un mejor cuidado de sus hijos está determinada, principalmente, por la autoestima y capacidad de toma de decisiones.
Pero en este país, por su situación, la mujer no puede cumplir esa función, ya que resultan bajos índices de desarrollo humano que se le asocian. Por ejemplo, el número de nacimientos: seis hijos por mujer antes de cumplir los 35 años de edad.
Aunque Guatemala dispone desde hace más de 30 años de servicios de planificación familiar, los actuales niveles de prevalencia del uso anticonceptivo, especialmente entre la población maya, se asemejan más a los niveles entre la población del África que a las que se registran en los otros países de América Latina.
El motivo fundamental es que las guatemaltecas tienen dificultades para acceder a los métodos anticonceptivos por razones económicas y culturales, en un país donde utilizar una píldora o una inyección significa, para los hombres, el engaño marital.
Además, en esta nación la mujer muere por quedar embarazada: 190 mujeres por cada 100.000 niñas y niños nacidos vivos, según los registros del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS).
A la población infantil también le va mal. El trabajo acapara a por lo menos 400.000 niñas entre siete y 14 años que no asisten a un centro educativo porque tienen labores en casa. Y solo tres de cada 10 niños van a la escuela.
Los descendientes mayas se ven más afectados, 74 de cada 100 indígenas son pobres, y 39 de cada 100 viven en condiciones de extrema pobreza, de acuerdo con un informe elaborado por el organismo internacional de los derechos humanos Human Right Watch.
El PMA señala a seis de los 22 departamentos guatemaltecos como los sitios donde existe mayor índice de desnutrición, tanto entre madres como infantes. En Sololá y Quiché, en el occidente, 76 de cada 100 habitantes, entre quichés y kaqchiqueles, padecen desnutrición crónica.
Entre los esfuerzos para paliar este flagelo, UNICEF, el PMA y el Ministerio de Salud promueven intensamente el cereal llamado "Vitacereal", un producto que contiene soya, maíz y proteínas, y busca nutrir a las mujeres embarazadas, a quienes están en período de lactancia y a niñas y niños de seis a 36 meses.
Palma señala que, además, han sugerido que las comunidades cuenten con madres consejeras, que puedan replicar los conocimientos a otras de la comunidad. Pero aún hace falta fortalecer las estructuras comunitarias para transmitir conocimientos en temas de seguridad alimentaria y nutricional.
Los niños necesitan alimentos espesos varias veces al día, ya que su estómago es pequeño y si se les alimenta con caldos y atoles no llenan sus requerimientos nutricionales. Necesitan, además, alimentos variados que les proporcionen energía, proteína, grasa, vitaminas y minerales, destaca Palma.
Mientras tanto, el gobierno implementará un plan de insumos agrícolas, bolsas pecuarias y huertos familiares para reducir la vulnerabilidad en situaciones alimentarias.
El presidente Álvaro Colom solicitó a la comunidad internacional una ayuda millonaria para paliar esta crisis. Eva Werner, la embajadora de Suecia dijo que esa solicitud será evaluada y que la primera etapa es atender el corredor seco; después vendrá la atención a la desnutrición.
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