Roberto Quesada
Rebelión
“Una nación sin elecciones libres es una nación sin voz, sin ojos y sin brazos”
Octavio Paz, mexicano, Premio Nobel de Literatura, 1990.
Leí que el escritor mexicano Carlos Fuentes dijo a la agencia Efe que las elecciones en Honduras resolverían la problemática de este país centroamericano. No pude contestar de inmediato pues el trabajo en La Resistencia es agotador, pero se hace con la convicción de buscar una Honduras mejor. No obstante, minutos antes de abandonarme a los brazos de ‘morfea’, medité un poco sobre lo vertido por este colega.
Soñé con mi abuela, Menalia Bardales, cariñosamente la llamábamos y llamaremos así, porque siempre entre nosotros estará, Mela. Allí estaba mi abuela sentada a mi lado, acariciando mi cabello (en Olanchito y muchos lugares pocos habrán tan acertados para poner apodos como mi abuela), me decía refiriéndose a Carlos Fuentes: “Dormite, no te preocupés tanto por lo que diga Tinta Tibia”. A la mañana siguiente interpreté ese apodo que mi abuela había tatuado a Carlos Fuentes, Tinta Tibia. Más acertada no pudo estar, pues si uno medita, para el caso, Mario Vargas Llosa no es tinta tibia, él era de derecha cuando era peruano, y ahora que es español es (en plural) de derechas. Gabriel García Márquez ha sido sólido, incorruptible, ha mantenido su lealtad y amistad a Fidel Castro, no, tampoco puede tachársele de tinta tibia.
En cambio, Carlos Fuentes no es de ahora sino desde siempre que ha sido Tinta Tibia, por ejemplo, cuando quiso aprovecharse de María Félix , para, como dice el profesor Juan Domingo Torres: “catapultarse a la fama”. Así nos sorprendió en Nueva York cuando se hizo presentar por Laura Esquivel, aprovechando el buen momento que pasaba la mujer (a costa del buen trabajo que hizo su ex marido Alfonso Arau por la peliculaza Como agua para chocolate, adaptación de la novela publicada en 1989), pero, como bien lo dijera el crítico hondureño Mario Gallardo: “A Laura Esquivel se le quemó el chocolate”, ya se ve que Tinta Tibia se ha alejado de ella. Así es, siempre ha andado calculando los momentos propicios para dar el zarpazo.
En Honduras existe un nuevo dicho: “El que es golpista, vuelve a serlo”. Y este es el caso de Carlos Fuentes, pues el Premio Nobel de Literatura (1990), Octavio Paz, tuvo la decencia y el valor de renunciar a su cargo de Embajador en India, repudiando los crímenes de Luis Echeverría y Gustavo Díaz Ordaz (entonces Presidente), mientras que Fuentes aceptó (o quizá hasta solicitó) la embajada en Francia (1975), no obstante que se sindica a Luis Echeverría de autor material e intelectual de la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco. Con este prontuario, ¿qué puede esterarse de Tinta Tibia, digo, Carlos Fuentes, pues que dé la bendición al golpe de Estado-Militar en Honduras o donde quiera se den como lo hizo al aceptar aquel cargo que se convirtió en el peor incidente de su vida pública. Y no se trata de nada personal, por el contrario, fui quien detuvo a alguien que lo estaba atacando a viva voz en la Universidad de Nueva York, ¿lo recuerda Tinta Tibia?
Así Tinta Tibia, Carlos Fuentes, da su gira anual por los Estados Unidos, a recoger los frutos de su tibieza: por un lado habla de la pobreza latinoamericana y las necesidades de “cambio”, pero, a su vez, idolatra a sus anfitriones y arremete contra todo aquel o aquella que aspire en Latinoamérica a un real cambio. No somos idiotas, Tinta Tibia, si no excesivamente tolerantes.
No voy a desconocer la gran calidad literaria de Carlos Fuentes, sobre todo en su primera edad, cuando escribió esa obra maestra La muerte de Artemio Cruz (1962), tampoco desconoceré sus influencias, en ese tiempo, sobre mi literatura. Lo digo porque desde hace unos años me parece más aburrido que una rosa sin espinas. Y creo que en esto no tiene nada que ver con que ya está en la tercera (¿o cuarta?) edad, si no esa avaricia intelectual que invade a tantos escritores: el creer que lo sabemos todo y podemos opinar, sin informarnos, sin fuentes, sobre todo.
No dudo que esto es lo que ha de haberle sucedido a Carlos Fuentes, Tinta Tibia, el periodista de Efe lo pescó in fraganti cuando en vez de preguntarle sobre el libro que presentaba le interrogó sobre el momento histórico que pasa Honduras. Para hacerse el “sabihondo” contestó semejante barrabasada: “Lo mejor que puede pasar es que haya elecciones libres, democráticas y que haya un nuevo presidente”.
¡Qué chochez de Tinta Tibia! Con ello valida, el ex embajador de México en Francia, los golpes de Estado; disculpa los asesinatos, la represión, la muerte. Y, a su vez, invalida las gestiones de organizaciones como la ONU y la OEA. Es seguro que Carlos Fuentes no sabe que a una ama de casa, madre de cuatro hijos, Irma Villanueva, por andar protestando por el regreso a la institucionalidad a Honduras, la violaron cuatro policías, y luego de violarla le metieron el tolete o macana en el ano. ¿Es esto lo que anda validando y justificando Carlos Fuentes?
Aparte de ese ha habido infinidad de crímenes de lesa humanidad. Es una pena que un hombre, como Carlos Fuentes, a quien la muerte le ha tocado las puertas de manera tan triste, como la de Natasha y la de Carlos Fuentes Lemus, abogue ahora por legitimar la muerte contra jóvenes que se ha dado en Honduras en este golpe de Estado. Carlos Fuentes, los latinoamericanos ya dejaron la imbecilidad a un lado, y no les convence nadie sólo porque venga con la frente llena de laureles, no se necesita las grandes agencias noticiosas, si algo se ha aprendido con este golpe militar en Honduras, es que la noticia alternativa tiene un gran lugar en nuestra sociedad y a nadie puede engañarse como antes. Allí está Rebelión.org, teleSUR, Cholusatsur.com, Clarín.cl y miles de sitios en Internet que se encargan de desmentir a individuos como usted.
Toda la saña que usted tiene es contra Hugo Chávez, y para atacar a esa estrella de Cannes, utiliza a Honduras sin importarle y sin siquiera saber lo que realmente ocurre en nuestra patria. Acuérdese, puesto que ya se lo dije en Cambio 16 de España y otras publicaciones, que cuando se dio el incidente del Cállate entre el rey el presidente Chávez “el mexicano Carlos Fuentes pegó el grito al cielo despotricando contra Chávez como si le hubiesen tocado a la mismísima Virgen de Guadalupe”. ¡Qué cosas! Usted ha vivido de la “defensa” y dignidad” del indigenismo, y por otro lado es el primero en inclinarse ante el rey (con escudo y todo) cuando un indio ataca verbalmente a su rey. Qué tristeza, Tinta Tibia.
Roberto Quesada es escritor y diplomático Hondureño.
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