República Democrática del Congo
Agencia Fides
Son los minerales del subsuelo del norte y sur de Kivu (al Este de la República Democrática del Congo) los que alimentan un conflicto que continúa después de 12 años.
Lo afirma un informe publicado recientemente por la organización Global Witness, que describe detalladamente cómo las diversas formaciones militares del área se financian depredando las riquezas de la región.
“En diversas áreas de las provincias del norte y del sur de Kivu, los grupos armados y el ejército nacional congolés controlan el comercio de la casiterita (mineral de estaño), del oro, de la columbita-tantalita (coltan), de la wolframita (de la que se saca el tungsteno) y de otros minerales” afirma un reporte titulado “Frente a un fusil, ¿qué se puede hacer?”. Entre los grupos citados en el informe están las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR), formadas por hutu ruandeses que desde hace 15 años atacan a la población congolesa pesa a los diversos esfuerzos realizado para bloquear su actividad. ¿Cómo es posible que dicho grupo, oficialmente censurado por todos, continúe activo?. A la luz de las revelaciones de Global Witness, la respuesta es clara: porque se financia con el tráfico ilícito de minerales con la complicidad de agentes internacionales.
El documento de la británica Global Witness llega después de un estudio realizado por la francesa “Ecole de Guerre Economique” (ECG), bajo la dirección de Christian Harbulot, en noviembre del 2008, titulado “La Guerre du Coltan en RDC”, en el que se ponen a la luz los intereses económicos y estratégicos de las mayores potencias mundiales para controlar el coltan, un mineral utilizado en la industria electrónica, aeroespacial y de armamentos.
“Europa y Estados Unidos son totalmente dependientes de las reservas extranjeras de coltan”, afirma un reporte de la ECG. “Si actualmente Australia o Brasil exportan en grandes cantidades, la apuesta geoestratégica de las potencias que razonan en términos de reservas, está en la República Democrática del Congo. En efecto, el coltan de la región del Kivu representa entre el 60% y el 80% de las reservas mundiales de tantalio (metal extraído del coltan). Lo que está en juego para estos Estados dotados de sistemas de defensa y de alta tecnología es que el coltan, además de su potencial económico efectivo, es estratégico, en cuanto que el tantalio es indispensable para la industria aeronáutica, aeroespacial y de defensa”, afirma el documento que cita también un informe del Pentágono en el que se reconoce que “diversas aplicaciones del tantalio tiene que ver, directa o indirectamente, con la defensa”.
Del análisis de los informes de los dos grupos de investigación se concluye que la guerra en las dos Kivu, con frecuencia catalogada como “étnica”, se enmarca en un conflicto mucho más vasto que tiene implicaciones económicas y estratégicas que van mucho más allá del Congo y de la misma África. Los diversos movimientos de guerrilla y los ejércitos que actúan en las dos provincias congolesas se disputan el control de los yacimientos minerales. Detrás están algunos Estados africanos, utilizados para exportar minerales ilícitamente sustraídos a los congoleses, así como algunas multinacionales mineras y diversas potencias que, como hemos afirmado, dependen del coltan y de otros minerales estratégicos del área.
Los misioneros y ONGs que operan en el área desde hace años denuncian esta situación. Y constituye un bien el que grupos de análisis independientes, en Europa y en los Estados Unidos, sindiquen a los responsables de esta situación. Continuar hablando de guerra “étnica” o “tribal” significa hacerse cómplice de quien pretende continuar explotando impunemente esta región afectando gravemente a sus habitantes. Entre los crímenes cometidos por grupos armados de la región están los estupros masivos (cientos de miles de casos), utilizados deliberadamente para sembrar el terror en la población local y obligarla a la fuga, para así dejar el campo libre a los depredadores de las riquezas congolesas.
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