La pobreza extrema se ha reducido
Joana García Grenzner
Diagonal
Desde 2001 el Banco de Desarrollo de la Mujer (Banmujer) ha concedido más de 95.000 créditos a grupos y cooperativas de mujeres para paliar el desempleo femenino.
Banmujer ha creado más de 416.000 empleos con una filosofía totalmente horizontal. Las mujeres se agrupan en unidades o cooperativas de dos a nueve usuarias y se les da un crédito a devolver en cuatro años: 5.000 bolívares fuertes por cada integrante y 50.000 a la cooperativa, con un 6% de interés anual. “Cuando lo cancelan pueden pedir otro mayor. La idea es que inicien proyectos por sí mismas. También pueden solicitar talleres de formación según la necesidad”, explica Yohana, promotora de estos proyectos en el Distrito Capital, donde, en cada barrio, se conceden entre 300 y 400 créditos. Las usuarias se agrupan en 195 redes que abarcan todo el país. Yedilma, maestra jubilada, montó una tras contactar con Banmujer en el consejo comunal: “junté a 27 personas interesadas, en mi grupo éramos cinco. La red se reúne en mi local”.
En estos diez años ha habido mejoras: la actividad laboral femenina ha aumentado un 10%, situándose en un 50% de las venezolanas en edad de trabajar (casi cinco millones), y el desempleo ha bajado del 9% al 8%. La pobreza extrema, que afecta especialmente a las mujeres, se ha reducido espectacularmente: del 42,5% de la población venezolana en 1996 al 9,5% en 2007. La Misión Madres del Barrio de Inamujer, iniciada en 2006, ha contribuido a ello asignando pensiones temporales del 60% al 80% del salario mínimo y capacitando profesionalmente a más de 100.000 madres en situación de extrema pobreza. Eso sí, casi tres millones de mujeres siguen dedicadas a “quehaceres del hogar”.
El apoyo mutuo intenta revertir la creciente precarización del empleo y el aumento del desempleo femenino desde mediados de los ‘90. Aunque algunos proyectos de Banmujer dan cabida a los hombres, explica Mirla, que también está en una cooperativa, se trata de “darle un empujoncito a las mujeres, porque muchas no tenemos la oportunidad de trabajar en una empresa. En otro banco no sería posible, te cobran, exigen...”. Pero más allá de invertir tendencias, los créditos de Banmujer transforman proyectos de vida. María Marta montó una cooperativa de costura y empezó a estudiar administración. “Cambia mucho tu vida pero es cuestión de organizarte. A veces mi hijo me lee mientras coso y mi hija me pasa a limpio los trabajos. Mi marido se va adaptando, sabe que tengo que participar. Es un cambio radical verme salir casi todos los días”.
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